Después de salir de la Villa Hoikong.
Rafael volvió a casa en coche. Durante en el camino, recibió la mensaje de Ariana.
“Señor Rafael, ¿su jefe está satisfecho de los documentos?”
Rafael no pensó mucho ante la noticia, y le contestó.
“Está bien.”
Al terminarlo, Rafael quitó la interfaz de Whatsapp, inconscientemente, abrió la agenda, y vio un nombre conocido.
Naomí.
Llevaron un largo tiempo sin verse desde cuando regresaron del extranjero, tampoco mantener en contacto. En aquel día, Naomí ya le había dicho lo que quería. Si iba a molestarle de nuevo, realmente no sería un comportamiento de caballero.
Así que se había estado reprimiendo de encontrarla.
No sabía cómo estaba durante mucho tiempo.
Finalmente, Rafael se contuvo de llamarla por teléfono, y continúo conduciendo el coche.
Sin embargo, Rafael llegó inconscientemente a la empresa anterior de Naomí.
Debido a que era el fin de semana, no había gente en el edificio. Rafael paró el coche, bajó la ventana y miraba la entrada.
Él aguzaba los ojos en la puerta, imaginando el aspecto de Naomí cuando fue a trabajar.
Antes de regresar a la patria, ella se debía de estar muy contento al ir a trabajar, en una falda bonita y con un bolso mono, y corría a prisa a la empresa con los pasos cortos. Si estuviera ansiosa, a lo mejor se le caerían las cositas en las manos.
Si se inclinara para recogerlo, sería posible que se cayeran más cosas por la postura apresurada.
Después de todo, le dio una impresión olvidadiza. A Rafael no le gustaron las chicas de este tipo antes. Pero si fuera Naomí, pensaría que era muy linda.
La imaginación realmente podía hacer que la gente fuera irracional.
Rafael de repente recordó una frase.
“Los enamorados son más estúpidos.”
No se atrevió a llamar a Naomí, y paró el coche debajo del edificio sin nadie. Era realmente un tonto.
Un rato después, Rafael se largó del edificio.
El tiempo fluyó con precipitación.
Naomí se quedaba en el hospital para cuidar aMateo. La pareja vio todo lo que hizo Naomí en forma cuidadosa y, en secreto, Brisa la elogiaba muchas veces ante Mateo.
Brisa no lo hizo caso, seguía comiendo las mandarinas, mientras decía, -Sí, llevo tantos años viviendo contigo, sé qué tipo de persona eres. Justo debido a que sé claramente cómo eres, cuando dijiste que iba a cortar la relación con tu hija, ¿sabes qué yo estaba pensando? Pensaba cómo se habías vuelto así, no te conocí como así, en ese momento, supe que habías cambiado. ¿Crees que me atreví a decirlo? Si te lo indiqué, a lo mejor me pediría el divorcio y esta casa realmente rompería. ¿Lo sabes? Que dependa de mí para sostener esta casa.
Mateo dijo, -Dices tanto, ¿sólo te tomas todo el mérito?
-¿Qué? ¿Acaso no son los méritos míos? Durante estos 5 años, ¿no sabes cómo estabais tú y Naomí? En los festivales, ¿yo no la llamaba? Si fuera igual que tú, a lo mejor la hija no regresaría a casa y se fugaría con alguien. Como esta vez, cuando te ocurrió el accidente, ¿no soy yo que pedí regresar a tu hija entre sollozos? De no ser así, ¿puedes tener una vida de hoy?
Brisa se quedaba emocionada mientras decía, -¿Ahora quieres dejarme como tu bienhechor en cuanto no te requieres la ayuda?
Si seguía hablando con ella, Mateo creía que iban a discutir de nuevo. Desde cuando se trasladó Naomí, ellos discutieron más que antes. Cada vez después de la discusión, Brisa se escondió en la habitación para llorar secretamente. Mateo no sólo estaba enfadado sino que estaba arrepentido y angustiado.
Sin embargo, él no era capaz de consolarla.
Ahora, después de que experimentó la muerte, de repente no le importaron muchas cosas.
A su edad, no haría falta hacer todos caso, especialmente entre los familiares. Era sólo un asunto pequeño, ¿por qué lo trató en serio?
Si estuviera anterior, Mateo podría creer que la otra parte no lo perdonaría al contar con la razón, seguramente discutiría con su mujer, y finalmente diría que era muy caprichosa.
Pero ahora todo eso no le importaría.
La vida era tan corta. Para él de esta edad, no le quedaría mucho tiempo.
Al pensar en eso, Mateo soltó un suspiro, dijo ligeramente, -Ya basta, Brisa, no pensaba dejarte, durante estos años, te has dedicado a esta casa, en ese momento, yo estaba confundido sin pensarlo bien.
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