El santo millonario romance Capítulo 66

Alexandro Bianchini

Recordar las palabras de Henry solicitando que no le cuente nada de su vida a Donovan fue como una patada en las pelotas, pero haría todo para que este no sufriera y volviera a caer en coma. No sé cómo tomará la idea de que ella podría estar muerta, me duele solo de pensarlo e imaginar a mi hermano destrozado por esto.

No puedo quedarme de brazos cruzados tampoco por Donovan debo buscar la manera de interceder y hacerlo recordar de a poco sin llegar a causarle daño, suspiro y termino de secarme para ir hasta la cama con mi esposo que duerme. Al menos alguien está tranquilo porque para mí descubrir a dos personas importante de mi infancia y adultez con vida ha sido algo impactante, Henry un mafioso y ahora por lo que vi mi mejor amigo también está involucrado en esto, espero no durar mucho tiempo en este lugar y ayudar a mi hermano lo más pronto posible para regresar a mi monótona vida.

Asher al sentirme se acurruca en mi pecho y es mi otro motivo para irme lo más pronto posible de este lugar, no quiero poner en riesgo su vida y sé que Donovan me entenderá, es mi amigo y supongo que por eso no me contacto cuando despertó de ese coma. Inhalo el cabello de mi pequeño y trato de conciliar el sueño, pero se me es difícil pegar un ojo en toda la noche.

Cuando el sol comienza a dar sus primeros rayos de luz estoy despierto, pensando en muchas maneras de ayudar a Donovan, sé que Henry me trajo para que este recuerde algo y espero que haya funcionado.

—Buenos días, —su voz me hace salir de mi mente, observo su rostro con mejilla sonrojada y marcas de la almohada en este.

—Buenos días dormilón, —frota su nariz en mi costado, se ve tan tierno y no me arrepiento de que sea mi esposo. Fue un escándalo cuando los medios de prensa comenzaron a difundir la noticia, ya que persona de todo el mundo atacaron la cuenta de Asher, se sintió muy mal por los feos comentarios, pero también salieron grandes seguidores defendiendo nuestra relación.

Recibo un beso en mis labios, sonrió.

—Te ves cansado, —se preocupa.

—No logre dormir muy bien, recuerda que es difícil para mí conciliar el sueño por primera vez en lugares que no conozco, —asiente.

—¿Qué pasará ahora? —interroga.

—Supongo nos quedaremos un mes aquí y luego regresamos a la empresa, —comento—¿Te parece? —hace una mueca.

—Solo un mes.

—Solo un mes, —repito y asiente, me subo sobre este y quedo en medio de sus piernas.

—Amor, —se queja, beso sus mejillas y luego sus labios los cuales muerdo. —¿No estás cansado? —acaricia mi costado y luego besa mi brazo izquierdo donde llevo tatuado su nombre, es algo intenso hacer eso, pero Asher siempre será el amor de mi vida y si llegara a terminar nuestra relación lo seguiré amando.

—Para hacerte el amor nunca estoy cansado, —murmuro.

Suspira cuando uno nuestros labios, acaricio sus piernas que se envuelven en mi cintura y luego separo mi boca de la suya para depositar mi saliva en mi mano y regarla por mi polla, gime al momento de que presiono contra su entrada para ir deslizándome suave hasta quedar enterrado dentro de él.

Besa mi pecho y luego encaja sus dientes en mi hombro cuando empiezo a moverme, Asher está acostumbrado a mi tamaño y trato de ser cuidadoso cuando no lubrico ese lugar para evitar lastimarlo, me muevo lento y le hago el amor mientras acaricio su cuerpo tratando de mantenerlo relajado y así poder aumentar mis estocadas.

Gimiendo mi nombre se corre contrayéndose a mi alrededor y no aguanto mucho tiempo, me corro en su interior y gimo sobre su boca, me quedo quito hasta dejar hasta la última gota dentro de este, me encanta hacerlo y luego sentir la humedad que queda cuando lo hago. Pensaba seguir haciéndole el amor a mi esposo, pero tocan la puerta, maldigo a quien sea que molesta a esta hora.

—Alexandro, —la voz de Donovan, suspiro.

—¿Qué pasa? —aclaro mi garganta, espero su respuesta.

—Deja de follar, necesito pasar tiempo contigo, inútil, —se queja.

—En unos minutos voy, eres un molesto, —reprocho, se carcajea al escuchar mi voz molesta, es un fastidio, Asher ríe bajo y lo miro mal. —No te rías mocoso, —me muevo en su interior—. A la ducha, —lo cargo y camino enterrado en este, me importa poco que Donovan me esté esperando.

—Alex, —gime aferrando sus brazos a mi cuello.

—¿Pensabas que no te tomaría? —cuestiono—. Sujétate pequeño, —anuncio con una sonrisa.

(…)

—No creo que haya hecho tanto en la empresa de mi padre, —suelta impresionado.

—Eras el magnate Donovan Bristol, no existía empresario que no quisiera asociarse contigo y todavía sigue siendo así, me encargue de que tu empresa siga en alto, —murmuro.

—Eso me alegra mucho Alexandro ¿Cómo está mi madre?

—La podre está destrozada, no supera el hecho de que estás muerto, —su expresión decae completamente y es en ese momento en el que me doy cuenta de que Donovan no está listo para saber que su mujer e hijo tal vez no estén vivos.

La noticia de que estuvo casado y en espera de un bebé puede dañarlo mucho, no quiero que sufra, me veré como un pésimo amigo, pero todos deben entender que la verdad dolerá mucho y él no soportaría tanto, Dayana, no sé si está viva y de estarlo deberá estar pasándola muy mal pensando que Donovan está muerto.

—¿Sabes quién es la señorita Berlusconi? —me atraganto con mi propia saliva.

—¿Qué? —mi voz sale a penas en un hilo.

—He tenido recuerdos de conversaciones sin mucho sentido, pero solo escucho su voz y nunca logro ver su rostro, —no sé cómo responder a esto.

—Ella era tu secretaria, —me limito a responder.

—¿Tienes fotos de ella? —pienso y asiento, saco mi teléfono para enseñarle a Dayana, se queda sin responder nada y luego me lo regresa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El santo millonario