Xenia no tenía impresión de cómo se cayó en el sueño.
Parecía que Simón la abrazó a la habitación cuando estaba dormida.
No supo a qué ahora era, ni dónde fue Simón.
Por el sueño, le ansió mucho a Simón, también sus brazos.
En consecuencia, Xenia llevaba un abrigo ligero y abrió la puerta.
Fuera estaba el criado. Después de todo, Xenia estaba embarazada, y también por la situación especial de hoy, Simón lo dejó guardar a su lado para evitar accidentes y le informar cuando Xenia se levantó.
Así que el criado bajó el celular tan pronto como salió Xenia.
-Señora Xenia, estaba despierta, voy a enterar al señor Simón.
Xenia lo detuvo, -No hace falta, voy a encontrarlo, ¿dónde está ahora?
Ya eran parejas, al criado no le extrañó el encuentro de Xenia al despertarse. Le contestó respetuosamente, -El señor Simón está en el cuarto de estudio, el asistente Rafael acababa de llegar.
¿Rafael vino?
Xenia llevó un rato en pensar, “¿Acaso hay algo para discutir?”
¿No estaría bien si le iba a molestar?
En ese momento, el criado añadió con cuidado, -Señora Xenia, no se preocupe, hace un poco, he visto que el asistente Rafael ha salido del cuarto de estudio para dar un paseo, ahora el cuarto de estudio sólo queda el señor Simón.
Con un poco de sorpresa, Xenia asintió con cabeza.
-Muchas gracias.
El criado le dio una sonrisa ligera.
Después, Xenia se largó hacia el cuarto de estudio.
Estaba bastante familiarizada con la estructura ahora. Cuando acababa de trasladarse aquí, frecuentemente se perdía, ni distinguía la dirección.
Posteriormente, cuando Simón sufrió el accidente en el avión, llevó un largo tiempo viviendo sola aquí.
Porque no quería que le molestasen los criados cuando tenía mal humor y estado, ella misma había tanteado todo el camino sin guía por más que se perdiese.
De esta manera, Xenia estaba naturalmente familiarizada con este lugar después de un largo plazo.
Dentro de un poco, Xenia llegó al estudio.
Aunque la puerta estaba cerrada, Xenia no se sintió extraña. Ella llamó la puerta.
Soñó la llamada de la puerta.
Simón estaba en un momento crítico, cuando el golpe de la puerta le despertó de los recuerdos. A mediada que frunció el ceño descontentamente, la atmósfera a su lado se volvió peligroso.
Por la interrupción repentina, Simón no estaba de buen humor, especialmente en ese momento.
Simón apretó los labios sin contestar.
Afuera Xenia estaba muy dudosa. ¿Por qué no respondió después de llamar la puerta? ¿Acaso se fue?
Xenia intentó llamar de nuevo, con mucho cuidado.
-¿Quién?
Al fin, soñó una voz fría desde dentro, como si no tuviera temperatura, lo que le hizo a Xenia congelada.
¿Qué pasó?
La voz se oyó extraño.
De todos modos, Xenia le contestó suavemente, -Soy yo.
Pensaba que le reprocharía por llevar menos, pero ahora no pudo decir ningún reproche.
-¿Qué pesadilla? No te metas, los sueños son contrarios a la realidad.
Xenia seguí en un tono sordo, -¿De verdad? ¿Por qué dicen que los sueños son previstas?
-¿Quién te lo dice? Eso es infundado, sueño es sueño, no puede convertirse en la realidad.
Xenia también creía que tenía razón.
Sueño era sueño, ¿cómo podría convertirse en la realidad?
Ella también lo entendió, pero el sueño le dejó experimentar las cosas, como si fuera real. Acababa de despertar de la pesadilla, pero ahora todavía latía de miedo. De todos modos, ella quería verlo lo más pronto posible.
Y ahora estaba en sus brazos, Xenia se tranquilizó y se alivió.
Ella quedaba generosa y cómodamente en sus brazos, al mismo tiempo, su hombre estaba borrando el sudor en su frente y diciéndole algo en un tono suave.
Pero poco a poco, Xenia sentía algo extraño.
Ella acababa de cuidarse a sí misma sin darse cuenta del extraño de Simón en absoluto. Cuando se tranquilizó, descubrió que Simón latía rápida y inestablemente.
Al pensar en eso, Xenia lo observaba con cuidado. Aunque Simón dijo en un tono bastante suave, se distinguió la respiración inestable si lo oyó detenidamente. Él dijo jadeando.
Especialmente, al llamar la puerta de nuevo, también le había preguntado indiferentemente.
Así que Xenia estaba preocupada por un silencio largo, y entró directamente un rato después de pedir el permiso de entrar.
Realmente le inquietaba que le pasara algo mal a Simón.
También debido a su comportamiento distinto cuando fueron a la casa vieja, Xenia pensó mucho.
Junto entró, lo vio recogiendo las cosas. Xenia no lo tomó en serio, sólo lo trató como el trabajo de la empresa. Pero ahora creía que a lo mejor no era tan simple.
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