—¿Debo traerla para interrogarla? -Puede que aún tenga que obtener información de ella para encontrar a Lin Xinyan.
—No —dijo Zong Jinghao, cerrando sus ojos y con un aspecto cansado.
«Ella aún podría ser útil.»
Shen Peichuan no siguió discutiendo, ya que sabía que Zong Jinghao tenía su propio plan, así que cambió de tema.
—Está claro que se trata de un gran complot —dijo—. Primero fue Shen Xiuqing, después He Ruilin y ahora esta falsa señorita Lin lo buscó. Si hicieron tantas cosas solo para asegurarse de que esta falsa señorita Lin pueda estar a su lado, ¿qué ganaría He Ruilin con eso?
Zong Jinghao abrió de repente los ojos en tanto su mente volvió a los recuerdos del pasado. Quizás He Ruilin no tuviera relación directa con la muerte de Shen Xiuqing, sino que prefirió morir por voluntad propia por Lin Yuhan. Al haber perdido su libertad, pensó que sería mejor para ella ayudar a cumplir los deseos de su hija.
«¿Y cómo beneficiaría eso a He Ruilin? Ella no es el tipo de persona que ayudaría a otros gratis. ¿Por qué ayudó a Lin Yuhan y meterse ella misma en tantos problemas?»
La relación entre la familia He y ella no era buena; además, el único cercano a ella era He Ruize, quien había sido apresado...
-Esto no está bien. —Zong Jinghao se levantó de repente.
Shen Peichuan no estaba seguro de lo que estaba pensando y preguntó:
—¿Qué pasa?
-Puede que He Ruize ya no esté en la cárcel. -Se dirigió hacia la puerta.
Shen Peichuan lo siguió con rapidez.
-No puede ser, la única manera de que no esté en la cárcel es que haya conseguido escapar... —De repente se dio cuenta de que algo no estaba bien y dijo—: ¿La familia He ha incumplido su promesa?
Zong Jinghao lo miró y pensó para sí mismo: «Puede que esto no esté relacionado con la familia He, pero He Ruilin debe tener una relación directa con esto.»
Cuando se abrió la puerta, vieron a Cuan Jing con Lin Xichen en brazos, de pie frente a la puerta y a punto de golpearlo. Zong Jinghao se detuvo, miró a Lin Xichen en los brazos de Cuan Jing y tragó saliva.
—¿Dónde está mi mamá? —Lin Xichen lo miraba con atención.
En un principio Zong Jinghao quería que la mujer falsa se hiciera pasar Lin Xinyan para tranquilizarlo; sin embargo, no pudo hacerlo una vez que lo imaginó llamando a esa mujer su mami. Levantó poco a poco sus dedos apenas temblorosos para acariciar su cara y dijo:
-Eres un hombre; por lo tanto, deberías parecer un hombre. -Lin Xichen parecía nervioso, pues era claro que Zong Jinghao indicaba un mal presagio—. Tu mamá ha desaparecido -dijo cargando a Lin Xichen—: La encontraremos juntos, ¿de acuerdo?
El testarudo Lin Xichen no se negó a ser llevado por Zong Jinghao, pero no dijo nada; aunque sus ojos estaban inyectados en sangre, se esforzó por abrirlos con tal de evitar que las lágrimas corrieran por su cara y dijo con voz ronca:
-Soy un hombre y no voy a llorar. Quiero encontrar a mamá. —Zong Jinghao tomó al pequeño en sus brazos, mostrando una ternura nunca antes vista. Mientras tanto, Lin Xichen se apoyó en su pecho en silencio, escuchó los latidos de su corazón y se sumergió en el olor especial de su cuerpo; su pequeña mano lo agarró por el cuello con fuerza mientras decía con firmeza-: Encontraremos a mamá.
Zong Jinghao respondió de manera afirmativa y con suavidad, entonces miró a Guan Jing y dijo con voz profunda:
-Tú vigilarás a la mujer de adentro.
Después de terminar de hablar, salió del hotel, dejando a Guan Jing confundido. «¿Qué mujer? ¿Y ahora qué está pasando?»
Cuando Shen Peichuan pasó junto a él, resumió la historia:
—La señorita Lin ha desaparecido, la que está dentro de la casa es falsa y como podría ser útil, no debemos dejar que sepa que averiguamos su identidad.
Guan Jing se perdió por un momento. «¿Qué? ¿Lin Xinyan ha desaparecido y, sin embargo, hay una impostora aquí? ¿Qué está pasando en realidad?»
Como Shen Peichuan no tenía tiempo para explicarle a detalle, se limitó a darle una palmadita en el hombro y siguió a Zong Jinghao para salir del hotel; luego, arrancó el auto, llamó a su subordinado y le indicó que comprobara si He Ruize seguía en prisión.
Después de una media hora, recibió la noticia de que He Ruize había sido sustituido por otra persona que se
parecía a él para quedarse en prisión.
Zong Jinghao permaneció en silencio y parecía sin emociones, tanto que los demás no podían leer su mente en absoluto. He Ruilin se sintió un poco incómoda, pero según su plan, «Lin Xinyan» debería ser capaz de enamorarlo con éxito ahora. He Ruize también había llevado a Lin Xinyan, que había perdido sus recuerdos, para que abandonara ciudad B. En cuanto a ella, Shen Peichuan nunca pudo descubrir ninguna prueba de que hubiera cometido un crimen y, al mismo tiempo, había pedido a un abogado que la asistiera cuando lo necesitara.
«Este será un final feliz para todos.» Aunque perdió a Zong Jinghao, consiguió cumplir el deseo de su hermano y de todos modos, Zong Jinghao no la quería, así que la trama era perfecta hasta ahora. «¿Pero por qué estaría aquí? ¿No debería estar en su casa pegado a "Lin Xinyan" todo el tiempo una vez que la encontrara?»
Entonces Shen Peichuan se encargaría de ella y pronto podría liberarse, puesto que no tenía ni una sola prueba para demostrar su crimen. Ella sintió algo extraño cuando Zong Jinghao se presentó ante ella.
—¿Será que Lin Xinyan no fue lo suficiente coqueta y no te complació...?
jPas! Su voz se detuvo de repente. Antes de terminar de escuchar su asqueroso lenguaje, Zong Jinghao la abofeteó en la cara con todas sus fuerzas y, como He Ruilin no se lo esperaba en absoluto, cayó al suelo de repente junto con la silla. El polvo volaba por toda la casa tras el fuerte golpe.
—No intentes engañarme —dijo poniéndose sobre una rodilla frente a ella-. No sabes cuántas pruebas tengo en tu contra ni cuántas cosas que creías que yo desconocía. Cuéntamelo todo si quieres vivir. ¿Dónde está Lin Xinyan?
He Ruilin sufría una pérdida temporal de audición y lo único que podía oír era un constante zumbido en sus oídos, mientras el lado derecho de su cara estaba adormecido y desvaído; entonces lo miró a través de su pelo que le tapaba parte de los ojos y, de forma obstinada, dijo con su boca sangrando:
-No sé de qué estás hablando.
—¿De verdad?
Zong Jinghao perdió la paciencia, por lo que se levantó para desabrocharse el saco y dejar al descubierto su traje blanco. Como He Ruilin no se había recuperado después de recibir una fuerte bofetada en la cara, no estaba segura de lo que pretendía y dijo:
-Tú, ¿qué estás haciendo?
Zong Jinghao le dedicó una sonrisa siniestra.
—Si no quieres hablar, cambiemos el método.
Cuando He Ruilin abrió los ojos y cuando estaba a punto de decir algo, él le dio una patada en el pecho tan rápida como un rayo con todas sus fuerzas. Ella salió volando y se estrelló contra la sólida pared. Era una tortura salvaje, ya que se fracturó la columna vertebral y ahora sentía un intenso dolor, cayó al suelo con su cuerpo retorciéndose, ahora presa del pánico; entonces, miró al feroz hombre y le preguntó:
—Tú, ¿lo sabías?
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