Se acercó más a ella.
-A partir de ahora, si te atreves a sospechar de mi otra vez de manera indiscriminada... -Clavó una mirada profunda en sus labios y los mordió; sintió un dolor repentino, mientras que el sabor de la sangre se extendía en su boca-. De ahora en adelante te castigaré de esta forma cada vez que me acuses de manera errónea. ¿Te parece justo?
Lin Xinyan miraba desconcertada al hombre que tenía enfrente, pues no podía entender todas sus conductas extrañas.
-¿Sabes lo que estás haciendo?
Zong Jinghao se quedó sin palabras. Todo lo que había pasado después de conocerla lo había tomado desprevenido y lo había hecho perder el control, tanto que cada vez le costaba más reconocerse. En el fondo, sabía con claridad que esta mujer no era buena para él, pues no era pura ni tenía respeto por ella misma. Sin embargo, esa mujer tan rota despertó su interés y lo hizo sentir como un verdadero hombre. Tendría reacciones psicológicas normales ante ella, pero ocultó sus emociones en lo profundo de su ser mientras aparentaba estar calmado.
Soltó una risita y preguntó:
-¿Y qué hay de ti? Arriesgaste tu vida y te lanzaste hacia enfrente para bloquear el cuchillo y evitar que me tocara.
Mientras estaba hablando, se inclinó hacia ella y cuando Lin Xinyan se hizo a un lado, él continuó acercándose más. Sus cuerpos estaban tan cerca que no podía ignorar la tranquila, suave, y delicada sonrisa en su rostro.
—¿Estás... enamorada de mí? «¿Por eso te abalanzaste de manera imprudente cuando viste venir el peligro?»
De hecho, le impresionó verla abalanzarse al momento que se dio la vuelta. Lin Xinyan, por su parte, apartó la mirada y se negó a verlo.
—Es muy bueno contando chistes, señor Zong. ¿Cree que me enamoraría de usted después de conocerlo solo unos
días?
Sin duda no sería tan impulsiva, ni lo haría de no ser porque sospechaba que era el padre de su hijo. Apreciaba mucho su vida y tenía que vivir bien en beneficio de su madre y su hijo.
Zong Jinghao tampoco se enfadó, solo se recostó en el sofá y sonrió.
-¿Qué tal se te enamoraste de mí a primera vista? Nunca podemos estar seguros cuando se trata del amor. -Parecía que estaba hablando con Lin Xinyan, pero también consigo mismo.
Lin Xinyan empuñó las manos en sus piernas de manera abrupta. Sin embargo, dijo con calma:
-No creo en el amor a primera vista.
Después de eso, se levantó y se sirvió un vaso de agua para así tratar de ignorar el tema. En un principio, eran dos extraños, pero el destino los hizo vivir juntos bajo el mismo techo y hablar de la cosa más inexplicable del mundo: el amor. Era muy ridículo y gracioso a la vez.
Mientras estaba bebiendo el agua, miró a través del vaso el piano que estaba colocado junto al ventanal y la hizo entristecerse.
Al día siguiente, Lin Xinyan fue a visitar a su madre al hospital. Esta vez estaba despierta y reconoció a Lin Xinyan en cuanto la vio, por lo que una vez que tomó su mano, se negó a soltarla.
—Van, estoy muy feliz porque por fin viniste a verme. Te extrañé mucho. -Zhuang Zijin sostuvo sus manos con fuerza como si temiera que fuera a desaparecer, si la soltaba.
Lin Xinyan estaba muy contenta de que su mamá estuviera tan lúcida.
-No me iré. Una vez que te recuperes, te sacaré de aquí.
Después de que terminara su acuerdo con Zong Jinghao, compraría una pequeña casa y viviría ahí con su mamá.
—¿Por qué no ha venido el doctor He a verme en estos días? ¿Se pelearon? -Zhuang Zijin sabía, a grandes rasgos, lo que He Ruize estaba pensando.
Le gustaba mucho y también reconocía su carácter.
Además, era doctor de profesión. Por ende, pensaba que sería bueno que su hija y él estuvieran juntos. El único problema es Lin Xinyan estaba embarazada y no sabía quién era el padre. Cuando pensó en el niño, Zhuang Zijin se sintió molesta.
-Tiene cosas que hacer, así que puede que no regrese durante un tiempo. -Lin Xinyan bajó un poco la mirada.
He Ruize prometió ayudarla a saber lo que había pasado esa noche, así que lo más seguro era que estuviera en el País A en ese momento.
—Sería muy bueno que no estuvieras embarazada y pudieras estar con él. Creo que es un muy buen hombre.
—Mamá. -Lin Xinyan la interrumpió de prisa y puso un brazalete en la mano—. Mamá, ¿todavía lo reconoces?
Zhuang Zijin bajó la cabeza.
»¿Se atreverían a vivir en un edificio como ese? De todos modos, la compañía no quiere reembolsar el dinero. Así que, ahora hay gente por aquí todos los días, pero parece ser inútil. ¿Usted también compró una casa con esa compañía, señorita?
-No. -Lin Xinyan movió la cabeza.
—Qué bueno. Hay muchas personas que no pueden comprar una casa en toda su vida y hay otras que solo pueden comprar una después de vaciar todos sus ahorros. Con toda razón estarían furiosos si algo así pasara. Al final de cuentas, es un mal promotor inmobiliario el que causa problemas a tantas personas.
Cuanto más hablaba, más se enojaba el conductor, como si él también fuera una víctima.
—¿Quiere bajarse aquí? -preguntó el conductor, pues estaba perdiendo el tiempo estando estacionado ahí y tenía que seguir trabajando.
—No, vámonos. —Lin Xinyan retiró la mirada, ya que no quería seguir viendo. Además, no era de su incumbencia.
En poco tiempo, el taxi se detuvo enfrente del Grupo Wanyue. Lin Xinyan le pagó al conductor y se bajó del auto. Justo cuando estaba a punto de caminar hacia el edificio, un hombre de traje negro corrió hacia ella y le preguntó:
-¿Es usted la señorita Lin?
Lin Xinyan giró la cabeza y lo vio de arriba abajo. Era una cara que desconocía por completo. Buscó en su mente información sobre este hombre, lo cual hizo que estuviera segura de que no lo conocía ni lo había visto antes. Se volvió muy cuidadosa después de haber sido víctima la última vez, así que no admitió su identidad y mejor preguntó:
-¿Quién es usted? No lo conozco.
El conductor no se asustó y permaneció calmado.
-Soy el conductor de la señora. Quiere verla.
—¿La señora? —Lin Xinyan frunció el ceño y vio un auto negro de lujo estacionado a un lado del camino.
Parecía como si la persona dentro de él sintiera la mirada de Lin Xinyan, pues empezaron a bajar la ventana con lentitud. El conductor siguió la mirada de Lin Xinyan y dijo:
—Es la señora que está allá.
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