Enamorándome de ti romance Capítulo 95

El gerente le lanzó una mirada a algunos vendedores que permanecían sentados frunciendo el ceño, pues ignoraban a los clientes. «¿Acaso ya no les importaba su evaluación de desempeño? ¿Tenían mierd* en el cerebro?» Los empleados bajaron la cabeza y pretendían no percatarse de que el gerente los miraba.

-Ellos parecen estar más ocupados con otros clientes, por eso no los atendían. Es mi culpa por no ser más severo con ellos, espero que puedan perdonarme. Trataré de arreglarlo para ustedes, ¿están de acuerdo? —El gerente colocó una sonrisa en su rosto a modo de disculpa.

Yu Doudou quería seguir quejándose, pero Lin Xinyan lo detuvo puesto que él ya estaba haciendo lo mejor que podía y ellos debían permitírselo. Yu Doudou tosió, dándose cuenta de que estaba demasiado alterado y había hablado de más.

-Haré una llamada para preguntar cuando podemos hacer una prueba de manejo. Las ventas de este auto siempre han sido buenas. -El gerente sacó su teléfono e hizo una llamada; sin embargo, regresó furioso después de colgar y Lin Xinyan no sabía que había pasado—. ¿Por qué conducen fuera de la ciudad? ¿No sabes que no pueden ir tan lejos? ¿Acaso vas a pagar la gasolina?

Un cliente había conducido a las afueras de la ciudad y les tomaría al menos una hora antes de que pudieran regresar. Guan Jing le había dicho que los mantuviera ahí y él tenía que hacer su mejor esfuerzo, pero sin poder probar el auto, ¿cómo se supone que haría para hacer que se quedaran?

-¿Qué le parece este modelo?

-Volveremos otro día. -Lin Xinyan se levantó.

Eran más de las cuatro, ya casi era hora de que Zhuang Zijin regresara con los niños, quienes debían estar cansados de jugar todo el día. Ella tenía que regresar a casa y preparar la cena. No podía perder su tiempo aquí.

Había sudor frío en la frente del gerente. ¿Qué haría? Él miró hacia su oficina y vio a Guan Jin cruzado de piernas en la silla observándolo. Se sentía perdido. Primero por el terrible servicio y ahora por no tener autos disponibles para que pudieran probar. ¿Qué es lo que iba a decir?

Entonces, le ofreció su tarjeta.

-Por favor, llámeme la próxima vez que vengan, yo los atenderé.

Lin Xinyan la tomó y miró la tarjeta.

—Está bien.

El gerente los acompañó hasta la puerta. En el estacionamiento, Yu Doudou abrió la puerta del auto para Lin Xinyan.

—Me sorprende que el gerente en esta tienda fuera agradable.

En comparación con los vendedores, él les había brindado un mejor servicio. Lin Xinyan no presentaba ninguna expresión en su rostro, sentía que el gerente los había atendido con mucho entusiasmo.

Justo en ese momento, otro auto se detuvo junto a ellos. Lin Xinyan vio por casualidad al hombre que estaba dentro del auto. Él estaba parado contra el viento, vistiendo un traje negro que le hacía lucir unas piernas delgadas; llevaba la camisa suelta y eso lo hacía lucir más casual.

Su expresión era fría y la estaba mirando. Lin Xinyan se sintió extrañada.

«¿Por qué se aparecería aquí? No le faltaban autos.»

Había algunos autos de edición limitada en el garaje de su villa, aunque ella ni siquiera lo había visto conducirlos seguido. Aun así, a todos los hombres les gustan los autos, incluso si no los conducen y los mantienen de todos modos.

La mirada de Zong Jinghao aterrizó en Yu Doudou, quien le había abierto la puerta a Lin Xinyan y luego la dirigió hacia ella, lanzando una mirada violenta; los vasos sanguíneos se marcaban desde las esquinas de sus ojos hasta el centro. Lin Xinyan retrocedió. Ella nunca antes lo había visto tan impetuoso entre tanta calma.

-¿Por... qué estás aquí? -Ella no tenía ¡dea de por qué esas palabras habían salido con tanta incoherencia.

-Sal del auto. -La comisura de sus labios se retorció.

Lin Xinyan permaneció inmóvil.

-¿Qué ocurre?

Era evidente que estaba enfadado y ella no quería interactuar con él en ese momento. Zong Jinghao entrecerró los ojos.

—¿Estás segura?

Ella no le respondió, pues sus palabras eran una clara amenaza. Lin Xinyan lo miró. ¿Qué había hecho? Él la miraba como si ella le debiera dinero.

Yu Doudou percibió el rechazo de Lin Xinyan y la apoyó.

-¿Necesita ayuda?

Lin Xinyan estaba a punto de subirse al auto de Yu Doudou antes de que Zong Jinghao la tomara de la cintura y la empujara a su auto. Ella quería luchar, pero comprendió la señar de alerta que los ojos de él emanaban.

-Se obediente, ¿o quieres armar un alboroto aquí?

El rostro de Lin Xinyan se crispó. Si no fuera por la gente, ella ya habría comenzado a discutir con él desde ahí y en ese momento. «¿Quién estaba armando un alboroto?» Él era el que había golpeado a alguien sin razón, ¿cómo era posible que dijera que ella era la que estaba haciendo eso?

Ella suprimió la ira en su corazón y se sentó sin moverse más.

Aquel lugar se situaba en una de las propiedades de Guan Jing. Estaba bien amueblado, pero él no residía ahí; alguien había estado haciendo el aseo con frecuencia, así que el lugar estaba limpio. Era bastante tranquilo lo cual lo hacía el lugar apropiado para hablar. Todos entraron en la casa mientras Guan Jing hizo que Yu Doudou se sentara en el sillón.

-Dime, ¿qué sucede?

Zong Jinghao sostuvo la mano de Lin Xinyan y se recargó sobre la alacena; su cabeza miraba hacia el suelo mientras él jugaba y observaba la mano de ella, pues le parecía interesante, tal como si fuera un artefacto. Lin Xinyan estaba a punto de quejarse, pero él le apretó la mano con más fuerza.

-No te muevas.

Yu Doudou parpadeó. ¿Qué se suponía que iba a decirle?

Luego miró a Lin Xinyan en busca de ayuda.

-viles cuál es nuestra relación.

Lin Xinyan no pudo soltarse de su agarre así que solo podía dejarlo como estaba mientras miraba a la ventana en lugar de a él.

—Estoy ayudando a la señorita Lin —dijo él con honestidad.

Guan Jin encontró aquella frase interesante así que le preguntó:

-¿Con qué la estás ayudando?

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