Naomí se mostró aprensiva cuando entró en el ascensor.
Intentó controlar sus nervios. Al fin y al cabo, sólo había venido a hacer una entrega como gesto de disculpa y gratitud.
Antes de salir del ascensor, Naomí respiró profundamente.
Las puertas del ascensor se abrieron y Naomí vio a una extraña mujer.
-Hola, ¿es la señorita Naomí?
Naomí asintió con inseguridad.
-La secretaria de Carmen me ha enviado, venga.
Naomí escuchó el nombre de Carmen y siguió a la mujer, de todos modos no tenía que preocuparse por nada inesperado en el Grupo Leguizamo.
La mujer llevó a Naomí a una habitación.
-Por favor, espere aquí un momento, la secretaria Carmen llegará pronto.
-Gracias.
Naomí miró a su alrededor, era una gran sala con sofás, una mesa de centro e incluso una nevera para el vino.
Debería ser la sala de recepción del Grupo Leguizamo.
La sala de recepción que Naomí había preparado para la compañía de Xenia era mucho peor que ésta.
Cinco minutos más tarde oyó pasos.
-Naomí.
Era Carmen, muy elegante con su traje profesional y tacones altos.
Naomí se levantó y sonrió, -Hola, Carmen.
-Eres tú de verdad, no estaba segura por teléfono -dijo Carmen contenta.
Carmen y Naomí no se relacionaban personalmente, pero se conocían bien porque esta última era una buena amiga de Xenia.
-Sí -Naomí asintió con un poco de timidez.
Iba muy sencilla y enérgica con su coleta, un top naranja y unos vaqueros.
Carmen incluso pensó que parecía una universitaria recién graduada.
-Estás aquí para ver a Diego, ¿no?
Las palabras de Carmen hicieron que Naomí se sonrojara.
-Pero aún está en una reunión.
Naomí agitó la mano apresuradamente y dijo, -Está bien, le esperaré aquí, supongo que tú también estarás ocupada.
-Sí, hice una excusa para salir, y ahora tengo que volver a la reunión.
Naomí se disculpó, -Lo siento mucho.
-No importa, puedes jugar en el ordenador si te aburres, mira, ahí está -dijo Carmen.
Carmen, curiosa por la reacción de Diego, dijo de propósito, -Siendo su secretaria, ¿cómo puedo interrumpir una reunión tan importante?
Diego no contestó y aceleró el paso.
-¿A dónde va? -Carmen lo alcanzó.
Diego no fue a la oficina, obviamente.
-¿A ver a la señorita Naomí?
-Por favor -Diego se detuvo-. ¿Has terminado con tu trabajo?
-No, pero tengo que decirle que Naomí está en la sala de recepción VIP.
Diego miró a Carmen con frialdad.
Carmen no se asustó de la mirada, pero sonrió y dijo, -Y le ha traído unos fideos, pero no sé si es demasiado tarde para que los disfrute.
Diego se quedó sin palabras.
-Entonces, me voy.
Carmen se dio la vuelta y desapareció rápidamente.
Diego se quedó un rato debatiendo si cambiar de secretaria.
Ya no era intimidante para Carmen.
Entonces se dirigió a la sala de recepción VIP.
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