Enamorándome de ti romance Capítulo 50

Guan Jing abrió la puerta y Lin Xinyan lo siguió dentro. Zong Jinghao estaba al teléfono y después de verlos entrar, les hizo un gesto para que permanecieran en silenció. Lin Xinyan quería saber qué había sucedido con desesperación, estaba demasiado ansiosa, pero ahora solo podía esperar. Después de un par de minutos, Zong Jinghao terminó la llamada y le hizo señas con la mano a Lin Xinyan.

—Pasa.

Lin Xinyan se acercó y se detuvo frente al escritorio.

—Dame tu teléfono. —Zong Jinghao extendió su mano hacia ella.

¿Qué? Lin Xinyan abrió los ojos de par en par. «¿No quería decirme lo que sucedió? ¿Por qué quiere mi teléfono? ¿Qué está ocurriendo?» Guan Jing se quedó mirando al cielo en silencio, rezando para que Bai Zhuwei regresara rápido, si no, podría perder al señor Zong.

-¿No quieres dármelo? -Zong Jinghao levantó una ceja y habló con cierta molestia.

—Sí. -Lin Xinyan sacó el teléfono rápido y se lo entregó—. No tiene contraseña.

Zong Jinghao lo tomó, deslizó para encender la pantalla, hizo clic en los contactos e ingresó su número de teléfono; mirando la pantalla hacia abajo, de pronto movió sus dedos para escribir las palabras «Sr. Zong» en el espacio para el nombre para guardar el contacto. Lin Xinyan era la única que lo llamaba así. El marcó al número que había ingresado y poco después vibró el teléfono que colocó en el escritorio. Lin Xinyan miró a Guan Jing y después a Zong Jinghao.

«¿Qué están haciendo?»

—¿Qué pasó con exactitud? ¿Puedes decírmelo? -No era divertido que la ignoraran y la hicieran sentir ansiosa.

-No me dificultes encontrarte de nuevo. —Zong Jinghao le entregó el teléfono.

Cuando quiso contactar a Lin Xinyan, se percató que ni siquiera tenía su número de teléfono. Estaba inexplicable y extremadamente molesto. En lugar de contestarle, Lin Xinyan lo miró, como si estuviera cuestionándolo. ¿Guan Jing la buscó con tanta urgencia para poder guardar su número de teléfono?

-Prepárate mentalmente. -Zong Jinghao puso el teléfono en el escritorio y suspiró.

Antes que Lin Xinyan pudiera pensar a lo que se refería Zong Jinghao, una gran pantalla para video conferencias frente a ellos de pronto se iluminó y la imagen se hizo visible rápido con claridad. En la parte alta de un edificio de Grupo Lin estaba de pie una mujer embarazada, parece que intentaba saltar del edificio. Alrededor del edificio había autos policíacos, reporteros y espectadores. El sonido de exclamación y lamentos se escuchaban a cada instante. Lin Xinyan también podía sentir el caos a través de la pantalla.

—¿Qué está sucediendo? —Miró a Guan Jing con una mirada tensa.

-Esta mujer compró una unidad en el edificio que tu padre invirtió y construyó. Ahora que hay un colapso, no quiere la casa, pero de acuerdo con el contrato, no es reembolsadle. Así que ahora está de pie en lo alto del edificio, usando el suicidio para forzar a tu papá a regresarle su dinero.

-Ella no saltará en verdad del edificio, ¿verdad? —Lin Xinyan jadeó mientras temblaba.

Aunque el dinero era importante, vivir era más importante, lo que era aún más importante es que estaba embarazada, no solo era su propia vida.

—¿Quién sabe? Tal vez solo es una manera de forzar a tu papá a que le regrese su dinero, pero tu papá también sabe que, si le da su dinero, los demás también lo amenazarán con saltar del edificio. Dada la situación actual de la empresa, tal vez él tampoco pueda regresar el dinero de muchas personas -dijo Guan Jing con frialdad, con un aspecto desinteresado.

—¿Hay alguna manera de arreglar esto? —La mente de Lin Xinyan daba vueltas.

-No. -Guan Jing vertió agua fría sobre ella.

Después de que llegara a este punto, el Grupo Lin estaba acabado. Nadie estaría dispuesto a encargarse del edificio que había colapsado. Como no podían recuperar sus fondos, el grupo Lin se declararía en bancarrota. El departamento judicial intervendría y sus acciones serían subastadas. Todo eso era seguro. Mirando a la pantalla, lo único que pensaba Lin Xinyan era detener a la embarazada de saltar del edificio.

-Iré hacia allá. -Salió corriendo tan pronto como terminó de hablar.

Zong Jinghao se puso de pie y la siguió con el ceño fruncido.

—Guan Jing, lleva a algunas personas contigo.

La escena debía ser un caos. Ir hacia allá así como así, podía lastimarse a sí misma. Zong Jinghao ya no estaba, cuando Guan Jing estaba por responder, dejándolo de pie clavado al suelo por la confusión. «¿Aún es el noble y arrogante Zong Jinghao que conozco? No se preocupa tanto cuando está con Bai Zhuwei, ¿no es así?». Guan Jing estaba intranquilo, Lin Xinyan no era lo tan buena para Zong Jinghao, pensó que tenía que recordárselo a Zong Jinghao, para evitar que en el futuro sucedieran cosas irremediables.

Afuera del edificio de Grupo Wanyue, Lin Xinyan se paró al lado del camino, esperando ansiosa por un taxi.

La embarazada estaba de pie al borde del edificio, sosteniendo un cartel pidiendo que le regresaran el dinero en un enfrentamiento con los rescatistas. Se veía muy perturbada.

-Gasté todo el dinero que ganaron con mucho esfuerzo mis padres para comprar esta casa, pero al final colapso. Nunca podré aceptarlo; regresen el dinero que me costó ganar, ¡regresen el dinero que me costó ganar! -gritó la mujer en el edificio, mientras las personas en la calle repetían.

La suegra de la embarazada estaba sentada en la entrada del Grupo Lin, llorando.

—El dinero se fue, podemos ganarlo de nuevo. Deberías bajar.

La suegra apreciaba mucho al bebé en el vientre de la embarazada, mientras lloraba hasta que su voz se apagaba. La embarazada en el edificio la ignoró y se aprovechó de su estatus como embarazada para forzar a Lin Guoan a que le pagara el dinero. Lin Xinyan se abrió paso entre la multitud. Al mirar a su menuda figura abriéndose paso, Zong Jinghao frunció el ceño y apretó los dientes; la siguió, protegiéndola mientras avanzaba.

—Primero debería bajar y hablar con nosotros. Siempre podemos explicar a detalle asuntos financieros. -El rescatista habló por el megáfono.

El lugar donde ella se encontraba era demasiado inadecuado para que los rescatistas la agarraran. Un grupo estaba persuadiéndola, mientras que el otro estaba buscando una salida. Lin Xinyan se acercó al rescatista con el megáfono.

—¿Puede dejarme hablar con ella?

El rescatista no se atrevió a darle el megáfono con facilidad. ¿Quién sería responsable si provocaban a la embarazada y saltaba del edificio?

-Lo que sea que diga es inútil si no regresan el dinero. -La actitud de la embarazada era firme.

Estaban en un callejón sin salida desde hace casi dos horas y la embarazada está cubierta en sudor, pero no cedería.

-Por favor, créame, no voy a provocarla -suplicó Lin Xinyan.

El rescatista dudó y le entregó el megáfono. Justo cuando Lin Xinyan tomó el megáfono para decirle a la embarazada que le regresaría su dinero, se escuchó de pronto un grito.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Enamorándome de ti