Esposa falsa de Simón romance Capítulo 366

-Despiértate, Naomí, despiértate. -Xenia se inclinó hacia abajo y dio unas palmaditas en su mejilla suavemente, tratando de despertarla.

Y Naomí chirrió en este momento, pero luego continuó sin reacciones.

-Déjame ayudarte a subirla. - Justo cuando Xenia no tenía ningún remedio, vino la voz de Diego de atrás.

Xenia volvió la cabeza, - ¿Puedes? -

-Sí. Hoy también estás cansada. Lleva a Bernabé arriba para descansar y me encargaré de aquí. -

Xenia le echó un vistazo a Naomí y asintió con la cabeza, -Vale. Entonces me subo primero. -

-Tía Cristina. -

Una vez más vio a tía Cristina, Xenia sintió algo. Tía Cristina siguió siendo con una cara con suavidad como antes, mirándola con su amable sonrisa, -Señorita, acompáñeme. -

Después de que Xenia se fue con Bernabé, Diego la miró a Naomí sentada dentro.

El asiento en que se sentaba Naomí se quedó poco lejos de la puerta del coche, y él sólo podía alcanzar la mitad de su cuerpo, susurrando, -Despiértate. -

No lo escuchó en absoluto, que cerró los ojos y continuó soñando.

A Diego se le levantaron ligeramente las cejas, que pensó que no se despertaría esa noche.

“Bueno. Por Xenia, la subo arriba.”

Así Diego tuvo que dar la vuelta al otro lado del coche para abrir la puerta. Quería agacharse para abrazarla, pero la mano se paró en el aire cuando iba a tocarla.

No se acostumbraba a tocar a las mujeres.

Diego se irguió de nuevo y miró a su alrededor. No había nadie más que Santino para ayudarlo.

¿Acaso le iba a pedir a Santino que le subiese a Naomí? No se supo que si pudiese sostener el peso que tenía, ni era adecuado dejar que una persona mayor la subiese a una chica.

Pensando en que le había prometido a Xenia, Diego no tuvo otro remedio que llamarla a Naomí varias veces, pero se durmió demasiado y finalmente Diego sólo pudo levantarla en los brazos.

Justo antes se había dormido como una cerdita, pero le abrazó el cuello tras ser levantada con las manos pequeñas como si fuesen deshuesadas pegadas en la piel del cuello de Diego, que le hizo fruncir el ceño.

-Ah…jajaja. -

Diego bajó la cabeza mirándola y descubrió que se reía con la expresión y la voz estúpidas.

Diego, con los labios finos poco apretados, anduvo rápidamente con las piernas rectas hacia el edificio.

Las habitaciones de Leguizamo se limpiaban de vez en cuando, por lo tanto, Diego la llevó a Naomí directamente al cuarto de huéspedes, y luego la colocó en una cama grande. En cuanto quiso retirar la mano, se dio cuenta de que Naomí no quería soltar las manos rodeadas por su cuello.

-¡Suéltame! - Diego le reprendió fríamente, queriendo quitar sus manos hacia abajo.

Naomí no obedeció sus órdenes, e incluso aplicó más fuerza para abrazar su cuello. Las cejas de Diego se fruncían un poco más. No podía reaccionó al ver de repente la chica acostada en la cama de repente se puso de morros, mientras se movía produciendo voces hacia él.

La cara de Diego se cambió, tratando de detenerla, pero Naomí abrió los ojos repentinamente.

Las pupilas irrumpieron en su vista sin que se preparase con la confusión y la tontería del despertarse, y... otras cosa, que se le acercó así.

Diego se encontraba con la expresión fría y la miró fijamente con la mirada sombría.

Los movimientos de Naomí se detuvieron repentinamente por el aura del chico a lo mejor. Luego ... se paró, apenas tocó a Diego.

De repente, le pareció haber sido detenida por el Dim Mak, que todos los movimientos se ponían atascados en que estaba e incluso la expresión y la acción se mantenían como antes.

Naomí miró a Diego que se quedó tan cerca de sí misma, que se sentían ambas respiraciones.

Ella...... ¿estaba en el sueño?

No obstante...... recordó que, en su sueño, el hombre galán la besó con fuerza, que casi no podía respirar.

Sabía que Diego no le trataría así en realidad, porque a Diego le gustaba las chicas menores que él. Aunque quisiese buscar a una, no sería como ella.

Era estúpida y tonta sin coeficiente intelectual suficiente. A pesar de que tenía una cara bonita, no disponía de la competitividad en comparación con muchas mujeres.

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