Enamorándome de ti romance Capítulo 173

Lin Yuhan abrió mucho los ojos mientras miraba a He Ruilin, parecía que se lanzaría a apuñalarla si tuviera un cuchillo en sus manos.

—Suéltala.

Zong Jinghao no creía que Lin Yuhan no supiera sobre el paradero de Lin Xinyan solo porque He Ruilin lo dijera; al estar cooperando por su propio beneficio, la confianza entre ellas era débil y era fácil ponerlas en contra de la otra. Tampoco sería difícil para él obtener información de ellas.

—¡Maldita! ¿Cómo vas a saberlo si yo no lo sé? —Lin Yuhan rugió y, si no fuera porque alguien la detuvo, se habría tragado a He Ruilin entera.

Era justo lo que Zong Jinghao había pensado. Su alianza se formó solo para su propio beneficio. Ahora que tenían que pelear la una con la otra, no pensarían la otra; en todo caso, querrían que la otra muriera.

-Tu hermano se la había llevado y yo lo seguí en secreto. Eres tonta si crees que no sé dónde está. ¿Crees que eres la única que tiene un plan de respaldo? Yo también lo tengo.

Shen Xiuqing había muerto en este plan. Su única familia la había abandonado y ahora estaba sola en este gran mundo. ¿Cómo no iba a ser más astuta y preparar un plan de respaldo para ella misma?

Shen Peichuan y Su Zhan intercambiaron una mirada al caer en cuenta que las dos mujeres tenían sus propios planes secretos. El plan de Zong Jinghao para hacerlas ir en contra de la otra funcionó a la perfección en este caso, así que él dobló sus dedos, pero no apretó las manos con fuerza.

-La que me diga el paradero de Lin Xinyan será la que sobreviva -dijo.

-¡Yo!

—¡Yo te lo diré!

Los dos dijeron al mismo tiempo y luego se miraron la una a la otra, esperando que la otra persona fuera la que muriera.

-He Ruize llevó a Lin Xinyan a la villa Shunbei, no está lejos de la ciudad B...

Las palabras de Lin Yuhan salieron de inmediato mientras en un intento de ser más rápida que He Ruilin. No se tenían confianza ante el peligro. La relación entre ellas que se había construido con base en beneficios individuales se derrumbó al instante.

Zong Jinghao ya estaba afuera, aunque Lin Yuhan aún no había terminado su frase y Su Zhan se apresuró a seguirle. Por su parte, Shen Peichuan miró a los dos hombres de la esquina y les ordenó:

-Déjenla ir.

—¿No se van a pelear?

Era obvio que ambas no podían estar en el mismo espacio en este momento, pero los labios de Shen Peichuan se curvaron hacia arriba.

-No depende de mí decidir quién vivirá y quién morirá. Ahora traigan algunos hombres más y síganme.

Los dos hombres entendieron las palabras de Shen Peichuan, soltaron a Lin Yuhan para seguirlo fuera de la sala de interrogatorios y cerraron la puerta tras ellos.

En el momento en que Lin Yuhan se liberó, se abalanzó sobre He Ruilin.

-¡Maldita! ¡Vete al infierno! ¡Vete al infierno! ¿Cómo te atreves a traicionarme?

He Ruilin estaba aún más furiosa que ella.

—¡Idiota! ¡Zong Jinghao nos estaba haciendo esto a propósito! ¡Si tú y yo hubiéramos mantenido la boca cerrada, podríamos tener una oportunidad de vivir! ¿Crees que podrás sobrevivir después de haberlo dicho?

Lin Yuhan se quedó atónita por un momento, pero la ira se apoderó de sus sentidos y apretó sus manos alrededor del cuello de He Ruilin.

-¡Si no me hubieras traicionado, todavía podría haber estado a su lado! ¡Fue por ti, traidora! Tú fuiste la primera en traicionarme, ¿cómo te atreves a hablarme de eso?

Cuando una persona estaba enfurecida, tenía un potencial ilimitado y este era un buen ejemplo. He Ruilin estaba muy herida y apenas podía respirar, pero se las arregló para dominar y empujar a Lin Yuhan, que se encontraba sobre ella; mientras Lin Yuhan estaba en el suelo, He Ruilin se sentó encima de ella, la agarró del pelo y le gritó en la cara:

—¡Nunca te traicioné! Siempre supo que nunca fuiste Lin Xinyan.

Lin Yuhan sintió que le arrancaría el cuero cabelludo y enseñó los dientes de dolor.

-¿Crees que voy a creer lo que has dicho? -exclamó-. Si no se lo dijiste, ¿cómo lo supo? No es como si fuera telépata y pueda leer mi mente.

He Ruilin se quedó atónita por un segundo. Así es, ella ni siquiera podía diferenciar esta cara de la de Lin Xinyan. «¿Cómo se dio cuenta Zong Jinghao con tanta rapidez? ¿Cuánto sabía sobre Lin Xinyan?» Mientras estaba distraída, Lin Yuhan se las arregló para ganar la ventaja de nuevo.

-Aunque no se lo dijeras antes, acabas de traicionarme y lo escuché con mis propios oídos. —Lin Yuhan le agarró el pelo y golpeó la cabeza contra el suelo-, ¡Agarra mi pelo otra vez! ¡Agárralo! Espero que mueras de esto, perra.

He Ruilin sintió que se aturdía por los golpes. El dolor se había vuelto intenso y sentía que el cerebro se le iba a salir de la cabeza y aporreó con fuerza el suelo para intentar que alguien la salvara. Por desgracia, no habría nadie que entrara en este lugar ni que la salvara; ella quería defenderse, pero no tenía fuerzas para hacerlo.

-¡Perra, vete al infierno! -Lin Yuhan estaba atrapada en su ira; no le importaba si He Ruilin iba a morir o no, solo quería vengarse de su traición.

-Lin... Yuhan. Si yo muero, no creas que podrás vivir...

-¿No querías matarme? ¿No querías mi vida? Si alguien va a morir, ¡serás tú! —Lin Yuhan sonrió con ferocidad.

La visión de He Ruilin daba vueltas y la figura delante de ella se volvía más borrosa cada segundo. No sabía si estaba muriendo, pero apenas aguantaba. De repente, se agarró al pelo de Lin Yuhan y tiró de ella hacia abajo con todas sus fuerzas. Lin Yuhan gritó de dolor y He Ruilin aprovechó la oportunidad para sacar la correa de su vestido y envolverla alrededor de su cuello para tirar con fuerza.

Como su cara era la misma que la de Lin Xinyan, depositó en ella todo su odio hacia Lin Xinyan. Sus ojos estaban inyectados en sangre mientras continuaba apretando la correa.

-Ah...

Los ojos de Lin Yuhan se pusieron en blanco y su lengua quedó extendida fuera de su boca; si bien la había abierto para intentar pedir ayuda, lo único que pudo forzar fueron algunos ruidos de asfixia.

-Si tocas y gritas así, asustarás a la gente de dentro. —Su Zhan miró a la mujer, al parecer insatisfecha con el toque de la puerta.

—No puede, no puede. Esta casa tiene ventanas antirrobo. No pueden huir si están en la casa. -La mujer se apresuró a explicar; no quería enfrentarse a ellos, pues parecían

personas problemáticas.

Zong Jinghao fue el primero en entrar en la casa. La casa no era grande y el lugar estaba limpio; tal como había dicho la mujer, el lugar estaba bien cerrado. Aparte del balcón del segundo piso y las ventanas del primero, no había más entradas y, si no había entradas, tampoco había salidas. Si alguien estuviera dentro tendría que salir por la puerta. Sus dedos temblaban un poco. «¿Lin Xinyan estaba encerrada aquí?»

La sala de estar era sencilla y ordenada, toda la casa estaba en silencio y era como si no hubiera nadie o alguien se escondiera tan bien que pudiera ocultar los sonidos de su respiración. En ese momento, Shen Peichuan vio manchas de sangre en el sofá y frunció el ceño; en lugar de decírselo a alguien, intentó bloquear la línea de visión de Zong Jinghao.

Su Zhan lo empujó.

—¿Qué intentas bloquear?

Shen Peichuan lo fulminó con la mirada.

-¿Quién está bloqueando algo?

Por dentro, estaba maldiciendo a Su Zhan ya que el idiota no tenía ni idea de cómo interpretar una situación. ¿Por qué lo miraba a él en lugar de buscarla a ella? La conmoción entre ambos llamó la atención de Zong Jinghao, por lo que echó un vistazo y vio las manchas de sangre seca en el sofá y su mirada se oscureció, parecía que sus ojos eran ahora solo un vacío. Shen Peichuan tuvo miedo de que lo pensara demasiado.

—Esto podría ser de He Ruize, o de la señora Hua. No puede ser de la Srta. Lin.

Zong Jinghao no tuvo paciencia para escuchar sus tonterías, así que subió directo al segundo piso. En su camino hacia arriba, había visto otra mancha de sangre en las escaleras. Era solo un pequeño punto, pero sentía que su corazón había caído en el abismo. Entonces, sus pasos se volvieron más rápidos; solo había dos habitaciones en el segundo piso, una estaba cerrada y la otra abierta.

He Ruize había salido con prisa y no cerró la puerta, dejando el interior todavía desordenado ya que no tuvo

tiempo de ordenarlo, cargó con Lin Xinyan y se fue.

La sábana estaba rota y la cama estaba desordenada. El interior era sencillo y se dio cuenta de que había tenues manchas de sangre en la pared; además, el vestido en la silla era el que llevaba antes de desaparecer.

«Ella vivió aquí. ¿De quién son estas manchas de sangre? ¿Qué pasó aquí?»

No se atrevió a pensar más.

¡Toe, toe! Su Zhan había subido corriendo.

—Hemos atrapado a esa señora Hua...

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