¡Qué triste era al recordarlo!
Dudando angustiada, Naomí se detuvo. Cuando decidió volver, Diego reaccionó.
Justamente Diego miró hacia Naomí.
Principalmente solo lanzó un vistazo cualquiera sin ningún motivo y retiró la mirada.
Pero después, se suspendió y volvió a echar la mirada como si quisiera asegurar algo.
Aunque los dos estaban un poco lejos, gracias a la buena vista, Naomí vio bien todos los comportamientos de Diego. También ella sabía que Diego había asegurado haberla visto y ella ya no tenía oportunidad de huirse.
“Huf, debería escaparme sin pensar tanto”, ella pensó.
Ahora…
Naomí se le acercó contra su voluntad, levantó la mano hacia Diego impasible y esquinó la boca indiferentemente.
-Buenos días, presidente Diego. ¿Dónde está Rafael?
Diego se asombró al verla acercárselo, porque según las dos circunstancias de antes, él se creía que ella se huiría cuando lo vio.
Nunca pensaba que ella se lo acercaría.
-Buenos días, presidente Diego. ¿Dónde está Rafael?
Naomí no solo le llamó a Diego presidente, sino que también primero preguntó por Rafael en vez de él.
Diego empezó a sentir celos.
No pudo dejar de preguntarle,-¿Sois novios?
Naomí no supo cómo responderle.
Al principio, se lo acercó contra su voluntad. A ella le costó mucho armarse de valor para hablar con él. En realidad, ella había pensado cómo llamarle. El trato de señor era un poco molesto, por eso decidió llamarle presidente Diego como lo que hacían los demás.
Ella creía que él no quería contestarle.
Según el temperamento de Diego, él debería solo contestarle con sí y asentir con la cabeza como respuesta.
Pero Diego le hizo esta pregunta inesperadamente.
¿Novios?
Naomí se sorprendió.
¿Qué significaba?
Naomí se asombró, se quedó confusa y finalmente ya entendió todo.
Diego estaba preguntando si Rafael y ella eran novios. ¿Por qué? ¿Porque ella primero preguntó por Rafael?
Cuando ella quería negarlo, Diego se levantó, le entregó la manta y dijo en tono frío,-No te pregunto en serio y no tienes que contestarme. Además, gracias por la manta de anoche.
Naomí recibió la manta.
-Rafael está en el baño, saldrá pronto. Ahora me voy porque tenemos una reunión en la empresa. Por favor, dile a Xenia.
Al terminar las palabras, se fue directamente como si no hubiera ocurrido nada.
Mirando su espalda grande, por instinto, Naomí quiso explicárselo que no había ninguna relación entre Rafael y ella.
Pero con la boca abierta, su garganta era seca y no pudo decir nada.
Mirándolo hasta perderlo de vista, Naomí bajó las manos, que estaban con la manta.
Se sintió arrepentida.
Ya, no había nada que explicar.
A Diego no le importaba si Rafael y ella eran novios.
Si le importara, la razón solo sería que Diego quería que ella tuviera novio para que no le molestara.
-Empanada y lecho de soja, ¿de acuerdo?
-De verdad, no hace falta. Descansa, ya llevas toda la noche velando.
-Pues estás de acuerdo.
Rafael se fue a comprar desayuno al terminar sus palabras. Naomí se puso nerviosa y en seguida le alcanzó,-No tienes que cuidarnos. Además, es yo quien tiene que comprar desayuno en vez de ti.
Temiendo que Rafael no le hiciera caso, Naomí arrastró su ropa.
A Naomí este comportamiento no le importaba nada porque ella solo tocó su ropa en lugar de su cuerpo.
Pero para Rafael, esto significaba mucho.
Rafael se detuvo, se fijó en la mano de Naomí que estaba sujetando su ropa y se quedó en silencio.
Naomí también se dio cuenta de qué estaba viendo Rafael. Inmediatamente retiró la mano y dijo muy embarazosa,-Perdón. Es que me preocupo porque habéis velado toda la noche. En cambio, yo he dormido dentro tanto tiempo y no puedo estar sin hacer nada.
-Solo es comprar desayuno. No pasa nada. Espera.
Esta vez, Rafael se fue y Naomí no lo siguió.
Ella se quedó ahí por un tiempo y volvió a sentarse. Encontró que ella seguía con la manta entregada por Diego.
Al verla, se sintió decepcionada más.
Cuando Naomí estaba pasmada, se oyó una voz,-¿Dónde están mi hermano y Rafael?
Naomí se recuperó y encontró que Xenia había salido.
-Rafael ha ido a comprar desayuno y tu hermano ha vuelto a la empresa.
Notando que no estaba bien cuando Naomí mencionó a Diego, Xenia dejó de preguntarle y miró hacia la sala de hospital.
-¿Y Simón? ¿No se ha despertado?
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