El santo millonario romance Capítulo 50

Dayana Berlusconi

Sin duda Donovan es y será el mejor esposo, me consiente mientras permanecemos en Ámsterdam y no puedo hablar de una noche de bodas por motivos de que no hubo tal cosa, resulta que este pequeño guisante en mi vientre me provocó sentirme pésima al llegar a su casa, creo que el viaje en avión y luego en auto me dejo exhausta y por vergonzoso que pueda sonar deje a Bristol excitado y termine dormida a medida que me iba desnudando para unirnos como marido y mujer por primera vez.

Gracioso ¿no? Pero mi querido esposo fue condescendiente, se encargó de cubrirme con las colchas para luego dormir a mi lado abrazando mi cuerpo desnudo, pero a la mañana siguiente me encargue de cumplir y unirnos como marido y mujer, me complació y me hizo el amor de manera increíble, ya luego tuvo su charla matutina con el pequeño guisante.

Hoy a solo dos días de nuestra luna de miel nos encontramos recostados en la parte trasera de su cabaña en Ámsterdam y debo mencionar que el señor Bristol exagera con sus gustos caros, pero vuelvo a tema de que este lugar es precioso. La vista del bosque es increíble y por cierto. Tiene aquí una cascada artificial que baña a una piscina de un diseño bastante hermoso, con luces en el fondo de esta que la hacen ver preciosa en la noche, Donovan duerme a mi lado en una hamaca bastante grande para que podamos estar juntos, su torso descubierto a pesar de que lleva una camiseta blanca, pero la trae desabotonada y no puedo olvidar mencionar su short que deja sus piernas libres.

No aparenta ser el empresario, ya que ahora tiene pinta de un campista, me gusta y se ve sexi en este estilo, creo que este hombre se ve hermoso hasta con una saco de papa cubriéndolo, pero prefiero tenerlo desnudo, sonrió recordando las veces que se pasea por la habitación en el apartamento hablando por teléfono, tal y como Dios lo envío al mundo.

Toco mi vientre y ya tengo mi segundo mes de embarazo, no es notable, pero allí dentro crece el fruto de nuestro amor incondicional que nos une más cada día. No me arrepiento de nada que ha sucedido entre nosotros, me gusta cada momento de nuestra extraña relación que inicio con un simple contrato y que termina con ambos enamorados, no puedo evitar pensar en la señora Sonia, su madre.

La mujer se me acerco y pidió disculpa por la manera en que me trato, no soy una persona de llevar rencor y la trate con amabilidad, no quiero imaginar el sufrimiento que está cargando por todo lo que le hizo a su hijo, espero que algún día puedan resolverlo y estar bien, Sonia me felicito por mi embarazo y me deseo todo lo mejor e incluso me agradeció por ser la razón por la que Donovan sonríe, se nota que muy en el fondo ella lo ama y se ha dado cuenta de eso, tarde, pero al menos se está retratando de todo.

Otra cosa es el dinero del señor Bristol, por más que le solicite que al casarnos sea por bienes separados, se negó a hacerlo y ahora en un par de meses tendré acceso a su cuenta y una chequera de ambos, no pretendo tocar nada de eso y bueno sé que Donovan buscara la manera de que deba utilizarlo, ya me contó que adquirió una mansión a las afuera de California y que espera pueda redecorar e invitar a mi madre a vivir con nosotros, no pude evitar besarlo y decirle a boca llena lo mucho que lo amo por pensar en todo.

Se remueve a mi lado y pasa su mano por mi cintura, suspiro y beso su cien, inhalo su olor y me quedo tranquila para no despertarlo, se merece este descanso, ya que es un hombre que trabaja demasiado y por lo que me comento cuando viene a esta cabaña siempre duerme por largas horas y al regresar a California se siente menos agobiado y con más ánimos de hacer su labor empresarial. Por cierto hay una chica joven trabajando en la cabaña es hija de la ama de llave y no deja de hacerle ojos bonitos a mi esposo, no la soporto, pero sé que mi querido señor Bristol no la mira ni tres segundo, eso me hace sonreír.

El señor Bristol, no tiene ojos para nadie más y es como que ninguna otra mujer existiera, si no es por mí nunca se habría dado cuenta de que esa chica lo observa, pero pasa de ella totalmente, me besa y me dice que no sea celosa porque no quiere a nadie más que a mí, es algo que tengo claro y confirmado en los tríos que lo involucre.

Muchas mujeres nunca dejarían que su novio, esposo o amante, se acueste con otras, pero no puedo dejar que el señor Bristol pase por algo así y por lo tanto lo motive a hacer tríos en Estocolmo para que pueda tener el cuerpo de otra mujer, rubia, morena, trigueñas y todo eso tiene su motivo, el cual es que probara algo nuevo y no se quede atado a mí, pensé que desistiría de mí y que se daría cuenta de que todavía le falta mucho por probar, pero Donovan me ha dejado claro que sin mí no hay motivación a liarse con otra persona.

Entonces después de todo eso llegué a la conclusión de que soy la única que lo motiva a tener sexo y que lo hacía solo por complacerme a mí, me sentí muy mal por incitarlo a hacer tal cosa y por eso no lo volveré a llevar a hacerlas, no más tríos para Donovan, ni para mí y no lo involucraré en experiencias sexuales con terceros en nuestra relación porque me ha demostrado que está satisfecho con solo poseerme a mí y yo estoy más que satisfecha con todo lo que hace el señor Bristol.

No todos los días se consigue a un superhombre, sé que al principio estaba atascado por sus demonios, pero me siento satisfecha al ser el motivo de la liberación de sus cargas emocionales, ya no más pastillas, pesadillas e incluso su comportamiento obsesivo para que todo esté organizado de menor a mayor se ha controlado, pero permanece con lo de tener todo ordenado, limpio y sobre todo mantener el control de las cosas es su deber primordial, no tolera que algo se le vaya de las manos y se inquieta al no poseer el orden de la situación.

—Señora…

—Sh… —siseo para que haga silencio—¿Qué sucede? —interrogo en un murmullo.

—A mi madre le interesa saber lo que gustaría para la cena, —su mirada va al torso de mi esposo y esta chica ya me está cansando.

—Para mí, salmón a la plancha con unas papas salteadas con crema de queso y para mi esposo filete a término medio con salteado con verduras y vegetales, —anuncio.

No puedo evitar resaltar la palabra esposo, se nota que lo ha entendido y se retira, suspiro.

—No seas celosa, esposa, —su voz ronca me sorprende.

—Te desperté, —murmuro apenada, niega.

—Ya llevo unos minutos despierto, pero no quería interrumpir tus pensamientos y que detuvieras las caricias en mi cabeza, —comunica, se estira y se acurruca contra mí.

—Esa chica no deja de verte con esos ojos de borrego enamorado, —mascullo, Donovan deja salir una carcajada y muerdo su mejilla.

—Auh, —se queja.

—No te rías, —reprocho haciendo un puchero.

—Amor, no debes estar celosa, —pide mirándome con ternura, me derrite escucharlo decir esa palabra—. No tengo ojos para nadie más, eres mi todo… son mi mundo, —posa su mano en mi vientre.

—Créeme que lo sé, pero igual me molesta.

—¿Me acompañas a una ducha? —interroga cambiando de tema, suspiro y salimos de la hamaca para caminar tomados de la mano hacia la habitación, me sujeta de la cintura.

—¿No que se iba a duchar señor Bristol? —cuestiono.

—Puedo hacer ambas cosas, —se encarga de desnudarme e igual hago lo mismo, me hace enredar mis piernas en su cadera y emprende camino hacia el baño, me coloca en el lavado y se frota sin descaro con mi sexo.

—Donovan, —reprocho por sus juegos, sonríe y me penetra—. Dios, —gimo, se mueve despacio mientras sus manos descansan en mi cintura.

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