El Alpha Millonario © romance Capítulo 42

Capítulo cuarenta y uno

Pov Sara

Sus caras de pánico.

De esas caras nunca me voy a olvidar y menos de como las brujas le rogaban a Wade tratando de pedirle un momento para decir su explicación.

Si no lo hizo conmigo, menos con ellas.

Abro los ojos y me encuentro con la triste realidad, tengo dos semanas de estar en el hospital siendo examinada.

No negaré que el olor a hospital me agrada, pero hace mucho frío. Desvío la mirada a mi abdomen y siento algo extraño en el, junto mis cejas y veo hacia el doctor que me está atendiendo —¿Doctor cuáles son los resultados de todos mis exámenes finales? —suspira y me entrega los resultados de los análisis, frunzo el ceño.

Hospital Regional Melissa Matos

Correspondiente a el doctor:

Elías Uranda

Nombre de la paciente: Sara Poezyn

Prueba inmunológica de Embarazo

Positivo

Dejo que el papel caiga y toco mi vientre.

¿Cómo?

¿Hay una personita dentro de mí?

Estoy asustada. ¿Cómo daré parto? ¿cómo estará? ¿cómo será? ¿seré una buena madre? ¿y si estoy muy joven? ¿y si muero? cierro mis ojos dejándome llevar por la angustia.

A mi mente llegan todas las veces que me violaron y mi piel se eriza instantáneamente.

No de uno de ellos, no por favor.

Veo al doctor, lo tomo de su bata y lo atraigo hacia mí —Dígame cuanto tiempo tengo, dígame —exijo y el vuelve a recoger la prueba.

—Usted tiene cuatro semanas de embarazo y cinco días para ser exacto —suspiro relajandome, eso quiere decir que es, es de él.

Wade tendrá un heredero.

Tocan la puerta y la mitad de su gran cuerpo se asoma por la puerta —Hola—su rostro parece demacrado y fuera de sí, como si hubiese peleado por días con alguien, sonríe débilmente y entra. El doctor abandona el cuarto y él cierra la puerta.

Baja la mirada y llega hasta mí, trata de tomar mi mano, pero lo impido —¿Qué desea, Señor Wade? —suspira y se aleja dos pasos de mí.

—Como tú Alpha te quiero pedir disculpas por no escuchar tus explicaciones antes de encerrarte en el calabozo. La irá me consumió y no pude detenerla, pero el saber que la Señora Serafina Monterrey de Dhall y Natalia Gaitán fueron cómplices de un maltrato y próximo homicidio, también se acusa a la señora Serafina de infidelidad y a la señora Natalia de ninfómana, por lo tanto, tú decidirás sus futuros, y si hay algo que pudiera hacer, me lo dices —mira mis ojos con esa mirada de seriedad tan característica de él.

Sonrío mentalmente. Puedo hacer lo que quiera con las brujas, eso me gusta.

—Quiero que sean maltratada como yo, quiero que todos los días vayan hombres a violarlas y golpearlas, que le den un pan viejo día por día y que lo único de tomar sea agua, que las torturen, quiero que sufran lo mismo que yo antes de ser decapitadas —asiente y recuerdo esos brazos suaves —En la celda del frente donde yo estaba hay una anciana, no sé porque la encerraste, pero quiero que la saques de ahí y le des un hogar. Ella se merece lo mejor, pero antes quiero que la traigas aquí —se acerca a mí.

—Ahora, como Wade, como tu mate. Te pido que por favor me perdones, sé que lo que hice es imperdonable y más cuando no te escuché, te maltrate, te golpeé, te herí sabiendo que ninguno de los dos es perfecto y más aún rompí tu corazón en pedazos que no se arreglaran solos. Por eso te pido que me disculpes y tengo la certeza de que no lo harás, pero yo igual te lo quería decir —sonríe con lastima y camina directo a la puerta.

Mis ojos observan su ancha espalda y me debato en sí decirle o no. La verdad es que no se merece estar cerca mío, la verdad es que sé que lo odio, la verdad es que ni una disculpa debo aceptar, pero él tiene derecho a saberlo.

Aprieto mi mandíbula y suspiro profundo—Oye, tengo algo que decirte —voltea hacia mí—estoy embarazada.

—Ya yo lo sabía —junto mis cejas— cuando el guardia te golpeó la cabeza mande al doctor a revisarte y me lo confirmó—llega hasta mí otra vez—adiós —intenta tocar mi rostro y me aparto velozmente de su mano, quito mi mirada de la suya y lo escucho dar un largo suspiro, miro por el rabillo de ojo como se da la vuelta y vuelvo a mi posición inicial.

Sus ojos buscan los míos antes de salir, me da una rápida mirada y cierra la puerta dejando ese leve olor a lavanda en la habitación.

Cierro mis ojos. No Sara, no —¡SARA! MI AMOR, HASTA AHORA NOS DEJAN VERTE, HE ESTADO MUY PREOCUPADA POR TI, ¿QUÉ TE HIZO EL IDIOTA DE WADE? CUÉNTALE A MAMÁ —sonrío, me hacia falta tanta efusividad.

—Elizabeth, yo estoy bien y el idiota del Alpha no me hizo nada, solo me pidió disculpas —aplasta mis mejillas con sus dos manos y me examina.

—Segura, te veo más pálida.

Ruedo los ojos—Madre yo soy así —veo a Matías recostado del marco de la puerta y extiendo mi mano.

—Ven Matías, acércate—tomo la mano de mi madre junto con la de él y la pongo en mi abdomen.

Sus ojos se agrandan y dejan de respirar por un momento —Estás embarazada—hablan al unísono.

Asiento —De cuatro semanas y cinco días. Serán abuelos—sonrío grandemente.

—Tú madre es biológica, pero yo soy adoptado así que no creo que sea abuelo—aprieto su mano.

—Yo te considero mi padre—hago una mueca con mis labios y alzó una de mis cejas — de buena manera, pero con que te diga esto no quiere decir que te llame papá o cosas así por el estilo, ni a mi madre la llamo mamá, estoy acostumbrada a llamarla Elizabeth —mi madre llega a su lado y lo abraza desde atrás pasando sus manos por su cintura.

—Mi pequeña ha crecido—la miro incrédula.

—Elizabeth, siempre he sido grande. Después de todo, ¿cuándo salgo del hospital? —ella alza su cartera gigante y saca un vestido blanco corto, revisa el fondo de su cartera y me extiende unas sandalias.

—Señora, debe cerrar la puerta después de entrar—una doctora cierra la puerta detrás de ella—El señor Wade Dhall ha pagado todos los gastos de la paciente y ya vengo a darle de alta, si es posible que salgan un momento ya que la revisaré—mi madre deja la ropa encima mía, mira de arriba a abajo a la doctora y con mala cara sale de la habitación.

Así que el Ricachón pago todo, eh.

La culpa lo debe estar carcomiendo.

Suspiro y dirijo la mirada a los movimientos de mi examinadora —Disculpe la mirada de mi madre, apenas me ve hoy y está algo sentimental.

—Eso no interesa, estoy acostumbrada a ese tipo y peores —sonríe—parece que todo está bien, te ayudaré a vestirte para que salgas de este horrible lugar —me levanta.

—Yo no lo consideraría horrible, pero ya quiero ver la luz del día —quita la bata que traigo puesta y veo mi vientre.

—¿Primeriza? —asiento—Es normal que tengas miedo, todas lo tenemos, pero cuando lo veas nacer y crecer será fantástico.

Sonrío —Gracias por el consejo—me coloca el vestido y tomo asiento en la cama, coloca mis zapatos y me jala suavemente para levantarme.

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