Zong Jinghao levantó la mirada y se posó en la mano con la que se cubría el pecho.
-¿Te quemaste?
Lin Xinyan se quedó en silencio por un momento. Giró la cabeza, incapaz de soportar su mirada.
-No.
Se dirigió a la estancia y se sentó en el sofá. Tomó unos pañuelos y empezó a secarse el agua del cuello. De pronto, bloquearon la luz enfrente de ella. No se dio cuenta cuando se acercó Zong Jinghao. Después, Lin Xinyan tosió de manera discreta una vez.
-Pensé que tenías muchos asuntos que resolver. ¿Por qué viniste?
Cuando entró a la oficina con el vaso de agua, vio que tenía una pila alta de documentos en su mesa de oficina por firmar. Sin embargo, Zong Jinghao actuó como si no la hubiera escuchado y le quitó un pañuelo.
—Yo te seco.
—No es necesario. — Lin Xinyan trató de quitarle el pañuelo, pero él alzó la mano y no pudo quitárselo.
-Escúchame.
Zong Jinghao se puso de cuclillas enfrente de sus piernas y le abrió el cuello del vestido con suavidad para secar el agua de su piel. Tenía la mirada baja y bajo sus largas pestañas se formaban sombras, haciéndolo parecer serio y amable, como si estuviera secando una costosa antigüedad.
Por otro lado, Lin Xinyan entró en trance un momento. Después, volteó de manera ligera, pues no se atrevía a mirarlo por mucho tiempo. Tenía miedo de que solo se tratara de un hermoso sueño y que lo que estaba sucediendo no fuera real.
-No seas tan amable conmigo. -No quería caer en su dulce trampa.
Aunque el hecho estaba ahí, no quería pensar en su pasado. Después de esa noche, no creía que pudiera tener un amor romántico por el resto de su vida, pues había perdido el derecho de tener todo lo que fuera hermoso.
No podía negar que la marca que Zong Jinghao había dejado en su vida y en ella, se hacía cada vez más profunda hasta llegar al punto de no poder borrarla ni ignorarla. Parecía haberse acostumbrado a su dominio, su comportamiento frívolo, y su esporádica ternura. Poco a poco se apoderó de su corazón, el cual nunca había revelado. Zong Jinghao soltó una ligera carcajada.
—Quiero ser amable contigo.
Los ojos de Lin Xinyan se enrojecieron, pero no quería que se diera cuenta, así que dijo en tono frío:
-Estás ciego.
Zong Jinghao se quedó sin palabras. Era la primera vez que escuchaba que alguien burlarse de sí mismo.
—Es verdad, estoy muy ciego —dijo levantando la comisura de sus labios-. No te ves tan bonita.
¿Por qué solo estaba interesado en ella? Miró con cuidado a la mujer que tenía enfrente. Sus cejas, su nariz, sus labios, su mandíbula, y sus mejillas. Ninguna de las partes anteriores eran las más bonitas, pero al combinarse hacían que ella luciera impresionante. La imagen que proyectaba hace seis años era la de una chica inocente y pura; sin embargo, ahora había experimentado la vida y la impresión que daba a otros era de amabilidad, intelecto y feminidad.
De pronto, alguien tocó a la puerta de la oficina, lo que hizo que Zong Jinghao se detuviera. Se miraron el uno al otro por un momento, después él se puso de pie y le dio el saco que había aventado al sofá.
—Póntelo.
Lin Xinyan bajó la cabeza y luego se puso el saco. Cuando estuvo lista, Zong Jinghao dijo en voz baja:
-Adelante.
Guan Jing llevó a Yu Doudou, quien era la primera vez que estaba en un lugar así, por lo que había estado observando todo a lo largo del camino. Soltó un suspiro al entrar a la oficina de Zong Jinghao. «Los ricos sí que saben cómo disfrutar de la vida», pensó Yu Doudou, pues toda su casa no era ni una cuarta parte de la oficina de Zong Jinghao.
-Siéntate —dijo Guan Jing.
Yu Doudou se rio a manera de disculpa, pues en ese momento fue un poco grosero. Después, se sentó enfrente de Lin Xinyan.
-Tengo lo que quieres. ¿Ya pensaste qué hacer?
Lin Xinyan miró a Zong Jinghao y asintió.
—Sí, entrégamelo, por favor.
No obstante, Yu Doudou no lo sacó de inmediato, sino que preguntó:
-¿Qué planeas hacer? Acabo de regresar de la ciudad B y déjame decirte que el bufete de abogados Dacheng tiene buena reputación en ese país; todos sus miembros son de élite. Si contratamos a uno como nuestro abogado, tenemos altas posibilidades de ganar. -Su expresión se tornó sombría cuando continuó-: De hecho, encontré uno, pero rechazó el trabajo en cuanto supo que era contra la familia He.
En ese momento, Lin Xinyan comprendió lo que Zong Jinghao quería decir: no podían hacer nada solo si solo contaban con la evidencia de Yu Doudou, pues la familia He le pagaría a alguien para encubrir el caso.
—Fue un accidente.
-Ten más cuidado -dijo Zhuang Zijin, preocupada.
Después de todo, se conocían desde hace mucho tiempo y era cortés con He Ruize, aunque sabía que era imposible que su hija estuviera con él.
-Lo tendré. ¿Dónde está Van? -Miró dentro de la casa, pero no la vio.
-No llegó a dormir anoche. Vino esta mañana, pero se fue poco después de que llegó, no sé en qué está ocupada — dijo Zhuang Zijin.
—Ah, ya veo. Estoy aquí por ella. ¿Por qué no me invita a pasar, tía? -preguntó He Ruize con una sonrisa.
-Ay no, qué distraída. Me olvidé de esa parte. -Zhuang Zijin se apresuró a hacerse a un lado y lo dejó pasar.
-¿Dónde están los niños? -preguntó He Ruize mirando la recámara.
Zhuang Zijin se limpió las manos en el delantal y le sirvió un vaso de agua.
-Xichen y Ruixi están jugando en la habitación.
—Ah. —He Ruize se sentó en el sofá y preguntó de manera casual-: ¿Dijo algo Van cuando regresó?
Él tomó un sorbo de agua para cubrir el pánico que sentía.
-No, solo vino a ver que los niños estuvieran bien. Ni siquiera desayunó en casa. -Sonrió Zhuang Zijin.
—Ayer me reuní con ella y le dije sobre nuestra relación. Al parecer se molestó y se fue, así que vine a buscarla porque me temo que todavía esté enojada.
La sonrisa en el rostro de Zhuang Zijin disminuyó un poco, pues no parecía ser la reacción que su hija tendría. Incluso si lo hubiera rechazado, no se habría ido de inmediato.
Trataba a las personas, buenas o malas, de acuerdo a como la trataban a ella y aunque no sintiera atracción por He Ruize, él la había ayudado mucho con el paso de los años. Habría sido más considerada que solo cortar los lazos así en el acto.
-Tía, me gustaría invitarlos a almorzar para disculparme con Van. -He Ruize apartó un poco la mirada, pues no se atrevía a mirar a Zhuang Zijin a los ojos.
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