Entre Mafias romance Capítulo 51

Mía

No entiendo porque me ha afectado tanto verlo en la terraza junto a Carmen, la intimidad con la que la ha tratado, comprobar que Marcus se siente lo suficientemente cómodo con ella como para llevarla a su casa ha sido un  cubo de agua fría.

Sé que tiene derecho a rehacer su vida, a olvidarme, a enamorarse de otra mujer y seguir como si nada y eso es exactamente lo que merezco después de las decisiones tan malas que tomé, pero el dolor sigue en mi como el primer día. No consigo alejarme de él, no puedo. Querer arrancarlo de mi cerebro o de mi corazón es como querer arrancarme una parte de mi cuerpo. Imposible.

- ¿Estás mejor? - Pregunta Killian pasando un brazo por encima de mis hombros.

Ahora me siento avergonzada. Ellos siempre me han estado ayudando y yo sigo anclada en el mismo punto, siendo solo una carga.

- Lo siento, siento mucho ponerme así - Susurro intentando contener el nudo en la garganta - Pero lo voy a intentar, de verdad.

- Creo que debería hablar con él - Killian se levanta decidido.

No puedo permitir que le cuente todo lo que ha ocurrido este año. Le jodí la vida y ahora es feliz. Eso es lo único que importa

- ¡NO! Me lo prometiste - Me levanto para encarar a los dos hombres que me miran -  los dos lo hicisteis. No podéis romper vuestra palabra

-Está bien, está bien - Killian resopla con poca paciencia - Pero así no puedes seguir.

Vuelvo a desinflarme como un  globo cuando mi secreto vuelve a estar a salvo. Me levanto despacio, necesito estar sola y pensar. Este año he cambiado mucho, me cuesta estar en sitios cerrados, me siento agobiada, pero también me gustan los momentos a solas en los que solo me interrumpe el ruido de mis pensamientos. Leer un buen libro escuchando el mar de fondo, salir a hacer footing rodeada de árboles y animales, he aprendido a apreciar las pequeñas cosas, las que antes pasaban desapercibidas.

- Bueno... Ha sido un  día muy largo, me voy a la cama.

Me alejo cabizbaja. El peso que llevo sobre los hombros cada vez pesa más, me oprime más, no se como voy a superarlo esta vez. Podría haber vivido alejada de Marcus,  imaginar su vida y pensar en él, pero tenerlo de vecino, ver en primera persona su idílica vida con otra mujer... No se si voy a ser capaz.

Veo en el reloj como las horas pasan una tras otra, no me pierdo ninguna. Le doy vueltas y vueltas a la cabeza como en mi peor época, y eso me asusta más que todo lo que está ocurriendo, porque no ves venir que te has hundido, un día te levantas como cualquier otro día, y te das cuenta de que no puedes más, que el agua te llega al cuello. No puedo volver a sentirme así.

Me levanto sin hacer ruido y me pongo un chándal y las zapatillas de correr. Recojo el pelo en una coleta alta, después de dar varias vueltas por la habitación encuentro los auriculares. Me encanta correr escuchando música.  Salgo de casa  antes de que amanezca.

Comienzo con un ritmo estable, para calentar, no quiero lesionarme, poco a poco me voy sintiendo más cómoda. La canción " Highway to hell"  Resuena en mis oídos.

Acelero un poco el ritmo, me gusta mantenerme en un nivel alto, casi no te deja pensar, solo puedes estar concentrada en el ritmo y la respiración, justo lo que necesito.

Cuando más concentrada estoy, una mano se cierra sobre mi hombro. Meto un grito y tiro del cable de los auriculares para quitármelos rápido.

- Soy yo, tranquila - Marcus lleva ropa de deporte y está casi tan sudado como yo.

Coloco las manos sobre las rodillas y me inclino un poco hacia delante.

- Joder, que susto me has dado - Digo con el corazón a mil.

- Perdona -  se disculpa - ¿qué haces por aquí tan temprano?

Voy haciendo estiramientos para no enfriarme demasiado. Primero hago círculos con un tobillo, después con el otro, estiro las piernas...

- ¿Qué haces tú tan temprano? ¿Has dejado sola a tu novia para salir a correr?

No puedo evitarlo, me sale sin pensar. En realidad el único motivo por el que le saco el tema de la novia es para saber si pasaron las noche juntos.

Mi diablilla personal, esa que se encarga últimamente de amargarme la vida, se posa sobre mi hombro y me dice: se han pasado la noche teniendo sexo en casa de tu marido, te ha olvidado, asúmelo de una vez.

Marcus cambia la expresión después de mis palabras. Conozco al Marcus frío y despiadado, aunque debo admitir que no es mi favorito.

- Bueno, necesitaba destensar los músculos - Dice como si me contara un secreto muy divertido.

Se ha acostado con su novia, lo más natural del mundo, pero que a mí me sienta como si me clavaran mil alfileres.

Le contesto con una pequeña sonrisa, me coloco los auriculares en los oídos de nuevo y arranco a correr para alejarme de él lo antes posible. No quiero desmoronarme, ni quiero que él lo vea.

Cuando las piernas me duelen y los pulmones me arden, paro de correr, voy bajando el ritmo hasta que termino caminando. Pego la espalda en el tronco de un árbol y me voy dejando caer hasta que me siento sobre la húmeda hierba.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Entre Mafias