Enséñame el placer romance Capítulo 8

Narra Amelia.

Semanas después...

Salimos con las chicas de compras. Había comenzado el verano de la mejor manera, los primeros  días con Daniel fueron  maravillosos. Lastimosamente él tenia que encargarse de su empresa: Inversiones White, él me pidió que pasará tiempo con mis amigas que disfrutará el verano antes de iniciar la universidad,  pero la verdad era que quería pasar el mayor tiempo con él. Había pasado dos eternas semanas, y lo extrañaba demasiado. Despues de nuestra salida regresé a casa. Salude a mi padre y me dispuse a enviarle un mensaje a Daniel. Él me respondió poco después.

—Te extraño—le escribí.

—Yo también hermosa—contestó—.  Tu padre me comentó que iría a cenar esta noche con un cliente. Si quieres puedes venir mientras él esta ocupado y te regresaría antes que él volviera ¿que dices?

Me emocione con su idea no verlo durante este tiempo me estaba volviendo loca. Le respondí que sí. Luego de organizarnos me duche y me puse la pijama. Solo para que mi padre no sospechara.

—Amelia, ya me voy. Regresaré a las once. Me reuniré con el señor  Black—dijo. Mi padre era el dueño de Farmacéutica Kielsa—. No te acueste muy tarde ¿ de acuerdo? —dijo en un tono dulce. Él había cumplido su promesa de darme mas libertad para salir, lo cual lo he aprovechado con mis amigas, pero estas horas estaría con Daniel. Me despedí de mi padre, una vez que se fue comencé a vestirme. Daniel me envió un mensaje avisándome que su chófer me estaba esperando afuera para llevarme. Él me dijo era de confianza y que no diría nada de nuestros encuentros.

***

Mis palabras no podrían ser más ciertas. Queria darle todo lo que quisiera porque eso es lo que él me ha dado. Durante mucho tiempo me sentia  perdida. Como si algo faltara en mi mundo. No supe por qué.  ahora lo se. Resulta que la respuesta ha estado frente a mí todo este tiempo.

Todo parece tan claro ahora. Esta es la vida que estoy eligiendo.

—Entonces, inclínate sobre la cama, date la vuelta. Quiero follarte a lo perrito— dijo. Sus palabras me hicieron  sonrojar. —. Todavía estoy duro como una piedra—contestó. Nerviosamente, hice lo que me pidió y lentamente abrí las piernas. Sentí una palmada en mi trasero y salte, mirando por encima del hombro. Jadeo—. Ponlo en el aire. Tienes que escuchar y hacer lo que te digo —agregó. Me lanzó una mirada severa que conocia bien, haciéndome hacer lo que me había ordenado. 

Estaba más que lista para recibir el placer que me estaba a punto de dar.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Enséñame el placer