Entre Mafias romance Capítulo 40

Marcus

Sujeto mi camisa fuertemente contra el estómago de Mía. Hace un rato que ha perdido el conocimiento, pero aún respira. Eso es buena señal.

Paul aparca en la zona de las ambulancias y salta del coche para pedir ayuda mientras yo salgo con mi mujer en brazos. Los celadores traen una camilla y justo a su lado un médico y varias enfermeras.

Corren por lo pasillos para poder comenzar a atenderla. Yo los sigo sin soltar su mano. Esta no va a ser la última vez que la voy a ver. Estoy seguro. Nuestra historia no puede terminar aquí.

Empujan dos grandes puertas.

- No puede pasar, señor - Una de las enfermeras me corta el paso.

Levante el dedo señalando el jodido cartel que hay pegado a la puerta "Acceso restringido"

La miro con ganas de matarla. ¿Quien cojones se ha creído que es para prohibirme nada?

- Gracias - Dice Paul - Esperaremos aquí mismo.

Nos quedamos solos. No quiero ni mirar al hermano de Mía. El único motivo por el que sigue vivo es por la promesa de mierda que le he hecho. Si hubiera disparado un segundo antes a Leandro mi mujer no estaría ahora mismo entre la vida y la muerte.

Meto la mano en el bolsillo y saco el móvil. Mis dedos están teñidos de rojo, tengo sangre hasta los codos, la sangre de la mujer que no he sabido proteger.

Marco el número de mi hermano y espero a que descuelgue.

- Killian, necesito que vayas la desvío que lleva a los invernaderos.

- ¿Para qué? - Contesta de mala gana.

Dirigir una puta organización como la nuestra te da muchos quebraderos de cabeza. Debería estar centrado en mi mujer, pero tengo que encargarme de los   hijos de puta que he matado.

- Allí está Leandro Carussi con dos tiros en las cabeza y cuatro de sus hombres. Encargate.

Me giro para observar la reacción de Paul. No van a volver a pillarme desprevenido nunca más. Tiene la mirada clavada en el suelo. No reacciona, o tal vez le da igual lo que le ha pasado a su padre.

- Joder. Voy ahora mismo.

- Espera, necesito que después me traigas ropa limpia al hospital donde trabaja Mía - Estoy lleno de sangre y sin camisa. Ya mismo tendré a la policía haciendo preguntas.

- ¿Estás bien? ¿Pero qué cojones ha pasado?

No puedo explicarlo todo por teléfono. Tampoco quiero explicarle cual es el estado de Mía. Sé que la odia y le daría igual que muriera, pero si escucho su puto tono en el que insinúa que se alegra, no dudaré en meterle una jodida bala a él también. No hay esta noche nadie más letal que yo.

- Mía está herida - Cuelgo sin escuchar si dice algo más o no.

Las horas pasan y nadie sale a decirnos nada. Doy vueltas por el pasillo una y otra vez. Dante aparece junto con mi hermano. Lleva una bolsa en las manos. Camino hacia ellos y la cojo.

Killian y Dante sacan la pistola y apuntan a Paul. Vamos a formar un puto espectáculo.

- Bajad las armas ahora mismo - Ordeno.

Dante lo hace al momento, a Killian le gusta desafiarme siempre que puede, lo que no sabe es que hoy no puede. Coloco mi mano sobre el cañón y la bajo yo mismo sin apartar mi mirada de él. Le daré puñetazos hasta convertirlo en un amasijo de sangre y carne si me obliga.

Finalmente la guarda resoplando.

- Ya nos hemos encargado de todo.

Asiento mientras me pongo la camisa limpia. La puerta por donde horas antes ha entrado Mía se abre y sale un médico.  Trago saliva. Es la primera vez en mi vida que siento pánico a lo que pueda decir.

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