Enamorándome de ti romance Capítulo 47

Pensó que estaría tranquila cuando lo tuviera de frente, pues ya se había preparado en cuestión mental cuando escuchó el recordatorio de Zong Jinghao. Sin embargo, en cuanto lo vio, salieron a la superficie las heridas, el pasado, y el sufrimiento que escondía en su corazón. Pensó que ya lo había superado, pero no era así.

Lin Guoan parecía sombrío, pero ahora era él quien les pedía ayuda sin vergüenza alguna; así que no podía preocuparse por su dignidad. Entonces, se postró junto a los pies de Lin Xinyan.

—Van, la compañía va a cerrar, ya que tuvimos un conflicto con el propietario de un proyecto que sufrió un derrumbe, lo cual dejó víctimas. Estoy acorralado. Por favor, ayúdame esta vez.

Ya se enfrentaba a una demanda debido al proyecto, pero ahora era peor: alguien había muerto. Por suerte, vendió el contrato de Repulse Bay que Lin Xinyan le había dado para obtener algo de dinero y así calmar a la familia con una larga suma de indemnización en un acuerdo privado. Sin embargo, debido al colapso del proyecto, las autoridades pertinentes mantuvieron una actitud muy seria, por lo que sería inevitable que no rindiera cuentas. Además, debido a la incapacidad para recuperar la cantidad de fondos invertidos en este proyecto, la compañía sufrió una ruptura de la cadena de capital y se estaba enfrentando a la quiebra.

Lin Xinyan tembló un poco y empuñó las manos al ver al hombre postrado a sus pies. No quería reconocer su relación padre e hija, ni el hecho de que alguna vez la abrazó o que alguna vez lo llamó «papá» con cariño. Un hombre así se arrodilló en ese momento. Sería una mentira decir que no sintió nada cuando lo vio así, pues después de todo, no era una mujer con un corazón tan duro.

Como Lin Xinyan no dijo nada, Lin Guoan pensó que lo había rechazado y, con sus terribles ojos enrojecidos, dijo:

-Hice lo que me pediste la última vez. Shen Xiuqing y yo nos divorciamos. Se quedó sin nada y yo no le di nada.

Esta también era una de las razones por las cuales Shen Xiuqing perdió el control, ya que antes de que se casara con él, era una prostituta sin dinero ni poder. Después de que se casó con Lin Guoan, nunca trabajó para ganarse su propio dinero y vivió su vida como la esposa de un hombre rico. ¿Cómo podría sobrevivir si no le habían dejado nada tras el divorcio?

Se había familiarizado con el círculo de damas de la clase alta, así que ahora no podía soportar trabajar en un empleo de categoría inferior. Se había acostumbrado a una vida de superioridad. Además, Lin Guoan la culpaba por todo lo que había sucedido en la empresa, pues decía que la empresa había caído en una crisis como esa debido a que hizo enfadar a Zong Jinghao. No solo no consiguió que él entrara a su equipo, sino que también le hizo daño. Incluso Lin Guoan dijo que Lin Xinyan lo ayudaría a superar las dificultades de la compañía siempre y cuando se divorciara de ella. Por consiguiente, la llevó a la fuerza al registro civil para conseguir el divorcio.

Shen Xiuqing culpaba de todo esto a Zong Jinghao. De no ser porque él fingió ser alguien patético, no le habría pedido a Lin Guoan que trajera de vuelta a Lin Xinyan y a su madre del extranjero. Si no hubiera fingido ser alguien patético, no le habría pedido a Lin Xinyan que se casara con él. No habrían ocurrido las cosas que sucedieron después. Ella no tendría miedo de la venganza de Lin Xinyan, y querría con locura conseguir a Zong Jinghao para su hija. Además, tampoco habría caído en el destino de estar divorciada y no tener nada. Todo esto era culpa de Zong Jinghao. Si no fingiera ser alguien patético, todo cambiaría.

Lin Xinyan quería sonreír, pero no pudo. Ese hombre era tan despiadado como siempre. Primero ella y su madre, y ahora Shen Xiuqing.

—Van, en verdad me arrepiento. Nunca debí abandonarlas a ti ni a tu madre. -Los ojos de Lin Guoan se enrojecieron y casi derramó lágrimas-. Si Shen Xiuqing hubiera estado embarazada, no habría sido tan cruel. Tenías diez años en aquel tiempo y tu madre no se había vuelto a embarazar. Soy un hombre y necesitaba un hijo...

—¡Basta! —Lin Xinyan no pudo soportar seguir escuchándolo.

¿Hijo? ¿Hijo? Detestaba tanto lo que decía que sus uñas casi se hundieron en la carne de su palma sin siquiera notarlo. Le temblaba todo el cuerpo.

Como Zong Jinghao estaba sentado cerca de ella, pudo notar su alteración, así que extendió su mano sana para sujetar la de Lin Xinyan con fuerza. Su palma era amplia, fuerte y cálida. Sin embargo, lograba reconfortarla de manera inexplicable. Así pues, Lin Xinyan se fue calmando poco a poco.

-Primero deberías irte.

—Van...

—Ya basta. Si dices una palabra más, ni siquiera lo consideraré -gruñó Lin Xinyan.

Sus emociones estaban un poco fuera de control, ya que se alteraba una vez que la emoción la alcanzaba. Tal vez eran las acciones de Lin Cucan lo que hacía que no pudiera evitar alterarse.

-Cálmate. -Zong Jinghao la tomó de los hombros.

Lin Guoan abrió la boca, pues quería hablar, pero Zong Jinghao lo interrumpió.

-Si quieres que te ayudemos, vete ahora mismo.

A pesar de su renuencia, no se atrevió a quedarse ni un segundo más.

-¿A qué te refieres? -Las pupilas de Zong Jinghao se oscurecieron, al mismo tiempo que fingía estar calmado; entonces, dijo—: ¿Crees que tengo algo que ver con la muerte de esa persona?

Después de tres segundos de silencio, preguntó:

-¿Es así?

De pronto, Zong Jinghao le pellizcó la quijada.

—Según tu opinión, ¿qué clase de persona soy?

En efecto, Zong Jinghao había hecho algo para que el Grupo Lin colapsara y desapareciera. En un principio, el Grupo Lin era como un edificio en ruinas bajo un tornado: con un ligero empujón, se derrumbaría de inmediato. ¿Por qué iba a molestarse en ir tan lejos y matar a alguien?

Ella en verdad pensó que él lo había hecho. Sospechó de él dos veces hoy. La primera vez fue sobre el asunto de Lin Yuhan en la casa de los Lin y ahora sospechaba que había matado a alguien para alcanzar sus objetivos. ¿Quién cree que es él?

Al encontrase con sus ojos, los cuales estaban a punto de explotar de rabia, se dio cuenta de que tal vez estaba equivocada.

—Lo siento. No era mi intención sospechar de ti.

Zong Jinghao respiraba fuerte, pero no la soltó del mentón, pues aún estaba molesto de que ella sospechara de él. Lin Xinyan le dolía como si su mandíbula estuviera dislocada, debido a la fuerza de sus dedos; sin embargo, no suplicó ni dijo ninguna palabra, solo lo aceptó en silencio. La ira de Zong Jinghao se fue calmando bajo su silenciosa paciencia. Se acercó a ella y dijo:

-A partir de ahora, si te atreves a sospechar de mí otra vez de manera indiscriminada...

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