Entraron en la habitación y Zong Jinghao la colocó en la cama; después, él humedeció una toalla y le limpió el rostro. Mientras más la miraba, se sentía más frustrado. Él lanzó la toalla y se paró frente a ella, luego contuvo toda su frustración mientras le preguntaba:
—¿Qué pasó? ¿Por qué estás así? —Lin Xinyan tembló al recordar que lo que He Ruize le había hecho. No sabía qué decir, ni cómo decirlo—. Habla.
De pronto, él sujetó el hombro de Lin Xinyan y la miró a los ojos.
-Dime, ¿alguien te obligó a perder la virginidad?
Había una tormenta creciente en sus ojos y Lin Xinyan sacudió la cabeza. Si ella no se hubiera despertado a tiempo... No se atrevía a pensar en lo que hubiera sucedido. Nunca esperaba que He Ruize le hiciera algo así.
La tormenta en los ojos de Zong Jinghao no desaparecía y permanecía dando vueltas en ellos.
-¿Quién te hizo esto? -Ella frunció los labios y permaneció en silencio, solo se abrazaba a sí misma y temblaba—. ¡Te estoy haciendo una pregunta!
Él apretó los dientes con enojo incontenible. Lin Xinyan mantuvo los ojos abiertos y las lágrimas brotaban sin previo aviso, permaneció en silencio mientras las gotas descendían, una a una en su rostro. Zong Jinghao la seguía presionando cuando nunca antes se había sentido tan impaciente.
Lin Xinyan cerró los ojos y de pronto, él se detuvo. El lugar estaba tan callado que solo se podía escuchar la respiración de él y los sollozos de ella.
Una sombra oscura se acercó poco a poco y abrazó tu cuerpo ansioso mientras temblaba; su cálida mano acariciaba su rostro, con ternura y delicadeza. Por fin, él le besó la punta de la nariz. Durante todo el proceso, Lin Xinyan se sentía desesperada, aterrada, sorprendida y débil. Ella sintió que en ese momento el amor que Zong Jinghao nunca le había expresado.
—Limpíate.
Zong Jinghao la llevó hasta el baño, donde llenó la tina con agua caliente mientras el vapor salía. Ella lo miró atónita, pues jamás pensó que este hombre tan orgulloso haría algo así por ella. Zong Jinghao se dio la vuelta para mirarla.
-¿Quieres que te ayude a bañarte?
«¿Qué?» Lin Xinyan se apresuró a negar con la cabeza y lo rechazó.
—No, no hace falta.
-Voy a estar a fuera, llámame si necesitas algo -le dijo.
-Está bien.
Lin Xinyan cerró la puerta del baño y le puso seguro. No fue hasta que estuvo segura de que estaba bien cerrada fue que de quitó la ropa sucia. Su corazón aún estaba acelerado cuando pensó en las acciones de He Ruize.
Ella entró en el agua. La temperatura era perfecta, así que se metió hasta el fondo y su cabello flotaba en la superficie como si fuera alga marina; apenas y se podía distinguir su cuerpo bajo el agua.
Ella se frotaba cada centímetro de la piel. No se atrevía a pensar en lo que He Ruize le había hecho mientras estaba inconsciente; por tanto, frotaba con fuerza, quería limpiar la piel que había sido tocada.
Fuera del baño, Zong Jinghao estaba pensando. Él sabía que Lin Xinyan no estaba diciendo la verdad. «¿Cómo podría no saber quién había sido el culpable?» Debía estar evitando decirle la verdad.
Zong Jinghao tomó el teléfono desde la cama y llamó a Cuan Jing.
-Averigua quién estaba con Lin Xinyan hoy en el KS Prívate Club.
-Está bien -respondió Cuan Jing.
Zong Jinghao terminó la llamada y se frotó las sienes mientras se sentaba en la orilla de la cama. Lin Xinyan no había salido en un largo tiempo así que él se acercó a golpear la puerta.
—¿Ya terminaste?
-Sí.
Lin Xinyan envolvió su cabello con una toalla. No tenía ropa para usar, pero después de una larga hora de baño, ella se sintió más tranquila y despejada. Abrió la puerta para mirar a Zong Jinghao de pie fuera del baño. El cuello de su camisa estaba un poco abierto y sus pantalones negros cubrían sus delgadas piernas; mientras tanto, él las estaba observando. Su cabello aún estaba húmedo y había algunas gotas sobre sus hombros que ante su blanca piel parecían cristales.
Lin Xinyan sostenía la toalla con ambas manos como si tuviera miedo de que se le fuera a caer.
-¿Me puedes ayudar con algo?
-Sí -respondió con suavidad Zong Jinghao, bajando la
mirada.
-¿Me puedes conseguir algo de ropa? Cualquier cosa está bien mientras pueda usarla.
Zong Jinghao la miró.
—¿Sabes qué hora es? —Lin Xinyan negó con la cabeza-. Ya es la una de la mañana. ¿De dónde se supone que voy a traerte ropa? Las tiendas están cerradas a esta hora.
—Buena chica.
Él le besó el cabello por la nuca. Lin Xinyan tragó saliva.
-Sé que te hice una promesa, pero... aun así debes tener
mi permiso.
-¿Entonces... puedo?
Él de pronto abrió los ojos con una ligera sonrisa burlona en los labios. Lin Xinyan enterró la cara en la almohada.
—Ya sabes...
—No, no lo sé.
La sonrisa que volvió más grande.
Lin Xinyan pretendió que se había quedado dormida, permaneciendo en silencio. Era evidente que Zong Jinghao lo hacía adrede, él lo sabía y aun así se lo preguntaba porque solo quería que se sintiera avergonzada. Zong Jinghao se acostó boca arriba mirando el techo y le preguntó:
—¿Cuándo me vas a dar permiso para hacer lo que las parejas de casados hacen?
Lin Xinyan parpadeó. Ella no lo sabía, lo había evitado hasta ahora, pues no quería entregase así. No había tenido otra opción en su primera vez, por lo que esta vez ella quería ser la que decidiera.
-Cuando acepte al sexo opuesto.
Zong Jinghao se quedó sin palabras. Si ella no podía aceptarlo hasta el final de su vida, ¿eso quería decir que él no podría tocarla hasta entonces? Era absurdo. ¿Acaso esperaba que se volviera monje?
Lin Xinyan cerró los ojos otra vez. No dijo nada más y pretendió quedarse dormida, aunque su cuerpo estaba rígido a diferencia de los cuerpos de las personas mientras duermen. Zong Jinghao se dio la vuelta para mirarla y se rio, después la abrazó y durmió. Lin Xinyan también cayó en un profundo sueño, solo se despertó a las seis de la mañana. El hombre a su lado seguía durmiendo.
Ella jaló las sábanas y se bajó de la cama sin hacer ruido, temiendo despertarlo. No se había dado cuenta que una parte de la toalla se le había desenrollado durante la noche y que esa esquina estaba bajo el cuerpo de Zong Jinghao, así que cuando ella se levantó sintió una fría brisa en su cuerpo dado que la toalla se había caído.
Ella estaba a punto de jalarla cuando Zong Jinghao se movió. Lin Xinyan temía que él se despertara y la viera desnuda así que regresó bajó las sábanas. Zong Jinghao se dio la vuelta y colocó una de sus piernas sobre ella, después la abrazó y siguió durmiendo.
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