Esto no debería pasar. Aunque ella no supiera si «Lin Xinyan» es la impostora, ¿cómo pudo él darse cuenta en un día? Era imposible, por lo que He Ruilin no podía creer que Zong Jinghao fuera capaz de llegar a la verdad tan pronto.
-No intentes engañarme —dijo, aún obstinada y con la boca sangrando.
Ella creía con firmeza que Zong Jinghao no llegaría a la verdad, al menos no tan pronto.
Aunque Zong Jinghao parecía sereno, He Ruilin temblaba de manera inconsciente cada vez que él daba un paso adelante. Era como un demonio que se acercaba a la luz y podía infundir terror en su corazón con facilidad. He Ruilin quería moverse para alejarse de él, pero cada centímetro de sus músculos le dolía en cuanto se movía y temblaba de miedo.
—¿Qué quieres?
Zong Jinghao arrodilló una de sus piernas ante ella y levantó el cabello que cubría sus ojos y dijo:
-Solo dime con exactitud dónde está Lin Xinyan y puede que tengas una oportunidad de seguir viva.
He Ruilin se resistía a admitir que él sabía la verdad; sin embargo, lo que acababa de decir indicaba con claridad que ya se había dado cuenta de que la mujer no era Lin Xinyan.
—¿Por qué demonios Lin Xinyan se merece todo esto? — preguntó con desprecio y a regañadientes en tanto sus lágrimas caían por su rostro-, ¿Por qué te preocupas tanto por ella? ¿Es porque dio a luz a dos niños para ti? Yo puedo hacerlo sin ella o incluso la falsa Lin Xinyan puede hacerlo también.
Frunciendo el ceño, Zong Jinghao perdió la paciencia por completo.
-¡Dime! ¿Dónde está? -ordenó con un tono aún más frío.
He Ruilin lo miró fijo durante un buen rato y se rio de
repente.
—Si ya lo sabes, no te mentiré más. La que está contigo es Lin Yuhan y no Lin Xinyan, la verdadera Lin Xinyan debería haberse ido con mi hermano. -Ella rio con locura y pareció feroz mientras decía-: Sé que no me dejarás ir, pero nunca encontrarás a Lin Xinyan aun después de mi muerte y eso sigue siendo un buen acuerdo para mí. Ja, ja...
Zong Jinghao apretó su cuello y su risa se volvió de inmediato en un gemido de dolor.
—¿He sido demasiado amable contigo? —dijo mirándola con ferocidad.
He Ruilin estaba aterrorizada, su delgado cuello en la mano de Zong Jinghao era como un frágil retoño que podía romperse sin más con un poco de fuerza. La fuerza de los dedos de Zong Jinghao era asombrosa. Supo gracias a Shen Peichuan que Zong Jinghao estaba entrenando artes marciales y que muchas de sus habilidades eran incluso más poderosas que las suyas y hubiera obtenido grandes logros de no ser porque dejó de entrenar al tener que heredar el negocio de la familia Zong.
Podía ver con claridad la intención de Zong Jinghao de matarla en sus ojos; mientras se apoyaba en la fría y sólida pared, sintió que aquella superficie era penetrante y fría al tacto y que el dolor la estaba matando. «¿De verdad ama tanto a Lin Xinyan?» El corazón de He Ruilin se desgarró mientras se esforzaba por decir:
-Hablaré...
Zong Jinghao aflojó su mano y la soltó.
Se tumbó en el suelo, donde tragó aire una vez que pudo respirar; además, tosía sin parar debido a su garganta seca y rasposa en tanto escupía sangre mientras todos sus dedos de ambas manos estaban cerrados en puños sobre el piso.
—Es demasiado tarde aunque lo sepas. De acuerdo a nuestro plan, para cuando hayas encontrado a la falsa Lin Xinyan, la verdadera será inyectada con un tipo de droga que perturba el sistema nervioso y, como resultado, perderá todos sus recuerdos, así que mi hermano se la llevará para abandonar la ciudad B.
»Me temo que a estas alturas ya ha dejado la ciudad B. — Miró a Zong Jinghao a través de su pelo que cubría parte de sus ojos y dijo-: Queremos que olvide todo lo que pasó en el pasado, incluyendo a sus hijos y a ti; después de eso, solo recordará a una persona en su mundo, a mi hermano, y podrán ir a un lugar sereno para vivir una vida tranquila como una pareja normal. ¿Quién sabe? Ella podría estar acostada ahora debajo de mi hermano para disfrutar de un momento íntimo y apasionado...
Antes de que pudiera terminar sus palabras, recibió un puñetazo de Zong Jinghao y se desmayó. Sus ojos reflejaban su sed de sangre mientras cada palabra de He Ruilin lo irritaba tanto que ni siquiera se dio cuenta de que sus manos estaban llenas de sangre y temblaban. Al cabo de un rato, cuando volvió en sí, se levantó y salió de la habitación.
—El comandante Shen está en el despacho —le dijo Liu acercándose de inmediato.
—No permitas que nadie vea a esa mujer —indicó Zong Jinghao con tristeza-. Cuida bien de ella, asegúrate de que no tenga ninguna herida evidente y perdónale la vida.
-Entendido. -Como Liu trabajaba para Shen Peichuan, era muy considerado y tenía una gran atención a los detalles, así que dijo—: No se preocupe, señor Zong, me encargaré de asegurar de que no haya rastros.
Zong Jinghao asintió en respuesta y se fue del lugar.
No importaba cómo Shen Peichuan intentara entretener o engañar a Lin Xichen en la oficina, él nunca sonreía. De pie frente al escritorio, se limitó a levantar uno de sus dedos para juguetear con la pequeña bandera de China del escritorio.
Shen Peichuan se sentó en el sofá y buscó información en Baidu sobre formas de entretener a los niños, pero todas las respuestas que le dieron fueron sobre comprar juguetes, comida, ir a un parque de atracciones, etcétera. Podía ver que Lin Xichen era mucho más maduro que los niños normales de cinco años, por lo que esas cosas seguro que no le convencían.
-No te preocupes, Xichen. Seguro que encontraremos a tu mamá.
Lin Xichen, que estaba jugueteando con la bandera roja, se detuvo de repente al no poder evitar que sus lágrimas corrieran por su cara, pues estaba preocupado y asustado desde que su mamá había desaparecido.
-Jinghao. -Una vez que Zong Jinghao entró al despacho, Shen Peichuan se levantó del sofá, lanzó un suspiro y dijo —: Este chico es demasiado maduro.
No sabía si era algo bueno o malo.
La mirada de Zong Jinghao se posó en el pequeño cuerpo frente al escritorio. Al notar que había regresado, se limpió con tranquilidad las lágrimas, se dio la vuelta y preguntó como si no hubiera pasado nada:
-Aunque eres muy joven, tienes muchas preocupaciones.
Lin Xichen bajó la mirada mientras sus onduladas y espesas pestañas se estremecían un poco.
—El Sr. He decía antes que mami arriesgó su vida a cambio de la de mi hermana y la mía. Cuando mamá aún nos llevaba en su vientre, tuvo un accidente y se lesionó, así que tenía que ser operada o de lo contrario, quedaría discapacitada de forma permanente.
»Sin embargo, si se operaba, había que administrarle anestésicos y podría ser incapaz de darnos a luz a mi hermana y a mí por el efecto de estos... -Abrió mucho los ojos para evitar que se le saltaran las lágrimas y dijo-: Al final se sometió a la operación sin los medicamentos y consiguió salvarnos a mi hermana y a mí. No estoy seguro de lo doloroso que fue, ya que nunca lo he experimentado, pero he oído que se desmayó varias veces debido al dolor y que estuvo a punto de morir...
»Desde que nací, soy el único hombre de la casa, quiero protegerla y amarla para que no le hagan daño ni pase por ese dolor nunca más. -Resopló y continuó-: No me importa que el hombre que la cuide en el futuro sea mi verdadero padre o no. Mientras ame, cuide, respete, aprecie y proteja a mi mami, estoy dispuesto a aceptar a ese hombre e incluso reconocerlo como mi padre.
Lin Xichen fue claro: no importaba la elección que hiciera Lin Xinyan, él la entendería y la aceptaría. Si su verdadero padre, Zong Jinghao, no podía hacer las cosas que mencionó, tampoco podría aceptarlo, pues su mamá debe tener un hombre muy bueno que la cuide.
Zong Jinghao se apoyó en un codo que descansaba en la ventana. Sus emociones estaban ocultas bajo las sombras de los árboles y solo se podía ver con dificultad el contorno de su rostro; no obstante, todo su cuerpo temblaba un poco si se le veía de cerca. No había palabras que pudieran describir sus sentimientos, la conmoción, el impacto y el dolor indescriptible...
Solo pudo recuperarse después de un tiempo para hablar con Lin Xichen.
-Deberíamos ir a casa —dijo con la voz aún ronca.
Volvió a arrancar el auto cuando todavía estaba hablando.
-Espera. —Lin Xichen notó las manchas de sangre en el dorso de su mano y le preguntó-: ¿Estás herido?
—No. —La sangre de su mano no era suya.
Lin Xichen sin saberlo lanzó un suspiro de alivio, sacó un trozo de pañuelo de papel húmedo de la caja que había delante y dijo:
-Te limpiaré.
Zong Jinghao extendió la mano, Lin Xichen bajó la mirada y sujetó la palma con una mano para limpiar las manchas de sangre del dorso de la mano con la otra; estaba tan absorto en sus pensamientos que no preguntó de dónde había sacado las manchas de sangre. Mientras tanto, Zong Jinghao lo miraba.
«Tiene la cara de un niño, pero no actúa como tal en absoluto.»
Al ver la madurez del chico, su corazón se desgarró, como si la agonía lo erosionara.
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