Entre Mafias romance Capítulo 49

Mía

En la parte más alejada del bar de Marcus, observo como tontea con esa chica. Una mujer explosiva con los pechos a las alturas de la barbilla y las piernas hasta casi mis hombros. Cualquier hombre estaría loco por pasar una noche con ella y Marcus no iba a ser una excepción.

Puede que lleven tiempo viéndose, tal y como yo le dije, un año es mucho tiempo y las cosas cambian. Sus sentimientos han podido desaparecer, aunque si se fue después de lo que pasó aquella noche seguramente fue porque se dió cuenta de que era una estúpida que actuaba sin pensar, hasta el punto de matar a su hijo.

- ¿Qué piensas? - Tom coloca una de sus manos sobre mis hombros para llamar mi atención.

Desvío la vista hasta él, así dejo de ver a la parejita.

- ¿Los has visto? Se comportan como críos - Suelto enfadada.

Tom ríe por lo bajo. Algo debe de hacerle mucha gracia. Alguna broma misteriosa que yo no comprendo. Sigo mirándolo con cara de poker esperando que me lo explique.

- Mía ¿No lo ves?

- Ver que.

Me abraza con  cuidado. Coloca sus manos sobre mi cadera y acerca sus labios a mi oído igual que hizo Marcus hace un rato con esa mujer. La gran diferencia es que Tom es mi amigo y este comportamiento empieza a incomodarme.

- Quiere darte celos. Lleva toda la noche pendiente de ti. Ahora estoy seguro de que le encantaría matarme - Susurra en mi oído.

Despacio me giro hasta ver como Marcus no nos quita el ojo de encima. Aprieta los dientes y deja el vaso de whisky sobre la barra. Puede que Tom tenga razón, pero si lo pienso bien ¿por qué debería estar celoso? Él me dejó, se fue y no volvió a ponerse en contacto conmigo ni con su hermano.

- Tengo sed ¿quieres algo de beber?

No debería acercarme a ellos, debería poner tierra de por medio y largarme de este pueblo cuanto antes, pero soy incapaz de hacerlo. Puede que todo esto termine por volver a romperme, pero no hay otro camino.

- Claro, traeme una cerveza - Pide.

Camino hasta la barra como el que camina hasta el patíbulo donde lo van a matar. Puedo decir claramente que me tiemblan las piernas. En el último segundo cambio mi dirección y me acerco al otro camarero que se encarga de servir las bebidas.

- Una cerveza normal y otra sin alcohol, por favor.

Espero mientras el chico me la sirve, pero veo como Marcus se acerca por el otro lado de la barra. Como por arte de magia, como si mi cuerpo reaccionara a cada movimiento de él, siento mi corazón acelerarse.

- Pensaba que no bebías - Dice divertido.

Extiendo el brazo para coger los vasos de cerveza, pero estoy tan nerviosa que no calculo bien y le doy un pequeño golpe volcando toda la cerveza por la barra, que al momento cae sobre mis pantalones.

- Madre mia, perdona - Pego un salto hacia atrás - Que torpe soy - Susurro para mi.

- No te preocupes, no pasa nada - Marcus pasa un trapo absorbiendo toda la cerveza que chorrea por todas partes.

Tierra trágame. La mujer explosiva sentada a unos metros de mi ríe divertida. Si, es muy gracioso zorra del infierno. En cuanto ese pensamiento pasa por mi cabeza mi humor cambia. No suelo decir palabrotas, pero ha sido muy liberador.

- Eran dos cervezas ¿verdad? - Dice Marcus abriendo uno de los grifos y colocando el vaso.

- Una sin alcohol, pero da igual, ponme una fanta.

- Una fanta para la chica más guapa del local - Dice mirándome intensamente.

Se pasa la noche tonteando con una mujer en mis narices y ahora me suelta esto ¿desde cuando Marcus juega a varias bandas?

- Ten cuidado a ver si te va a escuchar tu novia.

Cojo los vasos y me alejo de la barra. Soy tonta, tonta, tonta. Mi comentario es el típico ¿por qué he tenido que saltar? Ya debería haber aprendido a morderme la lengua. ¿Cómo puedo estar celosa después de todo lo que nos ha pasado? Ya deberíamos haber comprendido que nuestras vidas son mejores cuando estamos separados. Bueno, la mía no, pero está claro que la de Marcus si ha sido mucho mejor.

Después de mi estúpido comentario he intentado ignorarlo el resto de la noche. Es cierto, que en algún momento la mujer explosiva desapareció y Marcus siguió sirviendo copas, pero no me he permitido el lujo de volver a prestarles atención.

Miro el reloj algo cansada, son más de las tres de la mañana, aunque mañana no trabaje tengo ganas de llegar a casa y acostarme.

- Estas cansada ¿verdad?

Tom deja su copa sobre una de las pequeñas mesas redondas.

- Un poco, es muy tarde.

Me quita mi fanta de las manos y la deja justo al lado de la suya. Me sujeta la mano. Le conté mi pequeña mentira, le dije que me había salido sin querer y que ahora tenía que hacerse pasar por mi novio. No le gustó mucho la idea, dice que tengo que afrontar las cosas como vengan y que no debo esconderme detras de una mentira, y aunque no está de acuerdo conmigo, me ayuda con mi farsa. Es un gran amigo.

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