Entre Mafias romance Capítulo 41

Mía

Escucho una voz a lo lejos, demasiado lejano como para comprender lo que dice. Quiero abrir los ojos y despertarme, pero los párpados me pesan demasiado. Despego los labios para hablar, pero mis cuerdas vocales tampoco quieren trabajar.

No se que ocurre, pero a medida que pasan los minutos consigo aclarar la mente. Marcus toca mi mano y me habla. Despacio consigo abrir los ojos. No logro enfocar del todo, pero sus manos acarician mi cara.

- Por fin has despertado. Estaba muerto de miedo - Admite.

Para que diga que él tenía miedo he debido estar grave. Siento una punzada de culpabilidad por haberme puesto en peligro. En realidad no me dió tiempo a pensar demasiado, simplemente actué.

- ¿Mi hermano está bien? - Pregunto entrelazando mis dedos con los suyos.

Asiente conteniendo la rabia. No ha debido ser fácil para él, y eso le da mucho más valor.

El médico entra por la puerta. En algún momento mi marido a pulsado el botón que hay al lado de la cama para llamarlo.

- Bueno, veo que has despertado - Dice alegre - has dormido unos cuantos días.

Arrugo las cejas sin comprender.

- ¿Días?

Se acerca hasta mi. Saca una pequeña linterna y me apunta directamente a los ojos. Durante un instante no veo nada, solo una luz cegadora.

- Ocho días exactamente.

Me toma la tensión y levanta un dedo que mueve de izquierda a derecha lentamente. Vamos, todo lo que he visto hacer en las películas. Sonrío por mi propia broma y Marcus sonríe conmigo al verme feliz.

Espero a que el médico se vaya. Nos quedamos solos y tengo que hablar con él.

- Marcus... Mi padre esta...

Su mirada se endurece al momento.

- Muerto, Mía. Lo maté y lo haría mil veces si hiciera falta.

En lo más profundo de mi ser lo sabía. Recuerdo el momento en el que Marcus le apuntaba y mi padre me apuntaba a mi. Si nos disparó, mi marido también  lo hizo.

- Lo imaginaba.

Me entristece pensar que mi padre está muerto, pero estaba tan empeñado en acabar con nosotros, incluso intentó matar a Paul, que siempre ha estado a su lado haciendo todo lo que él quería.

- Tenemos que hablar, cariño. El médico no te ha dicho nada de las heridas porque le pedí contártelo yo.

Se sienta a mi lado en la cama. Yo intento incorporarme, pero los puntos me tiran y un dolor agudo recorre mi estómago.

- ¿Qué ocurre con las heridas? ¿Qué es lo que tienes que decirme?

- No se como empezar... - Mientras más le cuesta decirlo más nerviosa me pongo.

La máquina que controla mis constantes pita con más velocidad que antes. Marcus desvía la mirada observando como mi corazón se acelera...

- Estabas embarazada - suelta de sopetón - Pero las heridas eran demasiado graves... Los médicos no pudieron hacer nada...

No se el tiempo que espero a despertarme y que lo que me acaba de decir sea un sueño, una pesadilla de la que voy a escapar en cualquier momento.

No puede ser ¿cómo voy a estar embarazada? ¿Y la inyección? Está claro, no ha funcionado y yo me coloque como una diana delante de la pistola de mi padre. Maté a mi hijo con mis decisiones.

En algún momento, sin saberlo, tuve que elegir entre mi hermano y mi hijo... No puedo creer lo que he hecho...

- Mía ¿estás bien? - Marcus coloca su mano sobre mi mejilla para llamar mi atención.

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