El Alpha Millonario © romance Capítulo 44

Capítulo cuarenta y tres

Un mes después...

Todo a ocurrido con normalidad en la mansión día tras día y yo por mi parte me he mantenido al margen con todo lo que ha sucedido en los medios locales e internacionales.

El teléfono de la oficina suena y escucho a Sofia hablar —Señorita Sara, los inversionistas están en la sala de juntas, todo está preparado, puede bajar—cuelgo y me levanto de la enorme silla giratoria, mi aspecto general es de un vestido negro holgado y bailarinas blancas de correa al tobillo.

Es lo más cómodo que puedo usar.

Coloco la silla en su lugar y camino hasta la puerta, giro para ver que no se me quede nada y cierro. Sofia me espera a un lado del elevador y entramos, las puertas se cierran y ella toca la planta número siete.

—Señorita, todos y cada uno de ellos son sumamente importantes para la empresa, no podemos perder ninguno —su voz está cargada de nerviosismo—¿Cómo está el señor Wade? —giro mi cabeza hacia ella.

—Está en recuperación, no te preocupes, él volverá.

El ascensor se detiene y nos da el paso hasta la puerta de juntas —Me alegra que el jefe este mejor, gracias por cuidarlo —asiento y entro ignorando parte de sus palabras.

Todos los hombres sentados me voltean a ver y trago grueso, camino hasta la punta y coloco mis manos sobre la mesa —Buenos días. Hoy están aquí por que cada uno quiere saber sobre el estado en el que se encuentra el señor Wade Dhall y sobre sus acciones en las compañías —me detengo a mirar sus caras y prosigo —El empresario, dueño de Dhall Holdings, está en recuperación prácticamente estable a un cincuenta porciento, cuando este bien en su totalidad podrá regresar a sus labores.

Un inversionista levanta la mano y le sedo la palabra —Queremos saber sobre como va la compañía, si sus ingresos han bajado o hemos ganado —se cruza de brazos.

—Queremos respuestas —todos empiezan a murmurar debido a mi silencio.

Mi respirar se vuelve agitado y todo a mi al rededor se vuelve borroso, meto mi mano por debajo de la mesa y toco el botón de emergencia.

Lo último que veo es como Sofía entra con Andrews y toda la seguridad del piso.

...

Despierto y me encuentro en el cuarto de Emilie.

Junto mis cejas, ¿Yo no estaba en la empresa?

Giro mi cabeza y veo a Yoshua acostado a mi lado, su pelaje es casi escaso, pero ya no tiene las enormes manchas rojas como al principio.

Lauryn, habla con Yoshua.

Es una orden.

Su semblante cambia y gruñe repentinamente.

No quiere, está adolorido por moverse de la habitación de Wade a esta.

Y acaso yo tengo la culpa.*

—Señorita, ya despertó. El doctor mando a que se tomará estas pastillas —una de las chicas me enseña un enorme frasco de pastillas. Lo agarro y leo la portada: suplemento de hierro.

—¿Y esto cómo por qué o qué?

—El doctor no nos dijo nada a nosotras, solo a mi tía —me levanto y saco una pastilla, agarro el vaso de agua que ella me da y me tomo la pastilla.

—Nana está en la cocina, ¿cierto? —asiente y salgo de la habitación con ella detrás de mí. Los pasillos están silenciosos y oscuros, veo las escaleras y a su lado una silueta que se desvanece poco a poco mientras más rápido camino hacia ella.

—Señorita, ¿qué pasa? —junto mis cejas.

Parecía tan real... Nada mas falta que ahora vea cosas donde no las hay.

Niego —Nada—cambio el tema de conversación y giro mi cabeza al ascensor. No lo he usado—¿Podemos? —lo señalo y ella corre hasta el.

—Claro, por qué no—el ascensor abre sus puertas y ella me hace una reverencia —por favor, mi patrona—sonrío.

Entro en la caja y veo las luces alumbrando cada rincón, me agarro de la baranda de seguridad y se cierran las puertas, un pequeño cosquilleo se instala en mi cuerpo, cierro mis ojos y rápidamente se me eriza la piel —¿Ya? —se emite un pitido y abro mis ojos.

Fuera puedo ver como toda la nueva gente de limpieza hace su labor de aquí para allá, el sol ni siquiera ha salido.

¿Cuánto dormí?

Una a una se detienen para verme, dejan lo que están haciendo y me rodean.

—¿Señorita, desea su desayuno en la cama? —una da un paso hacia mí.

Otra me toma de los hombros—¿Le preparo el baño?

—¿Tiene frío? ¿Subo la temperatura de la mansión? —otra me jala la camisa.

—¿Tomó las medicinas? —es lo último que escucho antes de que mi cabeza empiece a dar vueltas.

¿Por qué Wade contrato tantas lobas para cuidarme?

Y ¿yo por qué acepté?

—Dejen a la Luna tranquila, no ven que ella esta embarazada y no puede hacer muchas cosas o tomar tantas decisiones a la vez. No la presionen—escucho la voz de Nana y a mi nariz llega un fuerte olor a alcohol que me hace reaccionar rápidamente.

Me sujeto a ella y le indico la cocina, doy cortos pasos y todas vuelven a hacer lo que antes hacían. Entramos y todo el ruido queda detrás de la puerta.

Camino hasta la isla y tomo asiento —¿Me dirá que es lo que me pasa? ¿Por qué me desmayo así de la nada? —agarra el puente de su nariz y suspira.

Camina a la estufa —El doctor no me dio muy buenas noticias —mi respiración se vuelve irregular y un enorme nudo e intriga se forma en mi garganta. Gira —al tú ser una demonio con sangre humana y Wade un lobo, un Alpha; las cosas se complican, llevas a un híbrido en tu vientre y según lo que me dijo, los híbridos crecen muy rápido, es tanto esto que ya tienes cinco meses de embarazo, cada dos semanas es un mes y con forme pasen los días estarás más y más mala por la cantidad de energía que el bebé te robará, también—calla por un momento, mis ojos buscan los suyos, pero su rostro mira hacia la ventana.

—Y bien, ¿qué?

—Tú puedes llegar a morir, el doctor teme por tu vida y la del Alpha —todo lo cuenta con una amargura en su voz, toco mi vientre algo abultado—lo mejor será un abor...—no la dejo terminar y me levanto de la silla haciendo que me de un fuerte mareo.

—Un aborto no es la mejor solución. Yo tendré a mi hijo les guste o no y ahora mismo se lo diré a Wade —empujo la puerta y camino hasta el ascensor, toco el botón desesperada y me detengo en el tercer piso, salgo y camino directo al cuarto de Emilie.

Estrello la puerta y veo a Yoshua de pie, sus ojos me escanean tratando de descifrar mis emociones y me señala la cama.

Sara, acuéstate.]

—Ahora soy Sara, verdad, pues no, ahora no. ESTOY HARTA —tiro de mi cabello.

Sara, cálmate.]

—NO QUIERO CALMARME Y AHORA ME VAS A ESCUCHAR —lo señalo y frunzo mis cejas —En primer lugar, tú me hiciste daño, me heriste de la peor forma, me maltrataste y aún así yo sigo aquí de tonta tratando de ayudar, porque no soy como tú; luego, yo tengo que dirigir la empresa por que al niño se le ocurre la fantástica idea de matarse por lo que había hecho.

Sara.]

—Sara nada. Cada día tengo detrás de mí a cientos de periodistas y paparazis que me enojan por esa tomadera de fotos. Aparte no he terminado mi instituto y ya no creo que lo pase y eso quedará marcado por siempre en mi expediente.

Sara.]

—Para que ahora me venga a decir nana que tengo riesgos de morir por mi embarazo y que lo mejor será abortar porque TÚ—lo señalo— puedes morir, es el colmo.

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