Naomí escuchó eso, la emocionó un poco en la corazón.
Resultó que Diego fue a buscar Miguel de verdad.
-Estoy sorprendido por lo que piensas, ¿tantas desconfianzas tienes para tí misma? Es obvio que eres una chica vigor, ¿por qué te conviertes en ciega y obsetruida en las relaciones románticas?
Naomí se sintió un poco vergonzosa, -Perdón, yo estuve muy confundida aquel entonces. Todo lo pasó demasiado rápido, no pude aceptarlo, por eso...
Miguel tocó la mesa con el punto de dedo.
-Además, ¿estás enfadada porque crees que Diego lo hizo estas cosas para recompensarte? ¿Incluso, piensas que es una limosna?
Escuchó eso, Naomí levantó cabeza rápidamente y los ojos se coincidieron con los de Diego.
No esperó que él contó su pensamiento tan correcto, él supo todo.
-Señor Miguel tú...
-¿Te extrañas por qué conozca bien tu temperamento? Porque mi esposa también era una persona así. No conocí bien su temperamento durante mucho tiempo y siempre la enfadé. Me pareció que ella era irrazonable aquel momento, pero luego supe que fue yo quien lo hice incorrectamente.
-Pero luego mi mujer también fue franca conmigo, porque ella tampoco supo mi corazón aquel momento. Por eso pensó que todo lo hice yo era una limosna, incluso era un insulto para ella. ¿También piensas que Diego también es una persona así, ¿no?
Entendió lo que quiso decir él, la corazón de Naomí empezó a latir muy rápido.
¿Cómo fue posible?
La significación de las palabras de Miguel obviamente fue...
¿Pero cómo era posible que lo de Naomí y Diego fuera mismo como lo de él y su mujer? La amó tanto, no hubo nada que ver entre los dos.
A lo mejor que Miguel hubo malentendido de algo.
Al pensar en eso, Naomí volvió a ser calmada y se rio hacia Miguel.
-¿Señor Miguel viniste aquí a propósito hoy? Gracias por decirme eso, lo entiendo.
Miguel la miró detenidamente, aunque ella dijo que entendió, pero no hubo ningún luz en sus ojos. Si ella entendió lo que él quiso decir, ¿cómo era posible de ser así?
Con rapidez, Miguel encontró la causa del problema.
Si no porque él la experimentó, era muy difícil de saberla.
Al pensar en eso, el toque a la mesa de su dedo tuvo más ritmo, incluso que estuvo pensando que después de lograrse en eso, ¿Diego le debió dos favores, no?
En aquel momento, ¿qué le fue a pedir?
-¿Sabes qué estuvo haciendo él ayer cuando le llamé?
Naomí frunció las cejas y no entendió mucho lo que quiso decir Miguel.
Miguel subió las comisuras de boca levemente, -dijo su secretaria que él estuvo negociando un negocio de millones de euros.
Terminó las palabras, Naomí tembló la mano, miró a Miguel con la vista incierta.
Fuera como no estuviera segura, los labios de Naomí estuvieron temblando, ella miró a la persona en frente.
-Qué quieres decir, señor Miguel?
-Nada, sólo quiero preguntarte si sabes que él abandonó un negocio de millones euros, ¿sigues enfadándote con él o no?
La cara de Naomí quedó más blanca.
Miguel se rio, -Tranquila, no necesitas compensar esta pérdida, veo que él hizo voluntariamente.
Naomí siguió quedando callada.
-Te he traído las mensajes, si no por la amistad con él de tantos años y justo que te conozco, hoy no vengo aquí de verdad.
Dicho eso, Miguel se marchó solo, y dejó a Naomí sentada en la sala atónita.
El tiempo fuera como parado.
Pero nunca vino a su empresa.
Por eso Naomí no conoció el camino, sólo pudo preguntar a la recepción.
Naomí fue muy lista, ella no dijo que buscó a Señor Diego directamente, dijo que ella buscó a la secretaria Carmen.
La recepción oyó que ella quiso encontrar a una mujer, no se puso en guardia con ella fuertemente, pero todavía la miró con los ojos entrecerrados.
-¿Quieres ver la secretaria de nuestro presidente Carmen, ¿tienes cita con ella?
Naomí agitó la bolsa en su mano hacia ella, dijo riéndose, -Ella pidió el ramen en nuestro restaurante, ¿podría ser una cita?
-¿Comida a domicilio?
La recepción quedó suspensa, para decir la verdad, aunque su empresa hubo restaurante para los empleados y también de calidad, todavía hubo momentos que estuvieron hartos de las comidas. Por eso, a veces los empleados no fueron a comer en el restaurante y pidieron la comida a domicilio.
Por eso era normal que alguien vino a la empresa a traer la comida a domicilio. La recepción no la sospechó y llamé directamente a Carmen.
Carmen quedó bloqueada cuando recibió la llamada, -¿La comida a domicilio? ¿Cuándo hice un pedido de la comida a domicilio?
Naomí no esperó que la recepción pudo llamar a Carmen, entonces cuando la recepción estuvo hablando, ella aumentó la voz apresuradamente.
-Señorita Carmen, soy Naomí. El ramen que pudiste en nuestro restaurante, ¿necesitas que los trajo arriba para usted? Si no es conveniente para usted, también puede bajar a cogerlos.
Escuchó su nombre, Carmen se reaccionó inmediatamente.
-Ay, es para traerme el ramen, déjala subir con el ascensor.
Después de colgar el teléfono, la recepción echó un vistazo a Naomí extrañamente.
-Subes con el ascensor de allí, secretaria Carmen te está esperando arriba.
-Gracias.
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