El despertar del Dragón romance Capítulo 163

Mario dio media vuelta y salió corriendo del despacho de Raymundo.

Volvió a su despacho de mal humor. Cuando vio que Hilda seguía esperándole, se le pasó por la cabeza un pensamiento astuto.

Sin embargo, la expresión furiosa de Mario asustó a Hilda.

Se acercó a ella y le preguntó:

—¿Pensaste en mi propuesta? Te digo que, si aceptas mi petición, te juro que firmaremos un acuerdo con tu empresa.

Mario se aprovechaba de su conocimiento de la situación, ya que sabía que Compañía Sentimientos Químicos había conseguido el acuerdo.

Hilda suplicó:

—Mario, ¿podrías pedir otra cosa?

Burlándose, Mario respondió:

—¿Pedir otra cosa? ¿Tienes idea de cuánto vale ese contrato? Podrías nadar en la comisión obtenida por conseguir ese contrato. ¡Incluso podrías comprar una casa con ese dinero! No es descabellado que pases una noche conmigo a cambio de tales riquezas, ¿verdad? Si yo tuviera esa cantidad de dinero...

Hilda se sonrojó hasta la raíz del cabello, mordiéndose el labio con frustración. Su mirada preocupada no hizo más que aumentar el deseo de Mario por ella.

Finalmente, cedió con un movimiento de cabeza.

—Bien, acepto tus peticiones. Pero solo después de que el contrato esté debidamente firmado.

—Por supuesto. Primero firmaremos el contrato. —Él sonrió con crueldad y continuó—: Reservaré una habitación para esta noche. Espera mi llamada. Prepárate para dar un espectáculo.

Asqueada, Hilda se dio la vuelta y huyó de su despacho.

Apenas había salido del despacho de Mario cuando se topó con Jaime, que bajaba un tramo de escaleras cercano.

—Jaime.

Hilda no tenía ni idea de que Jaime llegaría tan pronto a Corporación Químicos Cósmicos.

Su aparición le sorprendió y le preguntó:

—Hilda, ¿qué haces aquí?

«Le dije que no tenía que venir. No puedo creer que se haya escabullido aquí sola».

—Vine a pedirle ayuda a un ex compañero de clase. Pensé que sería beneficioso para tu negociación —explicó. Al ver el contrato en las manos de Jaime, tartamudeó sorprendida—: Jaime, ¿ya firmaste el contrato?

Asintiendo con la cabeza, Hilda explicó:

—Sí. Se llama Mario Fuentes y es administrador de la oficina de su empresa.

—¿Él? —Jaime frunció las cejas al instante.

—¿Lo conoces? —Su respuesta dejó perpleja a Hilda.

Jaime replicó:

—¡Ese mismo Mario estaba intentando por todos los medios impedir que firmáramos un acuerdo con Corporación Químicos Cósmicos hace unos minutos!

Su explicación hizo que la ira de Hilda se disparara.

«¡Mario me estuvo mintiendo todo este tiempo! No puedo creer que haya accedido estúpidamente a sus asquerosas peticiones. Estoy tan molesta que voy a matarlo».

La suerte quiso que Mario saliera entonces de su despacho. Cuando vio a Hilda de pie con Jaime y Raymundo, sintió que estaba en problemas. Sin más, corrió de inmediato hacia la salida.

—¡Mario, cabr*n! ¿Cómo te atreves a mentirme?

Hilda lo persiguió, gritándole improperios con todas sus fuerzas.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El despertar del Dragón