Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1042

Las palabras de Señor Mastache no hicieron que Naomí se enfadara, pero el intermediario, que casualmente volvía del baño, se quedó atónito, seguido de una mirada de decepción en su rostro. «Parece que no habrá contrato.»

-Señor Mastache, cuando hizo su petición, yo ya sabía que sería imposible cumplirla. Pero aun así, quería mostrar mi sinceridad con los tallarines que hice, y decirte que su esposa permanece en tu corazón para siempre, independientemente de la muerte...-Se detuvo de hablar Naomí, y se sonrió de repente por haber recordado su enamorado.

-La felicidad que ha existido entre ustedes perpedurá.-agregó ella.

Pobre de ella, no haber recibido nunca una respuesta de dicho enamorado.

Señor Mastache la miró, moviendo los labios, pero no le salió ninguna palabra.

-Ha sido un honor ser testigo de la receta de su esposa. Ahora debo retirarme, ya que mi padre sigue en el hospital esperando que lo atendamos. Que le vaya muy bien -dijo Naomí. Luego, se levantó y tomó la mano de Brisa para irse juntas.

Brisa, desilusionada sin medida, avanzaba con Naomí cuando oía la llamada de Señor Mastache.

-Un momento, por favor.

-Señor Mastache, ¿hay algo más?- preguntó Naomí tras detetenerse.

-¿Qué piensas de diez mil euros al año?

-¿Eh?- Naomí no podía creer lo que escuchaba.

-Aunque no cumples la condición de libre del alquiler, puedo reducir la renta a diez mil euros al año para ti. Precio familiar, ¿le parece bien?

-Señor, qué está...- Naomí contuvo la respiración.

-Eres la primera persona que puede entender mis sentimientos por mi mujer; todos los chefs que han venido a negociar conmigo sólo han querido mostrar sus habilidades culinarias delante de mí, o simplemente han querido aceptar el reto.

Sólo el propio Señor Mastache lo sabía: su mujer había muerto y nunca podría haber otra persona en el mundo que le produjera el mismo sabor, porque su mujer era única en su corazón.

Sin embargo, Naomí fue ingeniosa y creativa, creando para él un sabor propio de amor, amargo y dulce. La amargura trajo una tenue dulzura a la lengua a la vez. Era como la dulzura que sentía cada noche interminable cuando pensaba amargamente en su esposa y recordaba su sonrisa.

-Así que el alquiler es de diez mil euros al año, y espero que puedas devolver a esta tienda su gloria para que tanto mi mujer como yo seamos muy felices.

*

Después de salir de la villa de la familia Mastache, Brisa sintió que estaba soñando.

-¡Esto es increíble! ¡Naomí, eres la más inteligente del mundo!

-¿Está todo acordado?

-Sí -asintió el Señor Mastache. Se rió a carcajadas brusacamente y dijo.

-Hace tantos años que no nos vemos, que no pensé que te acercarías a mí por una mujer...-

El otro hombre no quiso continuar la conversación y se excusó diciendo: -Tengo una reunión en cinco minutos.

-Cinco minutos son suficientes para contarme cómo os conocisteis-. Señor Mastache insistió.

-Primero, me cuenntas cómo pasó tu prueba.

Al oír esto, Miguel Mastache bajó la mirada y tomó otro bocado, asimilando el sabor en su lengua con cuidado. Luego, dijo,

-Me recuerda a mi esposa.

-¿Cómo?- La otra parte exclamó de sorpresa.

-No me lo malinterpretes. Mejor dicho, fueron los tallarines hechos por ella que me recuerdan a mi mujer -Miguel sonrió ligeramente-. La chica es bastante agradable, así que si realmente te gusta, debes aprovechar la oportunidad y apreciarla de todas maneras.

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