Enamorándome de ti romance Capítulo 112

Lin Ruixi sonrió y mostró sus dientes blancos en fila.

-Claro. -He Ruize miró a Lin Xichen, quien había estado callado todo el camino y preguntó—: ¿Por qué no hablas, Xichen?

-Me siento triste. -Lin Xichen se veía angustiado.

—Eres solo un niño, ¿por qué te sientes triste? —dijo Zhuang Zijin, quien añadió-: ¿Tu mamá no te dio tu smartwatch ni tu tableta? ¿Qué más te hace sentir así? ¿Y por qué tiras de mi camisa?

Lin Xichen quería que su abuela parara de hablar, pero falló.

—Suficiente, me estás avergonzando enfrente del tío.

Se le ocurrió una explicación al momento, pero estaba enojado cuando dijo la palabra «tío», pues un hipócrita como él no merecía que lo llamara así.

-Enséñame tu reloj, Xichen. Se me olvidó cómo es.

Zhuang Zijin no llevó su teléfono, pues He Ruize tiró el té en él a propósito y, por ende, estaba apagado. He Ruize miró en concreto la muñeca del niño y vio que no tenía nada en ella, pues el hombre no le permitió ponerse en contacto con su mamá.

-Mmm, olvidé traerlo. —Lin Xichen tenía una mirada sospechosa.

He Ruize sabía que ese niño era inteligente y que su comportamiento anterior era una señal de culpabilidad, pero, ¿de qué se sentía culpable? He Ruize entrecerró los ojos, pues la reacción de Zhuang Zijin fue normal y no desconfiaba de él, lo que significaba que Lin Xinyan no le había dicho a su mamá nada al respecto ni mucho menos a los dos niños de cinco años.

Sacó su teléfono del bolsillo y le llamó a Lin Xichen. Enseguida, sonó un tono de llamada proveniente del interior del auto y He Ruize lo reconoció con claridad, así sonaba el reloj de Lin Xichen. Aterrado, guardó el smartwatch en su bolsillo, pero ya era muy tarde.

-¿Por qué me mentiste, Xichen? ¿Olvidas que fui yo quien te compró este reloj y que, por ello, puse mi número y el de tu madre como número de atención especial? Así que no importa si lo apagas, te avisará cuando llamemos.

Lin Xichen se acordó de este dato después de que su reloj sonara. «¿Cómo pude olvidar algo tan importante?» Lin Xichen bajó la cabeza, sintiéndose molesto.

-Solo no quiero mostrártelo. —Mantuvo la cabeza baja para que He Ruize no viera su expresión.

—Recuerdo que ese reloj también tiene GPS, pues en aquel momento tenía miedo de que te perdieras.

-Sí, tiene GPS. -Lin Xichen se sintió mal y trató de llamar a Zong Jinghao.

De pronto, He Ruize estacionó el auto a un lado de la carretera, volteó a ver a Lin Xichen, y le preguntó:

-¿A quién estás llamando?

—A nadie. —Se asustó y dejó caer el reloj, lo que hizo que pudiera leer en la pantalla el nombre «Hombre desalmado».

Así era como Lin Xichen llamaba a Zong Jinghao por haberlos abandonado, convirtiéndolo en alguien desalmado; el hecho de que ahora trabajaran juntos, no significaba que lo había perdonado. He Ruize se agachó, lo recogió, y mientras veía el nombre, preguntó:

—¿Quién es?

Lin Xichen estaba tan nervioso que una capa de sudor se formó en su frente.

—Es mi maestro. Le gusta controlarme, por eso le puse ese apodo.

He Ruize no dudó de él porque sabía que Lin Xichen estuvo estudiando en una institución académica y que tenía un maestro.

-Llevas mucho tiempo usando este smartwatch. Ya es tiempo de cambiarlo.

Después de eso, quitó la placa eléctrica cuadrada que estaba en el interior, por lo que la pantalla se puso negra.

-No, no quiero cambiarlo. —Lin Xichen extendió la mano para agarrarlo, pero He Ruize lo esquivó con facilidad.

Zhuang Zijin se dio cuenta de que He Ruize se estaba comportando de manera muy extraña.

-Ese smartwatch todavía tiene uso.

He Ruize tiró el reloj en un pequeño río que no estaba lejos de ahí. Ya habían salido de la ciudad y ahora estaban en camino a las afueras.

-¿Por qué está tan lejos? -preguntó Zhuang Zijin.

He Ruize dijo que había reservado en una finca familiar, la cual se encontraba en una zona remota, lo que quitó las dudas de Zhuang Zijin.

—Te compraré uno nuevo en la ciudad cuando regresemos del desayuno. Como este ya tenía mucho tiempo de uso, ya no servirán muchas de sus funciones.

-Yo creo que todavía sirve; además, sonó cuando marcaste. Eso quiere decir que aún puede usarse.

Zhuang Zijin tuvo una ligera impresión de que había algo extraño en He Ruize.

-Le compraré uno nuevo. -Encendió el auto y volvió al camino.

De pronto, Lin Xichen tiró de la camisa de He Ruize.

—Quiero ir a casa.

-Ya casi llegamos, ¿por qué quieres irte a casa? -He Ruize no pensaba detenerse.

-Porque... porque... -Lin Xichen se devanaba los sesos, pues necesitaba encontrar una razón. Sin embargo, en ese momento se le encendió el foco y se tocó el estómago al pensar en esa idea.

—Me duele el estómago. Quiero ir al baño.

-Aguanta un poco porque aquí no hay baño.

Lin Xinyan se sintió preocupada.

-¿En serio?

-Sí.

Mientras tanto, Zhuang Zijin estaba ansiosa.

—Date prisa y deten el coche. ¡Xichen se siente incómodo!

He Ruize miró el GPS y notó que estaban cerca del lugar a donde se dirigían, por lo que no perdería demasiado tiempo si se detenía ahí; entonces, paró el auto. Además, ya había destruido todos los medios de comunicación de Lin Xichen, así que ya no podía contactar a nadie. Empujó la puerta del auto para bajarse, caminó hacia el asiento trasero y le dijo a Zhuang Zijin:

-Yo llevaré a Xichen, usted quédese aquí cuidando de Ruixi. Es un lugar remoto, así que tenga cuidado, podría haber criminales.

-Está bien —respondió Zhuang Zijin.

-Abrázame, tío. Me duele tanto el estómago que no puedo ni caminar. -Lin Xichen rodeó con sus brazos la cintura de He Ruize, haciéndolo ver débil.

-¿En serio te duele el estómago? -He Ruize lo miró.

—Sí, ¿por qué te mentiría? —Lin Xichen se lanzó a sus brazos y lo abrazó tan fuerte, como si fuera alguien muy cercano a él.

Estaba débil por la enfermedad. He Ruize vio crecer a este chico, por lo que había un vínculo entre ellos y al verlo sufriendo del dolor, su corazón se ablandó.

—Te llevaré en mis brazos.

Cuando Lin Xichen estaba en sus brazos, metió la mano de manera discreta en su bolsillo al mismo tiempo que le hablaba a propósito para distraerlo.

-¿Me voy a morir, tío?

—Tonterías. Claro que no, solo es un dolor de estómago, no una enfermedad terminal. —He Ruize lo consoló.

-¿Entonces por qué me duele tanto? En serio, me duele tanto que me está matando. -Se movió a propósito en sus brazos para disimular la maniobra de sacar el teléfono.

-No morirás tan fácil. Además, si mueres, tu mami tampoco podría sobrevivir. -En cuanto habló de ella, sus ojos se oscurecieron.

Lin Xichen consiguió el teléfono con éxito y lo guardó a escondidas en su bolsillo.

-Este parece ser un buen lugar. -He Ruize lo bajó en el bosque.

Lin Xichen se quitó los pantalones de inmediato una vez que tuvo los pies en el suelo.

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