Enséñame el placer romance Capítulo 14

Narra Amelia.

Más tarde aquella noche…

La mano de Daniel se bloqueó alrededor de mi muslo, impidiendome que me moviera ya que estaba agitando el pie, estaba un poco nerviosa e incomoda. La gente nos veía, seguramente pensando cosas desagradable por nuestra notable diferencia de edad.  Lentamente aflojó su agarre y sus dedos comenzaron  a acariciarme.

—¿Quieres que nos vayamos?— su voz fue suave y atrajo mis ojos hacia él.

—No, el lugar es muy bello—respondí tratando de sonar segura.

—Podemos probar uno de los otros restaurantes mañana por la noche si quieres, uno mas privado o quedarnos en la casa— dijo, luego tomó  mi barbilla en su mano, tirando de mí para mirarlo, su pulgar suavemente recorrió mi mandíbula. Sonreí ante sus palabras y asentí. Volvimos  a mirar el menú, el camarero llegó a la mesa, le dimos nuestros pedido. Cuando sentía su mirada sobre mí.

—¿Quieres irte, hermosa?—preguntó suavemente. Daniel se había puesto de pie y se había acercado a mí. Me pregunte si se habría dado cuenta de lo incomoda que estaba—.Parece que se están divirtiendo—agregó señalando con la cabeza al grupo de chicos al otro lado del restaurante. Una emoción sin nombre cruzó su rostro, pero desapareció antes de que pudiera decir qué era. Lo reemplazó una sonrisa suave que hizo que se viera uno de sus hoyuelos—.¿Quieres ir a ver qué están haciendo y unirte a ellos? —preguntó—. Creo que son del primer año de la universidad, pueden guiarte en el proceso—añadió.

Pensé en sus palabras, pero no estaba segura de dejarlo solo por unirme a un grupo de chicos universitarios, aunque estaba consciente que pronto tendría que hacerlo cuando uniciara la universidad

—No, volvamos a la mesa—le dije. Decidí intentar encajar en una situación donde no seria la primera vez que la gente nos miraran con un gesto de sorpresa. Estaba comenzando a pensar que Daniel me había traído con ese propósito para que me diera cuenta del que dirán si decido yo continuar con nuestro romance. Tenia que darle una respuesta al finalizar el verano. Nos sentamos y disfrutamos de la comida, comenzamos a charlar y tratamos de olvidarnos de nuestro alrededor.

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