Enamorándome de ti romance Capítulo 106

Sus capacidades estaban limitadas porque aún era joven, así que lo único que pudo hacer fue trabajar con este hombre desalmado por el momento.

Zong Jinghao miró al chico, pues le sorprendió que a su corta edad supiera cuidar y valorar a su mamá. Se trataba de una buena madre y de un buen hijo. Lin Xinyan lo había educado bien.

En ese momento, llegó el mesero a limpiar la mesa; él quitó los utensilios que los clientes anteriores habían usado y limpió la mesa con un trapo, el cual se veía que había sido utilizado en muchas mesas, ya que la suerficie seguía brillando con aceite aun después de haberla limpiado. A continuación, Lin Xichen jaló la silla y dijo:

—Siéntate.

Después trepó a su silla con destreza y esperó a que Lin Xinyan le llevara la comida.

-¿No te gusta este tipo de lugar? -Lin Xichen lo miró.

Zong Jinghao le echó un vistazo, jaló la silla y se sentó. No es que no le gustara el lugar, sino que nunca había ido a este tipo de lugares para desayunar; además, no le gustaba que hubiera personas que se asomaran de vez en cuando, pues se sentía como un animal en el zoológico, destinado a actuar para los demás.

Lin Xinyan se acercó a la mesa con una bandeja que contenía pudín, dumplings, pan de cebolleta y unos cuantos huevos. Sirvió dos tazones de pudín, uno lo colocó frente a Zong Jinghao y el otro frente a Lin Xichen, quien lo colocó delante de ella y puso el resto de los platos en la mesa. Después, hizo a un lado la bandeja y se sentó.

Lin Xichen ya había comenzado con el pudín y los dumplings, pues engullía los platillos con tanto gusto que parecían apetitosos.

-Come más lento.

Lin Xinyan tomó un pañuelo y limpió la mancha de pudín que tenía en la comisura de su boca. Zong Jinghao vio el buen apetito del niño.

-¿Por qué no comes? -preguntó Lin Xinyan al ver que Jinghao no había tocado su comida.

Fue hasta ese momento que Zong Jinghao tomó una cuchara y se sirvió el pudín de calabaza. El arroz en el pudín estaba bien cocinado y la calabaza tenía un sabor dulce y un aroma fuerte.

—¿Está rico? —preguntó Lin Xinyan mirando su rostro.

—Sí. —Zong Jinghao no levantó la cabeza, solo tomó otra cucharada y la puso dentro de su boca.

Lin Xinyan sonrió, lo que hizo que sus ojos se vieran como medias lunas. Este negocio no estaba lejos de su casa. Zhuang Zijin fue quien lo descubrió y cuando los trajo por primera vez, Lin Xinyan se enamoró del pudín de calabaza.

-Este también está rico. —Lin Xichen le dio un dumpling a Zong Jinghao.

Vio el dumpling que el niño tenía en sus palillos. Había comido muchos de ellos que lucían exquisitos como por ejemplo, los de la señora Yu y los que había probado en restaurantes. Sin embargo, este no lucía bien; además, parecía estar grasoso.

-Está muy rico. —Lin Xichen lo miró expectante, con ojos grandes y brillantes.

Zong Jinghao se sorprendió al mirarlo, pues tenía unos ojos hermosos. Se parecían a los de él cuando era niño y lo recordaba por la foto que tenía la señora Yu. Entonces, se inclinó hacia delante y se comió el dumpling que Lin Xichen le había dado. Estaba relleno de puerco, camarón y puerro. En un principio, pensó que sabría grasoso por su apariencia, pero fue todo lo contrario, tenía un sabor fresco.

—Está bueno, ¿no? —preguntó Lin Xichen.

El niño pensaba que los dumplings tenían muy buen sabor y quería que los demás estuvieran de acuerdo con él; así que, por un momento, olvidó que el hombre frente a él era alguien insensible. Lo único que quería era probar que los dumplings que le habían gustado estaban deliciosos.

Zong Jinghao se dio cuenta de lo que el niño estaba pensando y decidió tirarle un balde de agua fría.

-No están mal.

Por un momento, Lin Xichen se quedó sin palabras.

-¡Algo anda mal con tus papilas gustativas! -Lin Xichen no estaba dispuesto a rendirse.

Zong Jinghao no quiso responderle, aunque sabía que estaba sano, así como sus papilas gustativas. Después de desayunar, Lin Xinyan fue a pagar mientras que Zong Jinghao y Lin Xichen se adelantaron al auto. Una vez ahí, Lin Xichen se inclinó hacia él y le preguntó:

-¿Qué planeas? ¿Dónde me necesitas?

«¿Ahora estaba en el mismo lugar que él?» Zong Jinghao le hizo señas y él acercó su oído de manera obediente.

—Solo deja que yo me encargue de la venganza y tú encárgate de protegerla cuando yo no esté cerca. También asegúrate de que no sea tan tonta como para caer en la trampa de alguien.

—¡Mi mami no es tonta! -estalló Lin Xichen.

-¿Eso no es ser tonta? -Casi ganan los malos.

-No. —Lin Xichen sacudió la cabeza—. Mi mami no fue cautelosa porque era alguien que conocía, así que no es tonta. -No estuvo de acuerdo con el comentario del hombre y replicó-: Si mi mami es tonta y a ti te sigue gustando aun así, ¿qué eso no te hace más tonto?

Zong Jinghao no tuvo nada que decir, pues era lógico lo que decía. Solo admitió que Lin Xinyan no era tonta, o si no el niño nunca terminaría la discusión.

-Protegeré a mi mami. -Lin Xinchen le extendió la mano -. Carne tu celular. Necesito tu número para que podamos estar en contacto.

Lin Xichen era una persona meticulosa. Zong Jinghao le entregó el teléfono y el niño marcó su número; después, le regresó el dispositivo al hombre cuando se realizó la llamada.

-¿Me ayudarás? -Lin Xinyan no sabía cómo había conseguido preguntarle eso.

En secreto, esperaba que así fuera, pero al mismo tiempo, no se atrevía a creerlo. No podía creer que él haría eso por ella.

Zong Jinghao le respondió con un murmuro y sin mirarla. Lin Xinyan apretó las manos y miró por la ventana porque no quería que se diera cuenta de su exultación. Era la primera vez que sus esperanzas se hacían realidad.

Después de un rato, llamó a Yu Doudou, quien también

estaba muy emocionado al otro lado de la línea.

-De hecho, estaba a punto de buscarte, pues déjame decirte que encontré un abogado en la ciudad B. ¿Cuándo nos reuniremos para discutir esto? Deberíamos encontrar una fecha para presentar el caso en la corte.

—¿Tienes tiempo ahora? -preguntó Lin Xinyan.

-Sí.

-Entonces, hay que vernos, trae la evidencia contigo —dijo Lin Xinyan.

-Muy bien.

-¿Dónde te veo? -preguntó Yu Doudou.

-En Wanyue -dijo Zong Jinghao, pues iba en camino hacia la compañía.

En ese momento, Lin Xinyan se dio cuenta de que había estado manejando hacia el centro de la ciudad. Lin Xinyan frunció los labios después de terminar la llamada con Yu

Doudou.

-Vas a la compañía. ¿Por qué voy para allá yo también?

Él extendió la mano y tomó la de ella; sus masculinos dedos tocaron su palma.

—Acompáñame.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Enamorándome de ti