Xenia dormía profundamente y se sumergía en sus sueños como Bernabé.
Naomí estaba preocupada mirando afuera. Era una chica que dormía como una cerdita, pero se quedó espiritosa por la primera vez. Fijaba la mirada en los coches que sobrepasaron el suyo, pero nunca descubrió aquel que vio antes.
Sabía claramente si el coche los sobrepasó o no, se encontraba siempre extremadamente ansiosa.
Finalmente salió de la autopista, y condujeron en la avenida de la ciudad. Por fin, Naomí vio las luces brillantes que iluminaban en todas las casas.
Así era la metrópoli. Aunque había pasado las doce de la noche, se vio muchos hogares que encendían las luces. Y su vida nocturna acababa de comenzar.
Las farolas pasaban rápido fuera de la ventana del coche una por otra, y después de algunos semáforos, Naomí se sintió aliviada al ver que había muchos vehículos locales a su alrededor.
Aunque todos estuvieran en la Ciudad Norte, sería difícil encontrarse por tantos coches. Tal vez fuesen separados o hubiese cambiado de rumbo.
Así que Naomí se puso aliviada, y luego se le cayó el cuerpo lentamente y se acostó.
Exhausta, vigilaba fijamente toda la noche, que se quemaba las pestañas.
Naomí cerró los ojos. Quiso tener un buen sueño, y dijo, -Santino, llámame cuando lleguemos. Quiero dormir un rato. -
-Está bien. -
Santino le respondió suavemente.
A Naomí no le costó mucho tiempo para dormir cuando Xenia recibió la llamada de Diego, que la vibración del móvil no le despertó, sino hizo que Bernabé la sintiese. Tiró de su manga para despertarla.
Xenia le dio una mirada con los ojos soñolientos, -¿Bernabé? -
-Mamá, tu móvil está vibrando. - Bernabé le recordó.
Al oír eso, Xenia reaccionó y lo cogió, viendo que era Diego.
-La llamada de tu tío. Contéstala. -
-Está bien. -
Bernabé recogió el móvil. Xenia continuó teniendo sueño porque se despertó de forma repentina del buen dormir. Por eso, quería vaciarse inclinándose allí. Bernabé terminó la llamada pronto, y luego le dijo, -Mamá, tío dijo que nos esperaría en la salida de la siguiente estación. -
-¿Sí? ¿Cómo lo sabes? -
-Acabo de enviarle la posición. -
Bernabé se lo dijo y luego fue a informarle al Santino.
Santino asintió con la cabeza, -Está bien. -
A la siguiente encrucijada, Xenia vio el coche de Diego de verdad, que se paró no muy lejos, mirando hacia su lado, profundo y distante.
-¡Es tío! - Bernabé susurró.
Xenia la miró a Naomí que se dormía a su lado, roncando.
Bernabé, -Mamá, ¿vamos a despertarla? -
-No. Naomí estaba muy cansada durante el viaje. No es fácil para que concilie el sueño. Déjala dormir. -
Así que la madre y el hijo se apearon del coche juntos y caminaron hacia Diego.
-Hermano.- Xenia miró sin fuerza lo severo que mostraba la profundidad de los ojos de Diego, - ¿No te has dicho que estamos bien? No te hace falta salir a esta hora de media noche. -
Diego la miró de pies a cabeza, y le dijo en voz baja después de asegurarse de que no había sufrido nada, -Estoy preocupado. -
Xenia, -... Tienes que pensar con esmero. Si no estuviese bien, ¿podría enviarte un mensaje sano y salvo? -
Diego, -No pensé tanto. Está bien que no sufras nada. -
-Bueno. Vamos. Siempre me siento incómoda al ver esto. -
Bernabé se apresuró a abrazó a Xenia cuando la notó así, -Mamá, no te asustes. Voy a protegerte. -
A Xenia le recorrió un calidez en el corazón. El coche arrancó después, pero Xenia volvió la vista constantemente para ver la escena no lejos por la ventana sin saber por qué.
Y no se supo lo que pasó con el coche que chocó con la barandilla. El propietario no se movió durante mucho tiempo ni la puerta se abrió.
No se tuvo idea de qué pasó con la persona que estaba dentro...
Xenia pellizcó las cejas suavemente y luego recuperó las miradas.
El coche pronto llegó a la familia Leguizamo. Cuando entraba en el patio, le pareció extremadamente extraño el paisaje a ella, mirándolo.
Aquí había venido antes, pero desde que reconoció su ascendencia para convertirse en Xenia, nunca había vuelto. Hacía cinco años ... Fue la primera vez que volvió desde entonces.
Pareció que había muchos recuerdos.
En ese momento, ella no era de apellido Leguizamo ni la primera señorita de la familia, sino solo una ...
-Aquí llegamos. Vamos. -
Se oyó una voz fría que interrumpió los pensamientos de Xenia.
Xenia reaccionó y se bajó del coche con Bernabé.
Después, Xenia vio que el coche de Santino también siguió el suyo entrando. Susurró, -Naomí estaría durmiendo. Voy a despertarla. -
Al decir eso, Xenia se dirigió bajo la vista de Diego al coche de Santino, y luego abrir la puerta para llamarla.
Naomí se le abrazó un brazo sonriendo como una tonta sin que se supiese qué estaba soñando. Xenia la llamó varias veces y no le respondió nada. Tal vez Diego estuviese impaciente y se les acercó también.
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