-¿Señorita Lin? ¿Señorita Lin? -Aturdida, Lin Xinyan escuchó que alguien la llamaba, entonces abrió sus ojos con lentitud y vio a Liu a un lado de su cama; cuando ella vio que abrió sus ojos, sonrió-, ¿Está despierta?
Lin Xinyan se movió para sentarse en la cama; se frotó los ojos hasta que se sintió más despierta y después preguntó:
—¿Qué hora es?
—Es mediodía, ha dormido toda la mañana. Coma un poco. —Liu era respetuosa con ella; como su señor le había pedido que cuidara, era natural que hiciera bien su trabajo.
-¿Podrías servirme un vaso de agua? -No tenía hambre, pero tenía la garganta seca tras dormir tanto.
-Está bien. -Liu salió de la habitación para ir por un vaso de agua.
Lin Xinyan miró su figura desaparecer y apartó la manta para bajar de la cama. Su pierna herida estaba vendada y su tobillo todavía estaba enrojecido e hinchado, le dolía al estirarse para presionarlo con suavidad; así, frunció el ceño cuando se dio cuenta que no mejoraría en un par de días. Puso su peso en la pierna que no estaba herida e intentó ponerse de pie.
—¿Quieres volverte minusválida? —Una voz grave y masculina llegó desde la puerta; Lin Xinyan levantó la cabeza para ver al hombre en silla de ruedas, quien entró a la habitación empujando su silla-. Te lastimaste el periostio en tu tobillo; si sigues estirándolo, no podrá sanar en un par de meses. De ser serio... Entonces terminarás como yo. -Alzó la voz en la última oración adrede y se burló de sí mismo—. No es divertido estar en una silla de ruedas.
-Solo estoy intentándolo. -Lin Xinyan se sentó en la cama.
—Srta. Lin, su agua. —Liu le había traído un vaso.
-Gracias -dijo Lin Xinyan estirando su brazo.
—Es la invitada del señor, tengo que cuidar bien de usted. —Liu sonrió mientras miraba a Bai Yinning.
Había alguien más presente, así que solo se atrevió a mirarlo antes de mirar a lo lejos. Lin Xinyan fingió no haberlo visto, así que levantó el vaso y tomó un par de tragos para aliviar su boca seca.
-Señorita Lin, debe estar hambrienta, ¿cierto? -Liu puso una mesa plegable en la cama—. Su pierna está lastimada y no puede caminar, así que el señor me pidió que sirviera la comida en la habitación.
-Gracias —dijo Lin Xinyan mientras miraba a Bai Yinning.
-No necesitas agradecerme. -Bai Yinning levantó las cejas—. Es el destino que nos conociéramos en este gran mundo. Solo relájate y recupérate. Cuando te recuperes, te enviaré de regreso. ¿De dónde eres, señorita Lin?
-La ciudad B -respondió Lin Xinyan con honestidad.
Al mismo tiempo, se sentía extraña. Él no le permitía hacer llamadas, pero estaba diciéndole que la enviaría de
regreso. ¿Qué estaba planeando?
-¿La ciudad B? -Bai Yinning reflexionó las dos palabras mientras su mirada aterrizó en el brazalete de jade de Lin Xinyan. Era como si hubiera pensado en algo y se distrajera.
-Señor Bai, ¿qué sucede?
Bai Yinning volvió en sí, sacudió la cabeza y sonrió.
-Nada, solo pensaba en algo. -Fijó su mirada en el rostro de Lin Xinyan—. ¿Soy viejo?
Lin Xinyan se quedó sin palabras, sorprendida. «¿De qué hablaba?»
-Solo tengo veintiséis y me llamas «señor». Me hace sentir como si tuviera treinta. —Antes que Lin Xinyan pudiera responderle, continuó—: Deberías llamarme Yinning.
Lin Xinyan no le respondió, pues no parecía apropiado llamarlo por su nombre. ¿Los nombres no eran solo para las personas cercanas?
-Te salvé, ¿y tú ni siquiera quieres llamarme por mi nombre? ¿Solo quieres llamarme como si fuera viejo? -Su voz era severa, pero no había una pizca de reprimenda en sus ojos.
-Solo creo que llamarle por su nombre es muy íntimo. -Lin Xinyan bajó la mirada.
-¿Por qué intimo? No te dejaré llamarme señor Bai. ¿Planeas decirme «oye» o «tú»? -Lin Xinyan se rio y Bai Yinning sonrió—. Déjame escucharte decir mi nombre.
Su rostro estaba animado y se veía expectante. Lin Xinyan curvó sus labios; él la había salvado, solo pagaría su ayuda al llamarlo por su nombre.
-¿Bai Yinning? -dijo ella.
-El señor dijo que no podía salir de la cama, así que debía
estar aburrida. Encontró un par de peces raros para usted los viera y así el tiempo pasara más rápido. —Liu se paró junto a su cama mientras decía con envidia—: El señor la está tratando muy bien.
Nunca había visto a Bai Yinning tratar a alguien así de bien, en especial a una mujer. Lin Xinyan miró a los peces en el tanque, eran tres y cada uno de ellos parecía único con colores brillantes. Nunca los había visto en un acuario, parecían raros y costosos; sin embargo, no se sentía feliz. No había nada gratis. Sus esfuerzos por cuidarla la hicieron sentirse incómoda.
—Señorita Lin, ¿no está feliz? —Liu preguntó cuando vio que no había una apariencia de felicidad en el rostro de Lin Xinyan.
-No. —Lin Xinyan forzó una sonrisa.
-Srta. Lin, ¿conoce al señor? -Liu hizo la pregunta que la acechaba.
Su tiempo en la familia Bai era largo, pero nunca la había visto ni escuchado de ella y no parecía correcto que él la tratara tan bien en la primera vez que se conocían.
—¿Por qué? —Lin Xinyan sacudió la cabeza.
-Solo pensé que el señor la estaba tratando muy bien. Si no la conoce, ¿por qué está siendo tan amable después de salvarla?
Lin Xinyan también estaba confundida al respecto mientras se estiraba para jugar con la cola del pez, el cual se alejó nadando. Aunque Lin Xinyan también tenía curiosidad por Bai Yinning, pero no lo mostró en su rostro.
-¿Acaso no dijiste que el señor era una buena persona? Solo está ayudando hasta el final -dijo con un tono indiferente, pero Liu aun pensaba que no era solo porque el señor fuera una buena persona. Debía haber otra razón para ser así de amable—. ¿Cuál crees que sea la razón?
Lin Xinyan miró hacia arriba con lentitud; aun así, Liu no podía ponerlo en palabras.
-Olvídelo. —Liu no se sentía muy feliz con la falta de respuesta, así que se dio la vuelta y se fue.
Lin Xinyan tomó un pedazo de pañuelo de papel para limpiar el agua de sus manos, retiró la sábana y se bajó de la cama; luego, se apoyó de la mesa de noche y puso su peso en la pierna no lastimada para moverse con lentitud hasta la puerta. El lugar era espacioso y ella estaba en el primer piso, era probable que la habitación de Bai Yinning estuviera en el piso de abajo por conveniencia.
No sabía a donde se había ido Liu ya que la espaciosa sala de estar estaba vacía, sin signos de personas. Lin Xinyan vio el teléfono en la mesa de centro junto al sofá y sus ojos brillaron con esperanza, pues era su única oportunidad de contactar con el mundo exterior; entonces miró alrededor para asegurarse que no había nadie antes de acercarse mientras se agarraba de la pared. Se las arregló para llegar a la sala de estar y utilizó una mano para sostenerse del sofá mientras que estiraba la otra hacia el teléfono.
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