El santo millonario romance Capítulo 49

Donovan Bristol

Como era de esperar la fiesta de despedida de soltero fue organizada por mi querido Alexandro y que no se note mi sarcasmo, es un descarado al contratar striper, me quiero largar, pero debo aguantarme todo esto porque, ya luego no se calla mi mejor amigo, espero Dayana la esté pasando mejor aunque por lo que me comento solo estará con tres amigas de la universidad las cuales invito para que sean sus madrinas de boda.

Nuestra boda era en dos días y ese tiempo la pasaremos separados, ella en casa de su madre y yo en mi apartamento, no entiendo todo esto, pero respeto su decisión y contaré las horas para volver a verla nuevamente y esta vez la miraré vestida de blanco cuando esté haciendo su entrada en el altar, no puedo negar que la ansiedad me tiene alterado y solo espero tenerla a mi lado para sentirme mejor.

La extraño… los extraño a ambos porque mis charlas matutinas con mi pequeño o pequeña deberán esperar para ser retomada nuevamente, ya todo está listo para nuestro traslado a Ámsterdam para la luna de miel e incluso, Dayana no sabe que he comprado una mansión a las afueras de California, es una propiedad privada donde podemos estar cómodo y será fácil ir y venir de la empresa aunque me tome treinta minutos más llegar, pero como toda familia era necesario tener nuestro hogar y espero que juntos podamos redecorar a nuestro antojo y ya luego mudarnos allí, tal vez hasta su madre pueda vivir con nosotros y que este a su lado durante todo el embarazo.

Sé muy bien lo importante que es ella para Dayana y Laura igual se ha vuelto alguien de importancia en mi vida, espero convencerla de vivir con nosotros o en la pequeña casa que está dentro de la propiedad, tal vez puedan mejorarla al estilo que le guste a ella y así esta cómoda.

—Te noto muy callado, —anuncia sentándose a mi lado.

—¿No pudiste hacer algo más discreto? —cuestiono.

—En una fiesta de despedida no pueden hacer falta las striper, —me recuerda, suspiro—. Anímate y toma algo, ya casi te me casas, —me brinda un vaso de whisky y lo termino aceptando.

Después de dos horas la fiesta termina, me voy a mi apartamento donde termino duchándome para irme a la cama extrañando a Dayana, espero que ya llegue nuestra boda para poder verla de nuevo.

(…)

Observo mi traje azul marino, no utilizaré negro para la boda, no puedo negar que estoy muy nervioso, Alexandro palmea mi hombro y lo observo, me hace entrega de un vaso con whisky.

—Para los nervios, —anuncia.

Lo tomó de un solo y mi garganta arde, suspiro mientras el calor va relajando mis músculos tensos, me doy una última mirada y arreglo mi corbatín negro para luego junto a mi querido amigo salir de allí. También para estar a la par, invite a dos colegas empresarios a que sean mis compañeros y tener tres soldados a mi lado, caminamos al altar de la iglesia donde ya el padre espera junto a los invitados.

Debo mencionar que mi madre forma parte de ellos, no esperaba que viniera, pero ya todo entre nosotros se aclaró y esos ingenuos están en la cárcel por lo que hicieron. Su crimen fue penalizado con diez años, esperaba más de esos, pero no todo lo robado se recuperó, me quedo en mi lugar a esperar el momento en que mi maravillosa futura esposa ingrese a la iglesia.

De un momento a otro mi corazón late con fuerza cuando inicia la música nupcial y todos se ponen de pie a la espera de su ingreso. Entonces es ahí cuando la vislumbro vestida de blanco y todo mi mundo se centra en ella.

Dayana Berlusconi

—Hija estás hermosa, —halaga mi madre mirándome con todo el amor del mundo, suspiro y le doy una sonrisa.

—Igual estás preciosa, —anuncio mirando su vestido rosa pastel.

—Señora Berlusconi, ya es momento, —anuncia Martha, es la a agente que organiza todo y que lleva cada cosa a su tiempo, me ha hecho la vida más fácil en estos meses de preparación.

Mi madre es quien me llevara al altar, caminamos juntas hasta la puerta esperando la marcha nupcial. El corazón me late con fuerza y siento que en cualquier momento terminaré cagando todo el evento, tal parece que se nota porque mi querida acompañante me da un suave apretón.

—Tranquila, —murmura.

Inhalo y exhalo hasta que la música nupcial inicia y las puertas se abren. Trato de mantener la calma y enfoco mi mirada en mi futuro esposo que se gira para verme, sonrió y hace lo mismo, no puedo creer lo guapo que se mira vestido con ese traje azul marino, es todo un hermoso galán con el que me casaré, camino junto a mi madre y recibo su mano al momento de llegar frente al padre que llevara a cabo la ceremonia.

»Te dejo a mi pequeña, cuida de ella, —pide antes de volver a su asiento, Donovan me observa y creo que tener dos días sin vernos fue una tortura.

—Estás hermosa, —halaga.

—También estás muy guapo.

Aunque no somos devotos decidimos hacer nuestra boda en una iglesia católica, ya que fue un pedido del difunto Henry Bristol, por esa razón hoy estamos frente al padre que pide persignarse y luego alza una oración en coro con los invitados, nos arrodillamos y recibimos su bendición para luego.

—Esposa y esposo, ¿vinieron a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente? —cuestiona mirándonos.

—Sí, vinimos libremente, —responde al unísono.

—¿Están decididos a amarse y respetarse mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del matrimonio, durante toda la vida?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El santo millonario