De camino a casa, Adriana elogió a Roberto y Patricio:
—Hicieron lo correcto al proteger a su hermana y mantener la cabeza fría. Estoy orgullosa de ustedes.
—Mami, Diana es nuestra hermana así que es normal que la protejamos.
Roberto se golpeó el pecho para demostrar lo valiente que era.
—Si no fuera porque Roberto me estaba agarrando, le habría dado una paliza a Santiago. —Patricio levantó su pequeño puño con rabia—. A Santiago le encanta molestar a Diana, incluso después de que le he advertido varias veces, no escucha.
—Hace lo que quiere en la escuela porque la Directora y las maestras lo protegen mientras los demás alumnos le temen. Por eso piensa que todo lo que hace es correcto. —Roberto se quejó con indignación.
—Por eso tenemos que protegernos. No intimidamos a los demás y no podemos permitir que nos intimiden a nosotros también. ¿De acuerdo? —Adriana los aconsejó con seriedad.
—Lo entendemos, Mami. —Roberto y Patricio asintieron al mismo tiempo.
—Diana, tú también debes aprender a protegerte. —Adriana abrazó a Diana y le aconsejó con delicadeza—: Ahora tienes a tus hermanos para protegerte, pero ¿y si no están a tu lado?
—Lo sé. —Diana hizo un puchero con los labios y frunció el ceño. Con una expresión de lucha, declaró—: La próxima vez, seré más feroz. No puedo dejar que cualquiera me pinte el cabello como quiera.
—Diana, no se trata solo de pintarte el cabello. —La Señora Fresno se rio—. Cuando alguien te intimide, tienes que ponerle fin.
—Mmm, lo entiendo. —Diana asintió con seriedad.
—¡Buena niña! —Adriana despeinó el cabello de Diana para aliviar la tensión en el aire—. Hoy, nuestra familia ha pasado por una batalla juntos. Al estar unidos, el asunto se resolvió muy bien. ¿Por qué no vamos a algún sitio a celebrar?
—Eso ya es cosa del pasado. —Adriana sonrió con ironía—. No importa, es la Señora Ferrera y hasta le dio un hijo a Héctor. Ahora son una familia.
Al oír esas palabras, la expresión de la Señora Fresno se ensombreció. Bajó la cabeza y suspiró profundo.
—Qué pena, el Señor Ferrera y usted estaban destinados a estar juntos…
—Es solo el destino.
Justo cuando hablaba, no pudo evitar que sus propias palabras la sacudieran. Nunca le gustó escuchar a nadie decir esas palabras, ya que sonaba como una excusa para los perdedores.
Pero ahora, en verdad lo había dicho. Tal vez después de pasar por pruebas y tribulaciones en la vida, había empezado a aceptar la naturaleza imprevisible de la vida.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El increíble papá de los trillizos
Más capitulos...
Más capitulos por favor está bella, la novela...
Que paso no.hay más capítulos...
No hay más capitulos vale...
Más capítulos...
Por favor me gusta la historia más capitulos...
Más capítulos...
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