Esposa falsa de Simón romance Capítulo 169

Cuando Frida llegó hasta la entrada, vio el auto de Simón. Y al verla pasar, Rafael la saludó.

-¡Asistenta Frida!-

Frida había sido amable con él antes, pero como ella y Simón habían estado en discutiendo recientemente, no le puso una buena cara cuando vio a Rafael. Solo le echó una ojeada por encima, luego pasó por su alrededor y se fue.

Rafael se rascó la cabeza, preguntándose si había hecho algo mal.

Al poco tiempo vino Simón y Rafael lo saludó con una sonrisa, pero Simón ni siquiera le echó una ojeada para pasar por su alrededor.

¿Será que esas dos personas se pelearon de nuevo al encontrarse?

Al día siguiente, Frida pidió permiso y fue al hospital para hacer un chequeo.

Después de recibir el informe, el médico le dijo que la posición fetal no era muy estable y le aconsejó descansar más para no estar demasiado cansada.

Después de que Frida lo anotó, guardó el informe y se marchó.

Cuando salió, Frida de repente vio una figura familiar, al mirarlo más detalladamente descubrió que era Carmen del Grupo Leguizamo, ¿no era la secretaria de Diego? Recordando que habían comido juntas antes, Frida pensó que sería mejor ir a saludarla.

Entonces Frida se acercó y le dio un toquecito a Carmen en el hombro.

Carmen se dio la vuelta, -¿Fri... da?-

-De verdad eres tú, secretaria Carmen.- Frida le sonrió -¿Por qué estás aquí? ¿Te encuentras mal?-

Carmen se sorprendió al ver a Frida, después de todo, había estado investigando la información de Frida recientemente, y verla aparecer frente a ella ahora le hacía sentir que la escena era bastante ilusoria.

-No soy yo.- Carmen sonrió levemente -Es el señor Diego.-

Carmen no podía entender qué tramaba Diego con Frida. Aunque le pidió que buscara información sobre Frida, el señor Diego no dijo cuál era su propósito. Parecía que le daba mucha importancia a Frida, pero no parecía ser algún sentimiento de amor de un hombre hacia una mujer.

Si no era sentimiento de amor de un hombre hacia una mujer... ¿Por qué Diego le daba tanta importancia a Frida? ¿Era solo porque era amiga de la señorita Sofía?

Pero ni siquiera le había visto preocuparse tanto por su propia hermana...

¡Era muy irrazonable e irracional!

Carmen no pudo acertar la respuesta durante un buen rato, tal vez... Frida podría darle la respuesta hoy.

-¿Señor Diego?- Frida se sorprendió un poco -¿Está aquí?-

-Sí, el señor Diego no se encuentra bien. Vino a hacer un chequeo. Ahora mismo estoy recogiendo los medicamentos que le han recetado.

-Ah.- Frida pensó en algo, -Vuestro jefe trabaja demasiado duro, tienes que aconsejarle que preste más atención a su salud.-

Al oírlo, Carmen sonrió levemente, -Si el señor Diego pudiera escuchar estas palabras de la señorita Frida en persona, estaría muy feliz.-

-¿Qué?- Frida se pasmó por un momento, pensando que lo había escuchado mal.

-No es nada, el señor Diego está afuera. Ven conmigo a saludarlo.-

Sin esperar a que Frida reaccionara, Carmen la tomó de la mano y se dirigieron hacia el exterior. Frida se quedó atónita y la dejó llevarla hacia adelante, no volvió a su consciencia hasta que llegaron frente al auto.

Carmen llamó a la ventanilla del coche. Cuando la ventanilla se bajó, los ojos profundos de Diego se posaron en su rostro.

-Señor Diego, me acabo de encontrar con la señorita Frida, y he pensado que podíamos llevarla de paso.-

Una vez terminado sus palabras, Carmen sintió que la mirada de Diego se había agudizado un poco, parecía que la estaba culpando por tomar una decisión por su cuenta, de modo que Carmen inclinó un poco la cintura y no se atrevió a hablar.

Frida también sintió la opresión. Miró a Carmen con torpeza, y luego susurró, -Solo estoy aquí para echar un vistazo. Tengo un asunto pendiente por aquí cerca, así que no es necesario que el señor Diego me lleve de paso. Os dejo.-

-Sube al coche.-

Frida estaba a punto de darse la vuelta e irse, pero la voz fría de Diego sonó, y sus pasos se detuvieron al mismo tiempo. Entonces le miró con sorpresa, sin entender lo que pretendía hacer.

Ya que un segundo antes aún tenía una cara seria. Frida no quería implicar a Carmen, pero al segundo siguiente... le dijo que se subiera al auto.

Carmen sabía que había estimado bien los pensamientos de Diego, así que con una leve sonrisa en su cara inclinada, instó a Frida que seguía parada allí tontamente, -Sube al auto, señorita Frida.-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón