Lin Xinyan se quedó sin palabras. No le respondió, pues estaba pensando en la llegada de Yu Doudou. De todas formas, no tenía nada que hacer en los próximos días, ya que Qin Ya se estaba haciendo cargo de la tienda por el momento. Hacía mucho tiempo que no tenía tiempo libre.
Después de dar a luz a Lin Xichen y a Lin Ruixi, tuvo que prepararse para sus exámenes y, después de eso, tuvo que trabajar; así que en estos pocos años no se había permitido tomarse un descanso. Por ello, era bueno que pudiera descansar los próximos días. Se recargó en el asiento y se relajó, aunque quitó la mano que Zong Jinghao había estado sosteniendo y dijo:
-Concéntrate en el camino.
Hubo una sensación de pérdida cuando su mano se quedó sin la de Lin Xinyan; entonces, sujetó el volante, pero esa sensación nunca desapareció. Se sintió como si su corazón estuviera vacío y solo podía llenarse cuando estaba cerca de esa mujer. La luz del semáforo estaba en rojo cuando llegaron al cruce, así que con toda tranquilidad, colocó su mano en los muslos de Lin Xinyan. Por su parte, ella estaba muda mientras el dedo ajeno rozaba su piel de forma lenta; sin embargo, antes de que ella lo rechazara, él dijo:
—Somos marido y mujer.
Era un hombre como todos los demás, no era un sacerdote, así que tenía que darle algo, si no dejaba que la tocara todo el tiempo. No obstante, para una mujer, los muslos eran un lugar privado. En lugar de que su mano se quedara inmóvil, continuó rozando su piel, lo que provocó que su rostro se enrojeciera. A continuación, Lin Xinyan tomó el borde de su camisa y apartó la cabeza, pues no se atrevía a mirarlo. Su corazón latía tan rápido como las alas de un colibrí. Era como si su corazón ya no le perteneciera, pues no tenía control de él. Este corazón siempre palpitaría de manera ilógica por este hombre.
Lin Xinyan no lo rechazó, por lo que Zong Jinghao estaba de buen humor. Tenía su muslo debajo de su palma y dejó de moverla cuando avanzaron. Condujo a través del abarrotado centro de la ciudad hasta que llegó al área de oficinas; enseguida, el auto se encontraba en el estacionamiento al aire libre del Grupo Wanyue, pues como era un auto nuevo (el cual lo había comprado para Lin Xinyan), aún no estaba registrado ahí.
El empleado que se encargaba del estacionamiento no levantó la barra.
-Este estacionamiento es solo para empleados del Grupo Wanyue, así que no está abierto al público. Por favor, estaciónese en otro lugar. —Zong Jinghao bajó la ventanilla y el empleado pudo ver su rostro, lo que hizo que lo reconociera de inmediato y de prisa levantó la barra con una sonrisa llena de disculpas-. Ah, no había visto que era usted, señor Zong.
No quería perder su trabajo por haberle bloqueado la entrada al auto del jefe y se congeló por un momento cuando su mirada se posó en la mujer del asiento del pasajero, pues llevaba trabajando ahí al menos 4 años y nunca había visto a ninguna mujer sentada en el auto del jefe. Ella era la primera, así que la miró con fijeza.
Zong Jinghao, por otro lado, lo miró y subió la ventanilla. De esta forma, bloqueó las miradas del exterior. Cuando detuvo el auto, le entregó las llaves a Lin Xinyan y ella las tomó de sus manos.
-Gracias.
A pesar de que Zong Jinghao se la había pasado recordándole que eran marido y mujer, Lin Xinyan sabía que en esa relación no había voluntad ni amor, solo era un matrimonio que sus padres habían arreglado. Sabía que este auto costaba por lo menos un millón y se sentía mal porque él no quería que se lo pagara; entonces, tenía que hacerle ver que apreciaba el gesto.
-¿En serio quieres agradecerme? —dijo Zong Jinghao con una sonrisa.
-Por supuesto. -Lin Xinyan tenía una expresión seria.
-Si estás siendo sincera, bésame. —Él se inclinó hacia ella -. Esa será tu demostración de sinceridad. ¿Qué te parece?
Lin Xinyan no quería responderle, pues él no tenía límites. ¿Qué no dónde estaban? Era su compañía. ¿No le daba
pena que otros los vieran? Ella lo empujó.
—Actúa con seriedad.
-Entonces, me debes por el momento. -Tomó el brazo de Lin Xinyan y lo entrelazó con el suyo. Así, caminaron hacía el elevador.
Lin Xinyan se sentía incómoda, así que mordió sus labios y preguntó:
-¿No se verá mal si los empleados nos ven? -Estaba en una posición incómoda.
Además, acababa de deshacer su compromiso, por lo que era probable que los demás pensaran que ella era la amante que había hecho que Zong Jinghao rompiera su compromiso.
—No quiero que piensen que soy tu amante. No me gusta.
No le agradaban las amantes, en especial cuando decían palabras como que «habían conocido el amor muy tarde» o que «habían conocido a la persona correcta en el momento equivocado». Para ella, todas estas palabras eran excusas. Un buen ejemplo de esto era Lin Guoan, quien solo pensó en su propia felicidad y abandonó a su esposa y a su hija cuando cambiaron sus sentimientos.
-Si hay oportunidad en el futuro, hagámoslo de nuevo.
Si la seguía amando en el futuro y no era solo el interés momentáneo que tenía en ella ahora, tomaría su mano y estaría a su lado en público. La expresión en el rostro de Zong Jinghao se ensombreció un poco y se volvió cortante. También había un amante en su familia. Él soltó la mano de Lin Xinyan y justo en ese momento el elevador se detuvo y alguien entró.
-¿No qué?
-No le digas nada a la señorita William.
-Muy bien. Si me besas, no le diré nada.
Una vez más, la había dejado sin palabras. Lin Xinyan iba a enloquecer por sus acciones despreciables.
-¿Por qué te comportas como una persona despreciable?
-Siempre he sido así.
Lin Xinyan cerró la boca. De pronto, la tomó por la cintura y antes de que pudiera reaccionar, su cálido aliento la había alcanzado. Sus suaves labios tocaron su frente. Poco después, la soltó. Todo el proceso fue breve. Había sido tan rápido que Lin Xinyan pensó que se trataba de una alucinación; no obstante, sabía que no era así, pues aún sentía con claridad la calidez de su aliento en la frente. Él se hizo a un lado mientras tenía una sonrisa en su rostro, como si se tratara de un niño al que le dieron su juguete favorito.
El elevador se detuvo, Zong Jinghao salió y se dirigió a la oficina.
-Tengo sed -dijo él.
Lin Xinyan miró a la izquierda y a la derecha y vio que no había nadie cerca. ¿Le estaba hablando a ella? Claro que sí, pues no había nadie más alrededor. ¿En serio la estaba tratando como su secretaria?
Lin Xinyan suspiró. Al menos ya había estado aquí antes y sabía dónde estaba la alacena, por lo que fácil llegó ahí y se sirvió un vaso de agua.
Había algunos cambios en el lugar. La mayoría de las personas a las cuales vio alguna vez ya no estaban; solía ver algunas mujeres, pero ahora solo había hombres. Se sentía un poco sentimental, pues el tiempo había cambiado muchas cosas. La gerente de finanzas, Han Zhiying, le llevaba a Zong Jinghao el reporte mensual para que lo firmara, pero chocó contra Lin Xinyan enfrente de la oficina del director general. Lin Xinyan estaba sosteniendo un vaso de agua y parte de ella se derramó encima de la gerente.
De inmediato, la expresión en su rostro se ensombreció.
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