Lin Xinyan se quedó sin palabras. Trató de mover su pierna, pero era demasiado pesada, así que ni siquiera podía levantarla. Ella solo podía rendirse y dejar de intentarlo; entonces, se dio la vuelta para mirar el teléfono en la mesa, se estiró para alcanzarlo y cuando estuvo cerca se las arregló para tomarlo para después marcar el número de la recepción.
-Hola, ¿podría ayudarme a comprar un conjunto de ropa? Se lo pagaré en cuanto llegue.
-Claro, ¿me podría decir cuál es su talla?
-Chica.
-Está bien. -Lin Xinyan estaba a punto de colgar cuando la voz en el teléfono continuó—. ¿En qué habitación se encuentra? Se la enviaré.
Lin Xinyan no sabía que contestar.
-88. —Su voz sonaba relajada aún mientras dormía.
Lin Xinyan giró la cabeza y miró a Zong Jinghao con los ojos entre abiertos observándola. «¿En qué momento se despertó?»
-Habitación 88. -Lin Xinyan le dijo a la recepcionista.
-Está bien.
Después de colgar, ella colocó el teléfono en su lugar.
—¿Cuándo?... ¿cuándo te despertaste?
¿La había visto cuando ella se había levantado de la cama? Había una ligera sonrisa en la comisura de sus labios como si no estuviera despierto por completo.
—Justo ahora.
Lin Xinyan suspiró aliviada, apretó con fuerza la sábana y. después de dudarlo por un largo rato, dijo:
—¿No te vas a levantar?
Él se dio la vuelta. Una de sus manos sostenía su cabeza mientras la otra estaba colocada sobre ella. Él no había entendido aquellas palabras.
-¿Qué?
Lin Xinyan giró la cabeza hacia un lado.
—Nada.
Ella había hablado fuerte y claro hace un momento, ¿cómo era posible que él no la escuchara? Tenía que estar haciéndolo a propósito así que no tenía sentido que ella se lo repitiera. Si él no se levantaba entonces ella tampoco se atrevería a hacerlo, así que no podía hacer más que quedarse acostada y esperar por la ropa.
Media hora después sonó el timbre.
-Abre la puerta -dijo Lin Xinyan tan pronto escuchó su salvación.
Zong Jinghao no se movió, sino que se acercó más hacia ella aplastando la toalla bajo su cuerpo.
-¿Por qué no vas tú? -Lin Xinyan no le respondió; entonces, las comisuras de sus labios se levantaron mientras decía-: Yo puedo ir...
Lin Xinyan lo miró esperando a que terminara la oración, entonces él inclinó la cabeza para mirarla a los ojos.
-Si me das un beso, entonces iré. -Lin Xinyan se quedó sin palabras mientras que Zong Jinghao sonrió-. ¿No quieres? Está bien, no tengo nada más que hacer.
Tampoco me están esperando, así que creo que es buena ¡dea que me tome un descanso hoy.
Lin Xinyan permaneció en silencio. Ella no había ido a casa en toda la noche y no tenía tiempo que perder aquí con él.
—Cierra... —tartamudeó luego de pensarlo un tiempo—. Cierra los ojos.
-De acuerdo.
Zong Jinghao cerró los ojos con aquellas largas y rizadas pestañas gruesas. Lin Xinyan lo miró, pues Lin Xichen se parecía a él dado que ambos tenían pestañas gruesas y risadas. A veces sentía envidia de ellos y no esperaba que él se viera tan bien, así que pretendió estar relajada.
-No puedes abrir los ojos.
-De acuerdo.
Lin Xinyan se movió mientras abrazaba la sábana. Su piel era suave y ahora estaba tan cerca de él que incluso podía ver los delgados vellos en su rostro. Ella cerró los ojos y colocó sus labios sobre los de él con tanta ligereza, tal como una libélula roza la superficie del agua.
Por un momento, Zong Jinghao no supo que decir, así que abrió los ojos y pensó que había sido demasiado rápido. Antes de que pudiera disfrutarlo, el beso había terminado.
-No puedes arrepentirte.
Lin Xinyan se mordió el labio inferior, pues temía que le pidiera aún más cosas ridiculas. Zong Jinghao suspiró. «¿Cuándo había estado dispuesta a hacer algo sin recibir algo a cambio?» Él se quitó las sábanas, salió de la cama y cubrió a Lin Xinyan antes de ir hacia la puerta.
La puerta se abrió, revelando a Guan Jing, quien llevaba una bolsa de ropa en una de las manos.
-Pasé a la recepción y me dijeron que les diera esto. Ya lo pagué.
Mientras hablaba, la mirada de Guan Jing se dirigía hacia la habitación, pues quería saber cuál mujer estaba ahí. «¿En qué momento Zong Jinghao había comenzado a satisfacer su vida privada? ¿Qué tan salvaje había sido la noche anterior para que ya no pudieran volver a usar la ropa?»
Zong Jinghao estaba molesto, frunció el ceño y dijo con tono indiferente:
—¿Ya terminaste de mirar?
Guan Jing de pronto bajó la mirada; sin embargo, aún sentía curiosidad.
Lin Xinyan estaba en un rincón de la cama, envuelta con la sábana, mirando hacia la puerta del baño y apretó fuerte la llave en su mano. Aunque a Zong Jinghao le gustaba tocarla y parecía no respetarla, él nunca había hecho algo indebido, justo como anoche; aunque era claro que ella le interesaba, no la había forzado a hacer algo que no quería. Él escuchó cada palabra que ella decía y la había besado con gentileza la noche anterior.
Lin Xinyan estaba abrumada y limpió sus lagrimosos ojos al pensar que, por otro lado, He Ruize había hecho cosas infames pese a ser la persona que ella respetaba y en quien había confiado.
Para el momento en que ella se había vestido, Zong Jinghao también se había cambiado de ropa. Ambos prepararon sus cosas y salieron de la habitación juntos. El auto se encontraba en el estacionamiento del hotel y Zong Jinghao se sentó en el asiento del copiloto.
—Esta es la primera vez que te dejo conducir un auto conmigo a bordo.
Lin Xinyan lo miró.
-¿Estás seguro de que quieres que conduzca?
Zong Jinghao no le respondió; en lugar de eso, él le mostró su respuesta a través de sus acciones al abrocharse el cinturón. Lin Xinyan encendió el motor y condujo hacia el camino con gran habilidad. El viaje fue silencioso dado que ninguno de los dos hablaba y ambos estaban absortos en sus pensamientos.
Cuando llegaron a la casa de Lin Xinyan, ella se quitó el cinturón de seguridad.
-Iré a ver cómo están y después podemos ir a comer algo.
Ella no había regresado a casa en toda la noche y estaba preocupada por sus hijos, ya que nunca se había quedado ni una sola noche fuera de su hogar.
—De acuerdo. -Zong Jinghao permaneció en el asiento.
Una vez que la figura de Lin Xinyan desapareció escaleras arriba, Zong Jinghao bajó la mirada, se recargó en el asiento y miró la ventana de la casa.
¡Toe, toe! Ese era el sonido de alguien golpeando el cristal del auto, por lo que giró la cabeza y miró una pequeña mano; entonces, bajó el cristal y vio una pequeña figura inclinando la cabeza hacia arriba frente a la puerta del auto.
—¿Estuvo con mi mami anoche? —Antes que Zong Jinghao pudiera responder, Lin Xichen gritó-: ¡Canalla!
Zong Jinghao se quedó sin palabras, pues cada vez que lo encontraba, el niño estaba molesto. ¿Qué había hecho para que fuera tan agresivo con él?
-Creo que tenemos que hablar. -Zong Jinghao levantó las cejas.
Esa actitud de niño malo iba a afectar su relación con Lin Xinyan; después de todo, ella se preocupaba demasiado por él.
—No voy a hablar con usted. Voy a buscar a un hombre más guapo y rico que tú para mi mami.
En el momento en que Lin Xichen pensaba que él los había abandonado, se sentía furioso, quería morderlo para liberar su enojo.
Zong Jinghao empujó la puerta del auto y salió.
—Niño.
De pronto el teléfono en su bolsillo comenzó a sonar, lo sacó y vio que Guan Jing le había enviado un video.
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