El clímax de un millonario romance Capítulo 33

Capítulo 3

Me sorprendió que todo estuviera detalladamente preparado.

Si bien mi posición en el trabajo es la limpieza de cada una de las habitaciones junto a mi equipo de compañera era imposible no sentirse extraña viendo como cada mesero ofreciéndonos una copa de champagne o bocadillos.

Estaba en uno de los salones más grandes de todo el hotel en donde se realizaban grandes fiestas a un costo inalcanzable. Pero los turistas pagaban y los empresarios también el costo que sea ya que, era un sitio en donde la elegancia estaba en cada rincón. Por algo poseía cinco estrellas.

—Y nosotras con estos trapos horribles puestos —se queja Amelia echándole un vistazo a su ropa con gran disgusto —. Si sabía que así iba a conocer a Tom Voelklein mejor me quedaba en casa o me encerraba en el baño hasta que la reunión finalizara.

Nuestro uniforme era una falda tubo que pasaba las rodillas y una camisa de mangas largas y unos zapatos negros de taco bajo. El atuendo era gris y teníamos una placa a la altura del corazón con nuestro nombre. A bajo de este decía “limpieza”.

Nuestro cabello tenía que estar siempre recogido en un moño, cosa que yo no respetaba cada vez que tenía la oportunidad.

—No es tan malo. Nos vemos bonitas y elegantes —la animo al ver que está demasiado tensa al igual que la mayoría de los empleados —. Quizás cuando el señor Voelklein junior te vea tenga fantasías sexuales con el uniforme que llevas puesto —la codeo y ella me mira con una sonrisa pícara.

—¿Tú crees?

—Si te casas con él procura convencerlo para que me haga la jefa de los empleados de limpieza ¿hecho?

—Hecho.

Las puertas principales del salón se abren de par en par y todos los empleados enmudecemos casi la unisonó. El silencio predomina en el sitio en cuanto Matt Voelklein aparece vestido con un traje azul impecable y un rostro de pocos amigos. Supongo para mantener la seriedad del asunto.

Aprieto la copa un poco más de la cuenta al ver que está acompañado de alguien a quien he visto la noche anterior. Está de traje al igual que Matt, pero este es largo y oscuro. Lo tiene desabrochado, permitiendo ver su camisa blanca abotonada.

Tiene el semblante frio y todo signo de alegría se ha esfumado de su rostro al ver el imperio que ahora le correspondería a él.

Sus ojos claros, inexpresivos, recorren el sitio como si lo viera por primera vez. Como si estuviera ante la más grande responsabilidad.

Es igual de alto que su padre y tan jovial como él.

Se posicionan frente a los empleados con una postura fría e intimidante. Dos hombres cuya perfección en sus rostros podrían estremecer a cualquiera.

Mi corazón late con fuerza al darme cuenta que el hijo de Matt Voelklein es el hombre que conocí en el bar de Nate. Trago con dificultad, rogando que no me vea entre todos los empleados.

—Buenas tardes a todos —alza la voz el señor Voelklein —. Los he reunido a todos para presentarles al nuevo dueño de hotel...

Dejo de oír el inicio del discurso al ver que Tom Voelklein me ha encontrado ante toda la multitud luego de analizar cada rostro hasta toparse con el mío. Veo una sorpresa disimulada en sus ojos para no llamar la atención de nadie.

Aprieto los labios sintiendo como mis mejillas aumentan su temperatura de una forma brusca.

Levanta la barbilla y cada tanto le echa un vistazo al sitio mientras oímos el discurso de presentación al nuevo dueño del hotel. Cada tanto vuelve a echarme un vistazo.

Tiene una mirada tan penetrante que mis muslos, de forma automática se pegan un instante. Comienzo a sentir un calor extraño que nace por debajo de mi vientre, uno que incita al deseo en una situación muy poco común.

Mis labios se separan poco a poco dejando soltar el aliento que no sabía que estaba conteniendo. El joven Voelklein me mira como si estuviese leyendo mis pensamientos. El verde de su mirada y seriedad me estremece.

No entiendo qué está pasando y tampoco sé si me gusta que eso ocurra en un momento como aquel.

—Voy al baño. No me encuentro bien —le aviso a Amelia con un hilo de voz sin romper contacto con Tom Voelklein.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar