El santo millonario romance Capítulo 60

Donovan Bristol

El primer ms después de despertar ha sido el más molesto de todos, no poder casi valerme por mi mismo es complicado y tener un enfermero siguiéndome a todos lados es molesto, no puedo tener enfermera porque puedo caerme y esta no poseería fuerza suficiente para evitar que caiga al suelo.

—Puedes por lo menos quedarte fuera mientras me ducho, —suelto molesto, el chico hace una mueca.

—Señor Bristol, si se llega a caer y golpear mi vida corre riego, —anuncia con miedo, mi padre tiene muchas cosas que contarme y me mantiene alejado de todo, no me permite ni siquiera llamar a Alexandro y eso me molesta.

—No necesito que me vigiles mientras me lavo las pelotas, ya te dije que te quedes ahí, —con pasos lentos entro al baño y cierro la puerta, es incómodo todo, pero para evitarle problemas al chico decido lavarme en la tina en donde me quedo por un buen rato hasta que el frío me hace salir de allí.

Envuelvo una toalla en mi cadera, observo mi reflejo y estoy recuperando mi volumen de a poco, suspiro y salgo del baño, camino hasta el closet y me visto con ropa cómoda. En varias horas me toca la terapia y masaje en mis piernas, es complicado movilizarme como antes, ya que estuve siete meses dormido.

—Déjeme ayudarlo, señor Bristol, —pongo los ojos en blanco, me sujeto de las barandas de mármol de las escaleras para bajar despacio hasta llegar al último escalón.

—Si nunca dependí de un bastón, menos lo haré de otra persona, —anuncio.

Tomó asiento en el comedor, espero varios minutos hasta que una de las empleadas me sirve el desayuno y mi padre no tarda mucho en aparecer, se sienta en silencio.

—Buenos días, Donovan, —murmura.

—Buenos días ¿Cuándo me contarás que sucedió? —interrogo, suspira.

—Te asaltaron y dispararon, siempre me he encargado de que vigilen de ti, ya que el miedo de que sucediera lo mismo que llevo a tu hermana a la muerte era algo que no podía aceptar, mis hombres te llevaron a una de mis casas de seguridad y luego te trajeron aquí, —informa.

—Casas de seguridad, escoltas armados ¿Qué coño es todo esto? —me da una mala mirada por mi vocabulario, pero es que no puedo evitar decir cosas de esas.

—Es todo lo que puedo decirte por ahora, —responde, niego.

—¿En qué estás metido? —Interrogo.

—Cuando tu hermana murió, me diagnosticaron cáncer, pero este lo lograron curar y a tu madre y a ti les dije que era algo terminal, me hice pasar por muerto para que nadie los molestara, —todo eso solo me enreda más la mente.

—¿Por qué todo eso?

—Porque quería que la empresa siga su curso legalmente, —me mira—. Que tú sigas por un mundo que no tenga nada que ver con el que me involucre, —suelta.

—No entiendo.

—Me volví un narcotraficante buscado, —abro mis ojos sorprendido—. Cuando la policía empezó a sospechar de mí. Tuve que poner en marcha el plan de que estaba muerto, y entones todas sus dudas cayeron y ahora no soy más que un desconocido mafioso, —me levanto, me siento engañado.

Mi padre un mafioso, y lo desconozco totalmente, no tiene rastro de ese bondadoso hombre que alguna vez fue mi progenitor.

—Necesito aire, —camino lejos de ese lugar a pesar de sus llamados, no quiero seguir escuchándolo.

Salgo al jardín donde está la alberca y me siento en la orilla, suspiro, me siento vacío y como sin una parte de mí tuviera algo importante que hacer. Una angustia en mi pecho desde que desperté del coma me está destrozando desde adentro. Tengo mucha impotencia, rabia y tristeza que ahora mismo no tienen significado alguno, me voy a volver loco.

(…)

—Es bastante satisfactoria las mejorías que muestra Donovan, —me anuncia mi terapeuta, ya que no tengo complicaciones para caminar y hago rutinas de ejercicios completas sin cansarme

—En estos dos meses has hecho un buen trabajo, —halago entre jadeo, pulso varios botones de la caminadora para que la velocidad disminuya hasta que se detiene. Observo a Henry entrar al gimnasio, me mira y desvió mi mirada a otro lado, no quiero hablar con mi padre desde lo que me confesó hace un mes, no tengo deseo de tratarlo y él debe entenderlo.

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