El hombre que la adoptó romance Capítulo 2

Yan Anmo asintió con la cabeza. Ella no entendía lo que significaba irse con ese hombre, pero podía ver que no era una mala persona pues la policía le sonreía, así que se fue con él.

En ese momento, la niña no tenía idea de que este hombre era el hombre más influyente y misterioso de la ciudad y que la existencia de múltiples empresas estaba en sus manos. Todas las familias ricas de Ciudad A sabían de la existencia de este hombre, pero nadie había visto su rostro.

Dentro del coche.

—¿Cómo debo llamarte de ahora en adelante? —le dijo Yan Anmo parpadeando con sus grandes ojos redondos que parecían de muñeca.

Xi Zhiheng se quedó en total silencio por un momento. Había hecho todos los preparativos para llevar a esa niña a casa, pero había olvidado pensar en un nombre.

—El Joven Amo fue el séptimo en nacer en su familia, ¿por qué no lo llamas Tío Siete? —dijo el hombre de mediana edad que estaba en el asiento del conductor y miró a la niña con un profundo significado.

Este hombre era el… mayordomo personal de Xi Zhiheng, Liu Zhengqi. Él sabía todo lo que Xi Zhiheng estaba pensando y este por su parte se quedó callado.

Yan Anmo no entendía su expresión y se sentía un poco nerviosa. Movía sin parar sus deditos y se mordía el labio. Tenía miedo de ser abandonada, de hacer infeliz al Tío Siete y quedarse sola de nuevo.

Cuando llegaron a casa, el mayordomo tomó la mano de Yan Anmo y la llevó a su habitación. Esta fue la primera vez que Yan Anmo vio el tipo de hogar que sólo había visto en la televisión. La habitación estaba llena de muchos peluches de Hello Kitty de color rosa y muñecos de Mickey Mouse rojos con negro también. Incluso las alfombras, sábanas y cortinas estaban llenas de las princesas de Disney.

—¿Esto es un castillo?

Yan Anmo estaba muy sorprendida; le gustaba demasiado el lugar y justo cuando el mayordomo estaba a punto de responder su pregunta, Xi Zhiheng entró.

—Si crees que es un castillo, entonces lo es.

—¿Voy a vivir aquí de ahora en adelante? —La niña abrió los ojos con sorpresa, no podía creerlo.

—Abre el armario y echa un vistazo. —La voz del hombre era fría al evitar responder a su pregunta.

Yan Anmo abrió el armario y quedó cegada por la escena que tenía delante. Estaba tan asombrada, que no se movió del mismo lugar durante bastante tiempo.

El clóset estaba lleno de ropa hermosa y vestidos, todos ellos cuidadosamente seleccionados, y su confección era tan delicada que se podía decir que cada pieza era muy valiosa. Además, la ropa parecía haber sido hecha a medida para ella. Yan Anmo sintió que estaba dentro de un sueño.

Xi Zhiheng acarició a Yan Anmo en la cabeza y le dijo:

—Este es tu hogar de ahora en adelante. Cualquier cosa que quieras, sólo házmelo saber y te la daré.

En ese momento, la noble y extraordinaria apariencia de Xi Zhiheng quedó grabada en los ojos de Yan Anmo como la de un príncipe de cuento de hadas.

“¡Boom!”... Un rayo se reflejó por la ventana y resonó de repente un trueno fuerte. Yan Anmo que estaba mirando a Xi Zhiheng, de repente, comenzó a temblar como un conejito temeroso. En su frente se formaron gotas de sudor y de manera inconsciente trató de esconderse en un rincón oscuro.

—¿Le tienes miedo a los truenos?

Las lágrimas de Yan Anmo caían continuamente por el rabillo de sus ojos mientras asentía con pena: —Esa mujer murió cuando estaba lloviendo y tronando...

Esa mujer era su madre biológica. Xi Zhiheng frunció sus refinadas cejas porque, por supuesto, él sabía quién era esa mujer.

—¡Tío Siete! — Yan Anmo de repente se acercó a Xi Zhiheng y lo abrazó. En ese momento, Xi Zhiheng sintió de pronto que podía percibir un aroma peculiar en el aire.

—¿Puedo dormir contigo...? —La niña de nueve años lo olfateba, mientras suplicaba con tristeza.

El mayordomo Liu se mostró un poco sorprendido cuando se acercó para quitar a Yan Anmo del cuerpo de su Joven Amo, pero éste afirmó:

—Claro.

Una simple palabra de Xi Zhiheng destruyó la imagen que el mayordomo tenía de él. Al Joven Amo, nunca le había gustado estar cerca de los niños, de hecho, le molestaba verlos, sin embargo; aceptó dejar que Yan Anmo se durmiera con él, con ella fue totalmente diferente. Pero lo que más sorprendió al mayordomo, fue el hecho de que el Joven Amo continuó durmiendo con ella por muchos años después de que pasó eso.

Seis años después en una noche lluviosa

El trueno reflejado en la ventana despertó a Yan Anmo de su sueño y ella por instinto se acurrucó haciéndose bolita. A su lado, los ojos de Xi Zhiheng ya estaban abiertos.

—¿Anmo? —Se inclinó con suavidad y tocó la frente de la niña, quien, como era de esperar, estaba llena de sudor frío.

Xi Zhiheng quitó la manta que cubría la cabeza de Yan Anmo y la abrazó. Acariciando suavemente a Yan Anmo en la espalda y le dijo:

—Está todo bien, los truenos han parado; no tengas miedo.

El aroma único del hombre y el cálido tacto de su espalda hicieron que se relajara poco a poco. Se agarró a la camisa de Xi Zhiheng y se ocultó en sus brazos y con voz suave murmuró:

—Tío Siete...

—Sí, aquí estoy.

La voz de Xi Zhiheng era tranquila y poderosa, permitiendo a Yan Anmo relajarse y cerrar los ojos. Sin embargo, pocos segundos después, su cuerpo se puso repentinamente tieso. Intuyendo que pasaba algo fuera de lo común, Xi Zhiheng frunció las cejas.

—Anmo, ¿te sientes mal?

Cuando escuchó el chapoteo del agua, Xi Zhiheng frunció el ceño, giró la perilla de la puerta y entró. Dentro del baño, Yan Anmo luchaba por lavar su ropa interior… ¡Las manchas de sangre en las sábanas eran demasiado vergonzosas! Cuando de repente vio al hombre alto entrando, Yan Anmo de manera inconsciente escondió la ropa en sus manos detrás de su espalda,

—Tío Siete, ¿qué haces aquí? —Xi Zhiheng frunció el ceño.

—No toques el agua fría en un momento como este. Dásela al mayordomo para que se encargue de lavarla.

Yan Anmo sacudió la cabeza.

—No, eso es muy incómodo para él.

Xi Zhiheng se rió despacito y sin decir una palabra, extendió su mano y agarró la ropa que Yan Anmo trataba de lavar, luego lo lavó y lo colgó para que se secara.

—Tío Siete, tú... —Yan Anmo se quedó estupefacta. Ni en sueños se imaginaría que Xi Zhiheng haría eso por ella. Esa prenda era muy personal y además... estaba manchada de sangre… Su cara se puso tan roja que estaba a punto de explotar.

—Bien, es hora de dormir.

Xi Zhiheng levantó a Yan Anmo y la puso de nuevo en la cama con un movimiento rápido. Dentro de la habitación, el mayordomo ya había cambiado todo y no quedaba ningún olor a sangre, ahora la cama tenía un olor agradable. Pero la idea de que otros vieran lo que ella había dejado antes ahí hizo que Yan Anmo se sintiera tan avergonzada, que quiso golpear su cabeza contra la pared…

Sin embargo, a Xi Zhiheng no pareció importarle mientras le frotaba suavemente el estómago.

— ¿Cómo te sientes? ¿Te duele el vientre? —le preguntó a la chica.

Yan Anmo no lo notó antes, pero ahora que lo mencionaba, sintió un fuerte dolor en el bajo vientre que parecía un espasmo. Además, este dolor parecía hacerse cada vez más fuerte. Yan Anmo se acurrucó en los brazos de Xi Zhihen.

—Tío Siete, me duele…

Xi Zhiheng miró a Yan Anmo, que estaba pálida, mientras la acercaba a su cuerpo. Al mismo tiempo, ordenó al mayordomo que le trajera a la niña, un poco de infusión de jengibre con azúcar moreno y una botella de agua caliente.

Después de beber la infusión de jengibre y abrazar la botella de agua caliente, Yan Anmo se sintió mucho mejor. Xi Zhiheng masajeó con su mano en la parte baja de su espalda y Yan Anmo tuvo una sensación de calor. Después de estar somnolienta, Yan Anmo finalmente cerró los ojos,

—Tío Siete, me voy a dormir, buenas noches.

Los labios de Xi Zhiheng se curvaron ligeramente hacia arriba.

—Duerme, mi pequeña niña.

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