Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1133

Carmen suspiró.

Efectivamente, Naomí no se presentó en la oficina hasta el mediodía.

Carmen pensó: "Parece que ayer Diego no se ocupó bien de las cosas".

La recepcionista no había mentido a Carmen ese día y le había contado todo sobre la conversación de Naomí con Diego, y Carmen no creía que Naomí se enfadara tanto como para acudir a la oficina por unas palabras de una mujer.

Y aunque así fuera, no tenía nada que ver con Diego.

Carmen y Naomí se conocían desde hacía tanto tiempo que sabía que Naomí nunca se desquitaba con nadie.

Entonces todo fue por esa fiesta.

Carmen dejó a Naomí en la fiesta esa noche, pero en lugar de irse, vio a Diego llevarse a Naomí desde la distancia, y Diego parecía estar celoso en ese momento.

Carmen pensaba que los dos iban a estar juntos.

Al fin y al cabo, Diego llevaba muchos años soltero.

Pero una noche después, todo cambió.

Carmen se preguntó qué pasó esa noche para que su relación se paralizara.

Por la tarde, Carmen fue directamente al despacho de Diego.

-Pasa.

La voz de Diego fue fría y sin emoción.

Carmen entró y se puso frente al escritorio, hojeando los papeles, y dijo, -Quiero hablar con usted de este proyecto...

-Puedes decidir por ti misma -la interrumpió Diego golpeando con los dedos el escritorio.

Era la primera vez que Carmen veía a Diego tan impaciente que ni siquiera quería escucharla.

Luego cerró la carpeta.

-Sr. Diego, no quiero ofenderle, pero su estado ha interferido seriamente en su trabajo, así que tengo que preguntarle qué pasa.

Diego frunció el ceño con disgusto, pero no se enfadó, sólo dijo fríamente, -Sal.

Carmen sonrió y no se movió.

-Sr. Diego, creo que conozco a las mujeres lo suficientemente bien como para ayudarle.

Diego miró a Carmen con cierta duda.

Pero...

Diego dijo, algo perdido y cansado, -Déjame solo.

Carmen pensó que podría convencerlo, pero él rechazó su oferta.

-Bien, entonces puede seguir así, pero como su secretaria, estoy siempre a su disposición.

Tras salir del despacho, Carmen puso los ojos en blanco en dirección a la oficina.

Y maldijo entre sí: "Te mereces estar soltero".

Quiso negarse, pero finalmente asintió.

-Gracias.

Rafael se adelantó inmediatamente y la envolvió en un abrazo.

Naomí sintió que su mejilla chocaba con un pecho duro y cálido y oyó los fuertes latidos de su corazón.

El calor de su abrazo la envolvió.

Pero Naomí sabía que no debía hacerlo y trató de liberarse.

Pero antes de que ella pudiera moverse, Rafael apretó su cintura.

-Pues -Naomí no sabía qué decir y estaba un poco sin aliento.

Rafael la soltó de repente, luego sonrió y le tocó la cabeza.

-Perdón, he perdido los nervios.

Naomí se quedó sin palabras.

-Está bien, que tengas un buen viaje.

Rafael tartamudeó algo sin emitir ningún sonido y, finalmente, dijo con impotencia, -Bien, entonces me voy.

Quizá fuera una ilusión, pero a Naomi le pareció oír al hombre decir "espérame".

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