'Dímelo todo otra vez, repítelo', gruñó Dave con impaciencia mientras Ben terminaba de cumplir sus órdenes y planificaba otras acciones.
Ben tuvo una eficiencia increíble, ya que se conectó con los miembros de su propia manada y, a la vez, hizo llamadas telefónicas por toda la ciudad para pedir favores a sus aliados, en un empeño por recopilar más información.
La desaparición de Amaris era un problema mayúsculo, y Dave, en cierto modo, se culpaba por su desaparición. Si hubiera podido controlar a su lobo un poco más, tal vez ella no se habría ido hoy con tanta prisa. Quizá todo se podría haber evitado.
Minerva, impaciente, puso los ojos en blanco mientras caminaba de un lado a otro. Le lanzó una mirada fulminante, capaz de convertirlo en una estatua de sal.
'Escucha, bolita de terciopelo. Te agradezco que trates de ser razonable y de intentar hallar pistas en mi breve interacción con ella mientras se la llevaban, pero, por mucho que yo cuente lo que aconteció, los pormenores de ese pequeño diálogo no van a cambiar'.
Dave gruño, irritado por su actitud hacia él. Ella se comportaba como si él no estuviera tratando de encontrar una solución. Amaris era su luna y le pertenecía en todo el sentido de la palabra; era su deber protegerla.
Dos veces en un día pareció no cumplir con lo que se esperaba de un alfa, y de él como pareja. El hecho de haber sido unidos como pareja no cambió sus obligaciones dentro de la relación. Ni las de Amaris.
Su mal genio hizo a Minerva bufar y mirarlo con el entrecejo fruncido, en actitud desafiante.
'Te sugiero que te calmes, pequeño alfa'. Emitió una suerte de ronroneo de manera amenazadora y, al mismo tiempo, el lobo de Dave le gruñó debido al tono que ella usó. 'Vine en cuanto agoté todos mis recursos, que no son tantos, por ser un híbrido abandonado, ¿me explico?'.
'¿Tu padre no tiene ningún indicio? ¿Puede ofrecerte alguna ayuda?', soltó Dave sin pensar, pasándose las manos por el cabello y embargado por la frustración al tiempo que caminaba hacia adelante y hacia atrás.
'¡Qué interesante tu pregunta! Amaris y yo habíamos acordado vernos y tomarnos un café, y fui a ver a mi padre justo antes de ese encuentro, por eso fue que llegué un poco tarde. Él está hecho un azacán en este momento, ya sabes, comportándose como todo un señor demonio. Hay una pila de mi*rda en su reino, particularmente con un par de facciones rivales de demonios, más pequeñas, que luchan por hacerse de pedazos de tierra allí, pero eso ahora es irrelevante', dijo moviendo el dedo de un lado a otro mientras reflexionaba.
Minerva se detuvo cuando notó que la mirada amistosa de Ben se había convertido en una de desconfianza, y que miraba a su alfa en busca de sosiego.
'Oh, por el amor de Dios, chico beta, ¿en serio? Soy la mejor amiga de Amaris desde que éramos niñas y ahora ¿cuestionas mis motivos por que mi origen ha sido en parte divulgado?'. Minerva resopló cuando Ben le frunció el ceño.
'No sería la primera vez que un engendro demoníaco deja pasar el tiempo, a ver qué pasa, para después causar estragos…'.
'Oh, vete a chupar p*ne, pequeña bola de pelos. Tal vez con eso se afloje el que tienes atascado en el c*lo'. Minerva bufo y mostró sus pequeños colmillos mientras le gruñía. Estaba que ardía, con los ojos rojos.
'Ben, basta. Responderé por ella con mi vida si es necesario. Abdica de esa manera de pensar'. La orden de Dave fue firme, dejando a Ben sin otra opción que asentir con la cabeza y continuar su trabajo con expresión hosca.
A pesar del tiempo que llevaban trabajando juntos, y de su gran proximidad, si desafiaba una orden directa de su alfa, pondría en peligro su posición. Por ahora, se mantendría en silencio y vería dónde los llevaría esta mestiza.
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