Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1179

Luego se dio la vuelta y corrió hacia la cocina.

Diego terminó de hablar con Miguel y se volvió para ver que la niña había salido corriendo hacia la cocina, dejando a Brisa sola.

Hizo una pausa, luego retomó su desconcierto y se fue con Miguel después de despedirse de Brisa.

Naomí estuvo en la cocina quién sabe cuánto tiempo antes de que entrara Brisa.

-Mamá, ¿se han ido?

-Vete, ¿por qué no te quedas ahí fuera sola si tanto quieres saber?

Naomí no contestó, pensando que acababa de ver a Diego durante el día y que si se aburría de ella si era demasiado pegajosa.

Y desde que se enamoró, se había ocupado muy poco de la tienda, lo que no era bueno, tenía que distribuir su tiempo sabiamente.

*

Ese mismo mes, el tiempo pasó volando y sólo faltaban dos días para que comenzara la cuenta atrás para el día del bebé de Xenia.

Simón la había vigilado aún más estrechamente esta vez, casi hasta el punto de no dejarla, y según Bernabé, creía que su papá se había vuelto completamente loco, vigilando a su mamá como un loco todo el día y ocupándose de todo.

Como estaba cerca del parto, Simón seguía pendiente de Naomí cuando recibió la llamada de Xenia para que viniera a hacerle compañía, por lo que era muy poco natural que Naomí encontrara tiempo para susurrar a Xenia.

Sólo se podía bajar la voz a un nivel muy, muy bajo y gimotear a Xenia en un susurro.

-Por qué no se va Simón, estoy muy incómoda con él mirando así.

Naomí sabía que la atención de Simón estaba sólo en Xenia, pero ella también estaba aquí, y se sintió tanta presión cuando Simón estaba en esta habitación.

Xenia se estaba metiendo una manzana en la boca cuando olfateó y no pudo evitar mirar a Simón para encontrarlo sentado con los brazos rodeando su frente, manteniendo una mirada de muerte.

-Ugh -Xenia no pudo evitar suspirar y se dirigió a Naomí, -No voy a mentir, creo que ha estado francamente loco todo este tiempo, no sé si estará mejor después del parto, prácticamente me mira como si fuera un prisionero.

-Suena un poco a miedo.

Naomí pensó de repente en su futuro con Diego. Si se quedara embarazada en el futuro, ¿la miraría Diego como Simón miraba a su mujer?

Parecía que tampoco era demasiado molesto.

Pensando en ello, Naomí pudo entender de repente lo que había hecho Simón probablemente fue el que le gustaba profundamente el que hizo esto, ¿no?

-En realidad, Simón probablemente se preocupa demasiado por ti.

A Xenia no le pareció molesto el planteamiento de Simón, sólo pensó que le cansaría. Al fin y al cabo, él seguía en guardia cuando ella descansaba, y seguía sin descansar cuando ella estaba despierta.

¿Iba a pasar esto después de tener un bebé?

-Quiero decir lo que digo, pero sigo siendo un cobarde gigante y como que no quiero estar en el mismo espacio que él, así que ¿por qué no... vuelvo primero? -Naomí susurró a Xenia expresando su disgusto.

Ante sus palabras, Xenia le dirigió una mirada socarrona.

-Es una visita rara para hacerme compañía, ¿y te vas después de poco tiempo? ¿Sigues siendo un buen amigo?

Le gustaría, pero el ambiente era horrible.

-¿Qué tal si llamas a mi hermano y te olvidas del asunto?

Naomí sabía que no podía ocultarle que estaba con Diego, y aunque no tenía intención de hacerlo, no lo dijo deliberadamente. Pero después de todo, todavía había un bocazas en la tienda, y ese era Bernabé.

¿Cómo podría Bernabé guardar un secreto a su madre?

Naomí admitió, -Probablemente esté ocupado.

Xenia hizo un gesto con la mano y afirmó, -¿No es más importante su novia que su trabajo?

Naomí se quedó sin palabras.

-Bueno, está en el trabajo ahora mismo y probablemente no vendrá.

Justo cuando terminó, Diego le devolvió el mensaje.

-Espérame.

Naomí no creía que él fuera a decir realmente que sí, y su corazón latió un poco más rápido mientras cogía su teléfono y lo metía en su bolso.

-Te dije que llegaría, ¿no? -Xenia apretó los ojos y sonrió.

-Debe haber oído que estaba en tu lugar, después de todo, eres su hermana, debe haber venido.

-¿Es así? -Xenia enarcó una ceja, poco impresionada.

Diego no tardaba en llegar y cuando vino a buscar a alguien encontró a Simón en la habitación. Ante el hermano de su mujer, el trato de Simón no era cálido, pero tampoco indiferente.

Los dos hombres asintieron a modo de saludo.

Diego se dirigió entonces hacia Naomí, haciendo primero a Xenia algunas preguntas básicas antes de dirigirse a Naomí.

-Me llamó, ¿qué pasa?

Naomí se avergonzó al instante y susurró, -No, no pasa nada... es...

-Hermano -Xenia interrumpió a los dos, -¿No puedo llamarte si no pasa nada? No te limites a trabajar, pasa también un rato con tu novia.

Naomí dio un tirón subrepticio a la camisa de Xenia, pero Diego no respondió y, tras lanzar una mirada a Xenia, pareció asentir a la afirmación antes de asentir, -Bien.

Unos minutos después, Naomí y Xenia miraron con rostros entumecidos a los dos hombres sentados uno al lado del otro, sus auras igualmente frías, y los dos se miraron durante unos instantes antes de escuchar a Xenia suspirar.

-Si lo hubiera sabido, no le habría pedido que viniera.

Lo que Xenia pensó fue que Diego vendría y se llevaría a Simón para poder susurrarle a su hermanita, pero entonces se sentó al lado de Simón.

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