DOS HERMANAS, UN ALFA romance Capítulo 47

CAPITULO 46

Aurora ayuda a Rogelio junto con Romeo, se preocupan al ver que el hombre se desmayo y que tuvo aquella jaqueca.

— Prefiero ir a mi recamara — sonríe intentando fingir que nada malo sucedió y que este desmayo solo fue una coincidencia.

Sin embargo, el siente que el nombre de Inés le ha dejado un hueco en el pecho, como si la conociera de toda la vida, y eso le causa pavor, ese que solo causa lo desconocido.

Aurora no le da mucha importancia a lo que sucedió, pero si al evento que pasa en la manada Alba, no entiende en que momento está verdad se abrió frente a sus ojos.

—¿Que vas a hacer? Sabes que cuentas con mi apoyo — Romeo la toma de la mano, quiere demostrarle que están juntos en esto y que él será ese sostén que olvidó ser anteriormente y que se juro a si mismo volver a ser.

Ella le da un beso en la boca, esas palabras son significativas para ella, pero no sabe que hacer, regresar a la manada Alba en este momento sería ocasionar más problemas, pero tampoco quiere dejar sola a Inés que ha Sido todo para ella, la madre que siempre quiso tener.

Decide escribirle una carta, quiere evitar a toda costa encontrarse con Víctor y Florencia, los dos ya le habían ocasionado mucho daño, y sentía que estar cerca de ellos era perder la posibilidad de buscar su felicidad con Romeo.

Al subir a la habitación, Romeo besa el cuello de su esposa, Aurora quiere relajarse y le desabotona la camisa mientras baja sus besos por los pectorales del Alfa.

Romeo le da una caricia en la mejilla.

— Yo sé que esto es muy pronto para ti, te deseo pero se esperar — el no quiere que ella se sienta presionada a estar con el, solo necesitaba saber que ella lo amaba.

Aurora toma un poco de aire por la nariz

— Es Pronto, cuando pueda verte sin sentir una mínima gota de rabia o de frustración sabré que soy tuya de nuevo — suspira.

Los dos se abrazan en la cama, Aurora duerme en los brazos de Romeo sintiendo la protección que dejó de sentir antes.

El por su parte acaricia la cabeza de Aurora, observa su rostro, la tranquilidad que le regala a su vida, la ama y sabe que superarán está prueba.

Pasa un mes....

Florencia ha quedado embarazada de Victor, la mujer ha querido recuperar su matrimonio, pero no lo ha logrado, su embarazo es lo único que tiene, el no olvida a su hermana.

Esto la pone en un terrible conflicto, no quiere que un bastardo como el hijo de su hermana, que le recuerda todo el tiempo que ella se ganó el corazón de Romeo se quede con lo que el trono que merece el verdadero heredero.

Pero después de un mes, Victor está encantado con Lucius, quiere educarlo para que sea el mejor Alfa.

Inés prepara la boda sin mucho ánimo, Armando queria casarse de inmediato para tenerla, pero ella ha inventado mil excusas para aplazar el evento, en especial por la incredulidad de la gente, que acata la orden del concejo pero no la entiende.

— Tienes que ser mía — el intenta tomarla a la fuerza en varias oportunidades, pero Inés le rechaza, quiere escapar, prefiere ser una loba desterrada a someterse a la voluntad del lobo que se encargó de destruir su vida.

Su única preocupación sigue siendo Aurora, sabe que su hija nunca tomara a bien lo que sucede, que para ella descubrir esa verdad sería otro golpe difícil de procesar.

Isabela se recupera después de dar a luz, Aurora le ayuda con el cuidado del bebe un rato para que ella pueda caminar y despejar la mente.

Ya sabe que en un par de horas, al llegar la luna llena Darío se casara, anuncio el compromiso con Keila, una loba joven y bella, pero sus ojos notan que no la ama.

Decide buscarlo en su habitación, necesita aprovechar los pocos minutos que tiene sin supervisión.

— No te cases — le suplica con la voz quebrada y arrodillándose en el suelo, lo ama y no puede vivir sin Darío.

— Lo siento, necesito sacarte de mi cabeza, se perfectamente que eres la concubina de mi amigo, que le diste un hijo, tengo que serle fiel al Alfa — Darío se siente en conflicto, le sucedió con Aurora y ahora con Isabela, no quiere defraudar a su amigo.

Isabela lo besa, no quiere que se case, perderlo es aceptar que su madre ha ganado.

Darío no se resiste es imposible hacerlo, la ama con la misma intensidad, los dos caen en la cama y la ropa sale de sus cuerpos con celeridad lanzada por el aire.

Ella acomoda sus piernas y las entrelaza en la cadera de Dario, este gruñe, mientras entra y sale de ella, observa el cuerpo de Isabela que se mueve al Vaivén de sus embestidas, observar su rostro y pecho sonrojado por la lujuria, observar su cabello despeinado mientras la cama rechina y ella gime suavemente pidiendo no parar, es lo único que necesita para sentirse completo y aullar.

Darío toma la mano de su novia, Keila mientras un anciano empieza el ritual, el beta de Romeo, ese lobo incondicional gira su mirada, Isabela fue obligada por su madre a asistir a esta ceremonia solo para torturarla, Darío siente que le quema el alma ver las lágrimas de Isabela.

— Un momento por favor — Darío se disculpa con Keila que se siente anonadada.

Isabela se levanta y a pesar que Noelia la jala del brazo, está se libera del yugo opresor de su madre, y se acerca a Darío, si el dió el primer paso ella dará el segundo.

— Romeo, yo amo a Isabela, esa es la verdad y quiero que ella sea mi esposa — Darío observa a su amigo que lo ve sorprendido.

Keila la novia sale corriendo sintiéndose humillada.

Aurora toma la mano de Romeo — Debes darle la libertad — ella le pide con una sonrisa que le demuestre ese ser bondadoso que ella conoce.

Romeo está a punto de hacerlo pero Noelia no lo va a permitir, no puede perder todo y ver como el Beta sale triunfador.

— Quítale a la niña mi señor, mi nieta tiene tu sangre y te pido que me permitas educarla — Noelia quiere cuidar de la niña y los ancianos están de acuerdo.

Isabela sabe lo que sucederá, no quiere que su hija padezca su mismo dolor y cometerá el peor error de su vida.

— Ella no es hija del Alfa, es hija de Dario —.

Todos abren los ojos, Isabela acaba de confesar ante todos que engaño al Alfa, Romeo debe desterrarla y los lobos de su manada se lo gritan, a pesar que Aurora le suplica que no.

— No lo hagas, Te reto a un duelo, si pierdo estará cobrado el engaño y me iré desterrado con Isabela y mi hija de la manada de sobrevivir a el duelo, y si yo gano, Isabela se quedara con mi hija en la manada, se que te falle y debo irme en cualquier caso— Romeo sabe que un duelo es la única manera de evitar que Isabela pague las consecuencias de un destierro.

— Está no es la manera — Aurora interviene pero los gritos de los machos lobos quieren ver sangre, un duelo es la única manera de limpiar el honor del Alfa.

— Acepto el dueño — Romeo le da la mano a su amigo.

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