El santo millonario romance Capítulo 64

Dayana Berlusconi

Sergey se recuperó en pocos días y se notaba de muy mal humor por los sermones constante del señor Ivanov, pero creo que su padre está bastante preocupado por su hijo y la vida tan alocada que este lleva. Lo entiendo a la perfección y tal vez debe de existir algo que lo lleve a drogarse, no todos entran porque lo desea, ya que toda persona conoce el riesgo de consumir drogas.

Las drogas destruyen, desmoralizan y te castigan a vagar por el resto de tu vida en busca de cualquier mínimo centavo para poder consumirla.

Elevo mi mirada al escuchar pasos acercarse a mí, Sergey Ivanov en traje de baño se mete a la alberca ignorando por completo mi presencia. Eso es algo que me importa muy poco, suspiro y sigo concentrada en Dylan.

Sonrió y toco su pequeña nariz, es el bebé más hermoso de todos y estoy feliz de que sea mi hijo, Donovan estaría muy contento, espero que su espíritu sea donde este aprecie a nuestro pequeño.

—Lo hago porque es una manera de liberar mi mente y olvida por un momento todo el dolor que cargo, —su voz me toma por sorpresa, Sergey está apoyado del borde de la alberca mientras me observa.

—Eso no es motivo para caer en drogas, sé que duele perder a alguien…

—Dilo cuando tu hijo sea el que muera, —señala.

—Mi esposo fue asesinado frente a mis propias narices, —le recuerdo con una tremenda presión en mi pecho.

—La mujer que ame fue baleada sin importar que estaba embarazada, no sabes la culpa que cargo al recordar cada noche ese momento de mi vida, —su rostro expresa con claridad lo que siente.

—Lamento tu perdida.

Niega.

—No dije eso para que me tengas lástima.

—No siento lástima, pero me pongo en tu zapato y es claro que duele bastante perder a seres tan importante en nuestra vida, y solo digo que el destino es una puta mierda, —hago una mueca. —Pero no por eso debemos perdernos en la oscuridad del mundo, nos toca avanzar por ellos que ya no están a nuestro lado, —permanece callado por varios minutos hasta que llega una de la de servicio.

—Señor Ivanov, su padre requiere su presencia en el estudio.

—En unos minutos voy, —la mujer se retira. —Eso de continuar hacia adelante lo probarás esta noche, —sale de la alberca.

—No entiendo.

—Quiero que te entregues a mí de manera voluntaria, —se retira después de decir esas palabras dejándome muda.

Nunca lo haría en toda mi voluntad porque siempre lo estaría haciendo por proteger a mi hijo y para que nadie se atreva a tocarme, no importa si el único hombre que pone su mano sobre mí es Sergey, ya que puedo vivir con eso, pero no con el hecho de ser enviada a un prostíbulo y todo el que pague por mí tenga acceso a mi cuerpo.

Donovan Bristol

El club estrenado fue interesante tanto que pude tener mi membresía como cliente VIP, no estuvo el dueño por problemas de salud, pero no importa porque el trato aquí ha sido generoso.

No soy una persona de ir mucho a fiesta, pero entendí la razón a la mañana siguiente cuando mi cabeza parecía querer explotar en cualquier instante. Los recuerdos han cesado y no he recordado nada con mucha importancia, suspiro porque todo esto me frustra mucho.

—Tu cara muestra que te hace falta una pastilla, —la amable señora del servicio la deja sobre la mesa junto a un jugo de naranja.

—Gracias Carmela, es muy amable, —sonríe.

—No tiene por qué darla joven, —se retira dejándome solo, me siento en la cama para tomar la pastilla junto al jugo.

Hoy no hay mucho por hacer, Henry es precavido con cada cosa que me pone, supongo es por seguridad lo que hace y se lo agradezco, pero todo lo que he aprendido en estos meses me hacen un arma, ya hasta duermo con una glock 19 debajo de mi almohada. En esta vida de mafia no se sabe el día que alguien quiera lanzarse a la casa de seguridad e intentar matarnos a todos, no estoy dispuesto a morir porque si estoy vivo es por alguna razón.

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