Alexandro Bianchini
Después de un mes de búsqueda no quedo de otra que hacer lo que se tenía que hacer, no existe más noticias de su desaparición y los homenajes a su nombre no tardaron en aparecer siendo Donovan Bristol un difunto empresario que muere en mano de delincuentes junto a su esposa, no sé cómo sentirme y tampoco me hago la idea de que mi hermano está muerto, es inaceptable.
Por qué la vida se empeña en destruir de esta manera a personas maravillosas, suspiro observando su lápida y sabiendo que su cuerpo no se encuentra allí, no puedo descansar pensando que mi mejor amigo puede estar malherido, secuestrado y por más que espero la llamada de sus secuestradores no recibo absolutamente nada y eso mata mis esperanzas de que esté vivo, no duermo, no me paro de ir a las autoridades que han dejado de investigar con insistencia el caso, ya que no hay evidencias suficientes y solo encontraron un cuerpo en una bodega donde pudo estar Dayana, pero es identificable el sujeto porque no está registrado en ninguna base de datos de la policía.
Observo el techo y mis mejores momentos con Donovan atormentan mi mente, no puedo evitar que las lágrimas comiencen a deslizarse por las comisuras de mis ojos. Lloro en silencio para evitar despertar a mi acompañante que me ha reconfortado en estos días evitando que me desmorone, pero es demasiado que sobrellevar, no puedo descansar hasta encontrar su cuerpo o indicio de este, no me conformo con solo un reporte de que posiblemente este muerto.
—Alex, —murmura pegándose a mi cuerpo, suspiro.
—Sh… duerme, —mi voz sale un poco entrecortada.
—¿Estás bien? —cuestiona, y por primera vez no sé cómo responder a esta pregunta, sollozo bajo para no ser escuchado, pero el temblor en mi cuerpo refleja mi acción realizada—. No llore, —su mano se posa en mi mejilla—. Me duele verte de esa manera, no conocí del todo a Donovan, pero sé que tal vez querría que continúes su legado empresarial, y que esta no caiga con su ausencia, —me consuela.
—No está muerto, no puede estarlo, —me giro y lo abrazo, su rostro queda en hundido en mi pecho, suspira y besa este.
—Lo sé, y mientras él regresa debes mantener en pie su empresa, no puede caer con su ausencia, —murmura.
—Gracias, —es lo único que puedo decirle, flojo mi agarre en su cintura y este posa sus labios sobre los míos por varios segundo.
—Sé fuerte, —su mano me acaricia con ternura—. Por Donovan, por Dayana y por mí, —asiento.
—Lo seré.
Esa noche logre conciliar un profundo sueño, y al fin poder descansar para de esa manera poder pensar con claridad, no hay mucho que pueda hacer en su búsqueda, pero como dice Asher.
El legado empresarial de Donovan Bristol, no puede morir con su ausencia, es algo que no puedo permitir.
(…)
—La idea esta perfecta, —anuncio. —No puedo abandonar la empresa para el primer vuelo del avión en el que nuestro expresidente fue partícipe de su construcción, por lo tanto alguien debe ir y ser representan allá, —comento.
—¿Cómo se elegirá? —cuestiona Frabricio.
—Por medio de un sorteo, no sé, —murmuro—, pero creo que lo conveniente sería que alguien que hable el idioma pueda ir, no cabe duda en eso. Los dejo en sus manos y cuando tomen la decisión, me envían el reporte y entrevistaré a la persona elegida para que sea la que vaya, —anuncio para concluir la reunión.
Siempre he dicho que ser presidente es lo más agotador que puede existir, no hay tiempo para muchas cosas y también debo escoger un vicepresidente que sea capaz de manejar mi puesto, no es alguien que sea vago y que me deje todo su trabajo, es inaceptable, ya que eso me lucía a mí con Donovan y este nunca se quejaba porque ama lo que hace, pero tenía sus días en los que me partía las pelotas si no hacia mi parte.
Suspiro y flojo el nudo de mi corbata, es asfixiante todo esto, pero con suerte lo llevo bien y ser el segundo socio mayoritario me concede el derecho de presidente, ya que la única heredera de todo el legado Bristol es la señora Sonia, pero de manera personal me confeso que no intervendrá y que espera que yo haga lo mejor por la empresa, se miraba devastada y mi mayor forma de consolarle fue decirle que tengo esperanza de que mi amigo vive, me sonrío y confesó que se sentía de esa misma manera.
Sonia desde que me conoce me trato bien, nunca hubo indiferencia hacia mí, pero tampoco fui echado a un lado después de la muerte de Valeria, me odiaba por ello y ahora ya todo está mejor entre nosotros. Por otro lado la madre de Dayana se encuentra destrozada, no para de llorar y no sé qué hacer para evitar que la mujer caiga en una depresión severa.
No sé qué hacer para consolarla, y no quiero que enferme, me sentiría muy mal si le llegara a pasar algo, es una buena mujer y por Dayana debo cuidarla hasta que regrese. Necesito que tenga esperanza, y que no se dé por vencida, ya que tarde o temprano ellos deberán aparecer o tal vez alguien pida recompensa por ambos.
—Alex, —la voz de Asher interrumpe mis pensamientos.
—¿Sucede algo? —hace una mueca.
—Allá fuera hay un chico, —puedo ver que le molesta la presencia del sujeto.
—¿Quién es? —La puerta se abren mostrando a alguien que nunca pensé ver, camina contoneando sus caderas y me pongo de pie—¿Qué haces aquí? —interrogo.
—Así tratas a tu novio, —anuncia con su voz chillona, me remuevo incómodo y miro a Asher que frunce su ceño.
—No eres nada mío, Sam, —reprendo.
—Que rápido olvidas nuestras noches de locuras, —lleva su mano a su pecho fingiendo disgusto.
—Mira lárgate, —señalo la puerta.
—¿En serio?
—Incomodas a mi novio, —su mirada va hasta mi pequeño.
—¿Eso es tu novio?
—Más respeto, —hace una mueca y se retira «Dios, ya no aguanto más problemas en mi vida» pienso para luego mirar a Asher que me mira con su ceño fruncido—. No te enojes conmigo, —pido.
—¿Existe alguien que no te haya visto el pene? —cuestiona, camino hasta este y tomó su cintura.
—Es poco probable, pero solo existe un lugar y una persona que puede tocarlo y tenerlo cada vez que desea, —le recuerdo besando su nariz.
Otro problema son las visitas inesperadas de personas con las que folle, no entiendo su insistencia y detesto que vengan. Tomó mi teléfono para buscar en mi galería una foto que me tire con Asher hace tiempo, me besa en la mejilla en esa fotografía mientras que sonrío agarrando su cintura frente al espejo.
‘‘Solo a ti te necesito’’ posteo en mi cuenta de Instagram, y no lo etiqueto porque luego andan esos bastardos atrás de mi pequeño, no quiero que llenen su mensajería con porquerías, espero pronto se haga tendencia y todos sepan que tengo pareja para que no me sigan molestando.
—Es fastidioso, —susurra, muerdo su mejilla izquierda.
—Quédate quieto, ya nadie molestará más, —anuncio, me separo un poco de él para mostrarle el teléfono porque los comentarios no tardan en a hacerse presente en mi publicación.
—¿Qué hiciste?
—Oficialmente me declaro tuyo, —niega con una sonrisa, me envuelve con sus brazos por el cuello y con sus piernas la cadera, me besa una y otra vez, no puedo evitar sonreír—. Si hubiera sabido antes que reaccionarias de esa manera por una publicación, me hubiera encargado de publicar más fotos de nosotros en redes sociales, —comento.
—No es por la foto, —lo miro sin entender—. Es porque has dicho por primera vez que eres solo mío, —susurra algo sonrojado.
—¿Mujer no escuchaste? —la mano del sujeto toma mi mandíbula y me hace mirarlo después de que el señor Ivanov preguntara eso, me aprieta con fuerza.
—Cuando te hable, respondes, —suelta y gimo de dolor—¿Entendido? —asiento como puedo con mis ojos cristalizados, es un hombre de piel trigueña y con su cabello totalmente raspado, sus ojos son marrones y me saca dos cabezas de altura mientras que su compleción es atlética, es sin duda atractivo, pero me repugna su manera de ser.
—Espero te guste, —anuncia su padre.
—Esta noche lo pienso comprobar, —se marcha después de eso y el señor Ivanov me observa con una sonrisa.
—Sé obediente, —una joven me regresa a la habitación en la que me estoy quedando y no puedo evitar llorar, sujeto mi vientre con miedo de lo que pueda pasarme a mí y mi bebé, no creo soportar tanto.
—Debes vestirte con esto, —me entrega una bata de seda y una lencería.
—No quiero, —sollozo.
—Debes hacerlo Dayana, ya que de lo contrario te puede ir peor, —murmura.
—Tengo miedo, —se acerca y me abraza, suspira.
—Sé fuerte, —se separa de mí y limpia mis lágrimas, me ayuda con la preparación y luego me hace seguirla hasta la habitación de ese hombre que no se le puede llamar humano, no quiero que me toque—. Piensa en tu hijo, —mi vientre es un poco notable, ya que un mes ha pasado después de suceso y se suponía que ese sujeto estaba fuera del país.
Abre la puerta y entro, me quedo parada sin saber que hacer hasta que ese hombre sale del baño con una toalla envolviendo su cadera, me observa sin expresión alguna y vislumbro algunas cicatrices en su torso y abdomen.
—Sube a la cama, —ordena, niego con miedo—. No me hagas repetirlo de nuevo, —masculla con su mandíbula apretada, camino hasta esta y me siento.
Este camina hasta mí y me empuja por el hombro para que me recueste, retrocedo asustada y sujeta mi pierna para posar su enorme cuerpo sobre el mío, me remuevo y se presiona contra mí para evitar que me mueva.
—Por favor…
—Cállate, —suelta con rudeza, pasea su mano por mi pierna y me tenso, toca las bragas y la hecha a un lado, me provoca asco su toque y este introduce un dedo en mi sexo, y luego lo retira para llevarlo a su boca—. Simplemente deliciosa, —murmura con su voz ronca, se mueve y la toalla la lanza a un lado, su miembro erecto lo siento en mi muslo.
—Por favor, no, —me remuevo.
—Dije que hagas silencio, —regaña, su mano sigue paseándose por mi cuerpo hasta que la posa en mi vientre, palpa este y su ceño se frunce.
—¿Qué? —se aleja un poco y fija su mirada en mi abultado vientre, sollozo—Mierda ¿Estás embarazada? —interroga.
Asiento, y este hace una mueca, se posa sobre mí y me mira directo a los ojos, se nota enojado y a la vez frustrado.
»No te tocaré, —suspiro sintiendo alivio—, pero eso tiene un costo, —anuncia—. Fuiste comprada para mí, no evitarás que te folle cuando me dé la gana, pero en tu estado no pretendo hacerlo, —hace una pausa—. Ese bebé lo podrás conservar y tenerlo aquí contigo, pero si no vienes de manera voluntaria después de tu segundo mes de haber dado a luz, ese mocoso o mocosa será vendido al mercado negro y a ti te enviaré a un prostíbulo, pero claro, me encargaré de follarte por cada agujero y ya luego todos los hombres de esta mansión podrán hacer lo mismo antes de que te prostituyan en Asia, —amenaza. —¿Entendiste? —asiento, se levanta—. Lárgate y regresa a cumplir tu palabra, ya que yo si cumpliré la mía si no haces tú parte, —me levanto de la cama y me voy rápido de ese lugar.
Sollozo en la cama y acaricio mi vientre, no puedo permitir que me alejen de mi bebé, es lo único que me queda de Donovan y no me daré ese lujo de perderlo, y si tengo que dormir con ese hombre, lo haré.
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