El Heredero romance Capítulo 17

Diego tenía una sensación rara a Hilda.

Aunque era hermosa con un temperamento excelente.

Sin embargo, sus cualidades de odiar a los pobres y amar a los ricos, le hicieron sentirse un poco incómodo.

No sabía cómo pensaba Blanca y justamente quería provocar las chispas de amor entre los dos.

Entonces para evitar la vergüenza, Diego todavía no tenía gana de ir.

Pero no podía resistir de las palabras de Niceto.

Como no quería quitar el entusiasmo de los compañeros, accedió a ir.

El sitio de la cita estaba en un restaurante de estilo occidental que se llamaba Restaurante Chispa.

Naturalmente Niceto no era capaz de ir a los hoteles de estrellas caprichosamente como esa multitud de la segunda generación rica como Florín y Germán.

Los que iban a asistir al almuerzo, eran las seis chicas del dormitorio de Hilda y Miguela.

Los seis chicos del dormitorio de Diego y también Blanca.

Pero como Diego regresó al dormitorio primero, no fue con sus compañeros juntos.

-De veras, según mi opinión, tú, los cincos muchachos de la habitación de Niceto y nosotras, las doce personas salimos para divertirnos y ya. -

Hilda se sentaba en su asiento, temblando con su pantorrilla y bebiendo jugo.

Lo que significaba era tan obvio en las palabras.

Tenía buena impresión de Niceto, quien era mucho más sereno al poner en ejecución.

Sin embargo, los padres de él eran maestros comunes de la escuela secundaria, lo cual no cumpliría el estándar en su corazón.

-Sí, dile a Diego que no venga. Al verlo, me recuerda los que ha hecho. ¡Qué ridículo! -

También Miguela agregó algo parecido a una broma.

-Bueno, Hilda, Miguela, no odien a Diego como así. Actualmente es una persona bastante buena. ¡Vayan a entenderlo después de llevarse bien con él durante mucho tiempo!-

Blanco habló sonriendo.

-Sí, Diego es un hombre muy bueno. -

Lo dijeron Niceto y los demás.

-Jaja, ¿un hombre muy bueno? Si lo es, no nos dejará a doce personas sentarnos para esperarlo aquí. Miguela, ¿qué opinas?-

Hilda dijo fríamente.

-¡Mira, ya viene Diego! -

A esta hora, Blanca se levantó y saludó a Diego que estaba a la puerta para llamar su atención.

-Perdón por la tardanza, porque regresé al dormitorio para hacer algo. -

Diego lo dijo con sonrisa.

Blanca y Hilda se sentaron frente a frente.

En ese momento, parpadeó, se levantó y le dejaba sentarse en su asiento -¡Diego, siéntate aquí!-

Cómo no podía comprender la intención de Blanca.

Pero Diego no era tímido y se sentó.

-¡Perla, cambiamos de posición!-

Inesperadamente, tan pronto como se sentó, Hilda le dijo a una de sus amigas con una cara fría.

-Hilda, no quiero cambiar asiento ni estar cerca de este chaval pobre. Los que no saben la verdad creerán que fuera mi novio. -

-¿Cómo? Si Diego fuera tu novio, ¿no estaría feliz? Mira, él ha regalado a la otra persona con una bolsa de unos 46,000 euros sin lástima. Jeje. -

-Claro, Perla. Al encontrarte con un chico como Diego, llévate con él por favor. Jajaja.-

Perla se vestía encartonadora y muy bien maquillada.

También con el vestido de marca.

Naturalmente, lo despreció mucho.

Al oír las bromas de las compañeras, dijo con enojo -Vaya, ya que creen que Diego es tan bueno, ¡sencillamente dejadlo ser tu novio. -

-Ay, ¡Bajamos la bandera!-

Al oír sus palabras, las muchachas no se atrevieron a hacer más broma.

Obviamente eran muy sensibles al vocabulario sobre Diego como novio, como si Diego fuera novio de quién, estaría ridiculizada.

Niceto, Amador y los otros lo oyeron al lado y realmente estaban un poco furiosos.

Pero ahora no tenían más que hacer sino aguantar en secreto.

Cuando Hilda negó a sentarse a su lado, Diego creía que esto era tan razonable como en las conjeturas.

-Blanca, me parece bien sentarme al lado. ¡Apúrate a tomar este asiento!-

Diego no podía evitar sonreír con ironía en su corazón, porque las chicas le miraron como una deidad de plagas en sus ojos.

Para los otros de la segunda generación rica, como tenían tres mil o cuatro mil euros en mano, podían ostentarse ante las guapas y conseguir sus favores de todas maneras.

¡Cuánta riqueza tenía Diego en su mano!

No obstante, ¿por qué todavía no podía obtener los favores de las bellas?

Diego había pensado en hacer la ostentación con dinero pero no sabía cómo ejecutarlo.

¡Uf!

Al hablar, Diego se puso en pie en un lado.

Blanca aún quería persuadirles a Hilda y Diego y esta vez realmente quería mejorar la relación entre los dos.

¡Los dos todos eran sus buenos amigos!

-¿Hilda?-

En este momento, una voz sonó alrededor de la mesa de Diego.

Vi a un muchacho alto y guapo con un atuendo casual de marca de pie frente a la multitud.

Echó un vistazo hacia Hilda, con sorpresa y alegría en su mirada.

-¿Eres Flavio?-

Hilda también estaba un poco sorprendida, ordenó su cabello y se levantó con mucha sonrisa.

-Sí, Hilda. Dos años después sin verte, ya estás más y más bonita. Casi no te voy a reconocer. -

sonrió él.

-Flavio, ¿No fuiste mandado al extranjero a estudiar por tu padre? ¿Cuándo regresaste?-

-He regresado hace dos días. Justamente estoy buscando tu contacto desde otra gente. A propósito, ayer lo que sucedió en el KTV Imperador, ¿ya está bien solucionado? Es Xavier, nuestro compañero de la secundaria quien me llamó en ese momento y me dijo que te metiste en líos allá!-

Dijo sonriendo él.

Mientras tanto, Hilda tapó la boca con sorpresa.

Incluso sus compañeras se dieron cuenta repentinamente.

-¡Vaya! Flavio, ¿fuiste tú? ¿Ayer fuiste tú quien nos ayudó?-

Hilda tenía una expresión de sorpresa.

Flavio quería ayudar ayer, y le pidió a su padre que llamara a Hernán del Imperador.

Pero no contestó.

En ese momento, al oír su pregunta sobre la ayuda, no consideró demasiado.

Dijo -Sí, pedí a mi padre para la ayuda. -

Ella tenía mucha emoción en el corazón y al mismo tiempo, había una expresión de orgullo en su cara.

¡Las mujeres siempre eran las que tenían la mayor vanidad del mundo!

Qué bien ahora, y todas las dudas llegaron al fondo. Resultaba que ese día no fue Celipe ni alguien más quien llamó a Hernán y quien podía pedir el soporte de un jefe como Hernán con éxito era Flavio, su amigo desde niña.

Antes, el padre de Flavio y su padre eran compañeros de armas, por eso los dos se llevaban muy bien.

Pero después los negocios de la familia de Flavio eran más y más grandes, y entonces fue al extranjero para estudiar.

Naturalmente les faltaba el contacto.

Inesperadamente, después de su regreso, se la dio una gran sorpresa a sí misma.

Además, con la capacidad de pedir ayuda a Hernán como así, se podía imaginar el poder de su familia.

-Sea como sea, Flavio, ¡muchas gracias a ti! -

Hilda estaba extremadamente alegre.

Cuando la miró como así, Diego se sintió más embarazoso.

Maldita sea. Acababa de dar un castigo a Celipe.

Y el fruto de victoria, ¿fue robada por este señor Flavio otra vez?

Diego tenía muchas ganas de decirles que fue él quien llamó para pedir la ayuda.

Sin embargo, ¿qué más podía conseguir aparte de hacer que Hilda y las demás lo desprecían aún más?

Principalmente era porque Diego no quería tener más contacto con Hilda.

¡A esta hora, no le importaba lo que hiciera!

-Bueno, voy a asistir a una fiesta organizada por los compañeros de la secundaria y está arriba. Hilda, Voy a hacer unos brindis y pronto bajaré para que puedas presentarme a tus amigas. -

Al hablar, Flavio se inclinó un poco frente a las muchachas con un gesto de hombre gentil y luego se fue dignamente.

Esto les fascinaba a todas las chicas.

¡Waw! ¡Qué guapo es!

-Hilda, dime, ¿quién es este amigo tuyo desde niña?-

-Sí. ¿Ya tiene novia?-

Perla y las demás estaban muy curiosas.

Hilda dijo con mucha arrogancia -Flavio es muy excelente. ¿Conocen el Grupo S? Es de su familia. ¡Un magnate de la industria alimentaria! -

-Vaya, un grupo cotizable, que es una entre las cien empresas mejores de JL. ¡Qué poderoso!-

Perla y las demás dijeron con reverencia.

-Pero hace unos días, según las noticias, hay problemas en la cadena de capital del Grupo S, ¿verdad?-

Diego lo escuchó en un lado tranquilamente pero al oír su charla una tras otra, quería intervenir en la conversación con su comentario también.

Sin embargo al decirse las palabras, el ambiente se volvió congelado en seguida.

Especialmente para Hilda. Lo miró fijamente con mucha ira -

-¿Qué quieres decir? ¿No es normal el problema en la cadena de capital? ¿Para qué tienes tanta envidia?-

-Uy, alguien es así. Envidia a los otros y luego encuentra la debilidad para hablar mal. ¡Qué asco!-

Perla también dijo despreciadamente.

Durante un tiempo, lo que dijo Diego casi iría a provocar la guerra...

-¡Hilda!-

Justamente en ese momento, un compañero de Flavio lo siguió y los dos bajaron por las escaleras...

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