-¿Cómo? ¿Me gusta Simón?- Frida creyó que esta pregunta era muy difícil, parpadeó y luego negó con la cabeza, -¡No, no me gusta!-
-¡Mentira!-
Naomí no dudó en decir sonriendo, -¡Te gusta él!-
-¡No! No me gusta.- Frida refutó las palabras de Naomí y no admitió que le gustara.
Aunque ahora estaba borracha, inconscientemente creyó que el asunto de que le gustaba Simón era su secreto, que debía mantenerlo en secreto por el resto de su vida y que no podía hacer los demás saberlo.
Al fin y al cabo, el hecho de que le gustara Simón era algo especialmente ridículo a ojos de los demás.
Porque ella no tenía nada y no era lo suficientemente excelente para estar con Simón. Era realmente ridículo que alguien como ella con una mancha en su vida le gustara.
Frida no pudo evitar reírse pensando en eso, con lágrimas en los ojos, que eran como un océano de lágrimas en la luz.
-¡Creo que veo un océano!- exclamó Naomí de repente y luego tendió la mano para tocar a Frida.
Al agarrar accidentalmente el pelo de Frida, esta exclamó con dolor, -Me estás agarrando el pelo.-
-¿De verdad? Lo siento.- Naomí retiró la mano, -Pero realmente vi un océano....-
Hablando de eso, Naomí volvió a tener hipo.
Frida se frotó su cabeza y luego se inclinó hacia la mesa, pero la silueta de Simón volvió a aparecer en su mente.
Era realmente molesto. ¿Por qué él tenía que molestarla a estas horas? Quería divorciarse de él, ¿pero por qué ella seguía pensando en él?
¿Acaso le gustaba a Simón más de lo que lo odiaba?-
El teléfono que dejaba sobre la mesa sonó durante mucho tiempo sin que nadie contestara, porque las dos estaban borrachas. El teléfono sonó varias veces.
-Eso es ruidoso.- Naomí maldijo con rabia. Dejó la botella con fuerza sobre la mesa y se levantó para coger el teléfono, -¿Quién eres?-
¡Dijo con enfado!
Simón no pudo evitar fruncir las cejas al escuchar su voz.
Estaba claro que no era la voz de Frida, así que preguntó fríamente, -¿Quién eres?-
-¿Cómo?- Naomí creyó que esa voz era un poco familiar, -¿Quién soy? ¿No fuiste tú quien me llamó? ¡Cómo te atreves a preguntarme quién soy! Mierda.-
Simón, -...-
Un momento después, la fría voz volvió a sonar, -¿Eres Naomí?-
-¿Cómo sabes mi nombre?-
-¿Dónde está Frida?-
-¿Quién es Frida?- dijo Naomí, hablando aturdida.
Ahora Simón pudo deducir que Naomí estaba borracha y que estaba diciendo tonterías con el teléfono de Frida, así que tal vez Frida estuviera...
Pensando en esto, Simón se enfadó repentinamente, -Dime dónde está, o pierdes tu gratificación.-
Naomí amaba el dinero, así que aunque estaba borracha reaccionó inmediatamente al oír estas palabras.
Y había un montón de botellas vacías de alcohol y comidas en el suelo. La habitación estaba en caos.
Simón, que tenía misofobia, se apartaría si vio esta escena en el pasado.
Pero hoy era diferente. Él había venido por esta mujer que estaba en medio de toda esta basura, así que tenía que llevarla salir de todos modos.
Pero el olor en esta casa era muy incómodo.
Simón contuvo la respiración y luego se la acercó. Si uno se fijaba, pudo ver que avanzó evitando las basuras del suelo. Finalmente se detuvo frente al sofá y miró fijamente a Frida.
Parecía que Frida estaba sufriendo, porque cubría su estómago mientras gritaba de dolor.
Simón frunció las cejas. Ella era realmente irritante. Esta mujer no sabía cuidarse en absoluto, ¿así que por qué él la ayudaba?
Pensando en eso, se volvió para irse.
Pero justo cuando se dio la vuelta, oyó otro grito de dolor de Frida, así que Simón se volvió y la recogió enseguida.
Frida, que había sido recogida de repente, se sobresaltó, forcejeó con fuerza y bajó de un salto, pero dejó caer accidentalmente la botella de la mesa. Esta cayó al suelo y se disolvió al instante en muchos pedazos.
Frida que estaba borracha, sin saberlo, estaba a punto de pisarlos.
En ese momento, una figura alta la recogió directamente y luego la agarró la cintura fuertemente, sin dejar que ella escapara de nuevo.
Rafael, que estaba fuera de la puerta, consiguió alejar a Naomí y entró corriendo, pero solo vio esta escena. Naomí, aturdida, vio a una figura alta ponerse de pie y la figura era...
-¿Él es?- No pudo cerrar la boca por el asombro.
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