Esposa falsa de Simón romance Capítulo 364

-Déjala en paz. Creo que tiene un problema cerebral. -

-De acuerdo. Acababa de decir que no fue con nosotros, y por fin fijó la mirada a la espalda de él. Está bien que lo hizo, pero incluso nos preguntó si ha pasado. ¡Es idiota de verdad! -

Las chicas se fueron mientras se quejaban de ella.

Naomí se mantuvo en que estaba durante mucho tiempo antes de la reacción. Luego ella dio una mirada hacia la dirección donde desapareció Simón, y encontró que entró en un coche. Identificó cuidadosamente el número de la placa de matrícula, y pareció ser de la Ciudad Norte.

No era que se equivocase ni que tuviese alucinaciones, sino que se encontró con él de verdad.

El destino......

Era algo curioso e incluso terrible.

La cara de Naomí se volvió un poco más blanca de nuevo, y luego se alejó rápidamente del lugar.

Después de que Xenia regresó al coche con Bernabé, se había dormido en sus brazos con las manos pequeñas fuertemente rodeadas en su cintura.

Era el hábito de Bernabé, que cada vez que quisiese dormir, sin duda sacaría las manos con fuerza para abrazar a Xenia por temor a que de repente desapareciese.

Xenia acarició su cabeza mientras descansaba reclinándose en la silla.

No se supo que se necesitaría cuánto tiempo para estar allí esa noche.

Cuando pensaba, el teléfono móvil se estremeció una vez. Xenia lo sacó para ver y era el mensaje de Diego.

-¿Dónde has llegado? -

Al ver que era de Diego, Xenia de repente se puso descontento, así que le mandó una frase.

-Gracias a ti, ahora estamos atrapados en la autopista. -

-¿Qué pasó? -

Diego le respondió muy rápidamente. A través de esas dos palabras, Xenia casi podía imaginar que frunciese el ceño al otro lado, que era demasiado vivido.

Xenia le envió un mensaje antes de que él le llamase.

-Bernabé está durmiendo. -

Hizo una pausa porque tardó un momento en responder.

-¿Cómo sabes que voy a llamarte? -

-Si no lo supiese, ¿podría ser tu hermana? Hubo un coche explotado frente a nosotros, y la policía está arreglándolo, que ha pasado muchas horas. -

-¿Por qué no me lo diste? Me voy a recogerte. -

Xenia casi podía adivinar que Diego se levantase y saliese sin pensar nada. Se apresuró a enviarle un mensaje.

-No vengas a buscarme. Comenzaremos a partir dentro de poco. -

Sin embargo, no recibió la respuesta. Xenia no tuvo otro remedio que creer que probablemente estaba listo para salir en ese momento.

¡Plof!

Justo en el entonces, Naomí regresó y tiró la puerta del coche para sentarse adentro. Por cierto, el aire frío del exterior también fue traído. Xenia dobló la cintura inconscientemente hacia adelante para protegerle a Bernabé de la frialdad.

-¿Todo bien? - Xenia le preguntó suavemente.

Naomí se había asustado, por eso, la cara siguió siendo blanca. Ella y Xenia se miraron, pero pareció que no se dio cuenta de su expresión. Simplemente asintió con la cabeza como una tonta.

Xenia le notó que estaba aturdida, -¿Qué te ha pasado? -

-¿Qué? - La voz de Naomí era un poco alta. Después de que se dio cuenta de que su voz pudo ser ruidosa para Bernabé, se apresuró a extender la mano para cubrir la boca, moviendo la cabeza y susurrando, -Nada. -

-¿Nada? - Xenia vio que evitó su mirada y supo que había sucedido algo. Se le levantaron las cejas, -¿Insistes decir que nada pasó con la cara tan pálida como un fantasma? -

Al oír eso, Naomí se apresuró a cubrirse la cara.

No obstante, ella todavía estaba muy preocupada, porque el viaje a la Ciudad Norte era largo. Si Xenia y ella fuesen a un otro lugar, estaría bien. Resultó ir a la Ciudad Norte. Aunque Naomí no entendió por qué Simón inexplicablemente apareció en la Ciudad S, pero ella tenía mucho miedo de hacer que Xenia se acordase de las tristezas.

Así que ciertamente no se atrevió a decirlo frente a Xenia que se había encontrado con Simón.

-¿Qué pasa? ¿No puedes aguantar más otra vez? -

Se oyó la voz ligera al lado. Naomí giró la cabeza hacia atrás y vio la cara de Xenia con una leve sonrisa que estaba mirándola. Sus ojos fríos eran como lagos congelados, como si todo se pudiese reflejar.

Naomí sintió de repente que lo que acababa de decir era más una broma frente a ella. De hecho, ella podría saber lo que estaba pensando.

Sin embargo, eso no le impidió fingir ser estúpida.

De todos modos, Xenia no podía relacionar lo que había sucedido con esa persona. Ella cerró los ojos sentándose a un lado sin responderle a Xenia y no se fingió.

Ella no quería decir nada, y Xenia no la obligó a contestarle a sí misma.

Después de todo, cada uno tenía sus propios secretos. El secreto de Naomí había que ser guardado por sí sola.

La carretera estaba con mucho tráfico al principio, pero pronto se hizo suave sin atasco. El coche se conducía en la oscuridad muy rápido. Poco a poco Xenia también se sentía cansada, y se oyó la voz de Naomí justamente.

-Acuéstate. No tengo sueño porque he dormido un poco. Lo cuido y aquí también está Santino. -

-Bien. - Xenia asintió, y se inclinó hacia atrás en la silla. Pronto se quedó dormida.

Unos minutos después, su respiración se volvió uniforme.

Naomí inclinó la cabeza mirando la cara dormida de Xenia. La expresión cambió un poco.

Esperaba que no se encontrasen con ese tipo, por el contrario... no sabía qué hacer de verdad.

Tal vez Xenia fuese la persona más indefensa.

A pesar de todo, era alguien que la había dañado mucho. No obstante... al mismo tiempo, la había amado mucho también a Xenia.

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