Esposa falsa de Simón romance Capítulo 461

Para Xenia, esa noticia fue sin duda un golpe por sorpresa que le costó mucho tiempo recuperarse.

"¿Qué significa ser marido y mujer en la ley?"

Xenia sintió que su corazón casi dejó de latir.

Simón se levantó. Las piernas rectas y delgadas se detuvieron frente a ella, extendiendo la mano para quitar el flequillo y diciendo en voz suave y encantadora.

-En estos cinco años, no nos hemos divorciado en absoluto.-

Xenia levantó la cabeza rápidamente con dificultad para respirar.

¿Cómo?

-¿Crees que tienes la libertad de ser mi esposa o no?-

Hablando de eso, la mirada de Simón se volvió más significativa, y la profundidad bajo sus ojos eran emociones que ella no podía entender. Dio un paso más cerca, extendió la mano para sostener sus hombros, se inclinó hacia adelante y sopló suavemente en sus oídos.

-No te dejaré en paz. Y es aún más imposible que levante mi mano arriba en misericordia. Porque siempre has sido mi mujer. No tienes derecho de cancelar esta relación.-

Xenia se quedó atónita durante tres segundos completes. Dio un gran paso hacia atrás y luego gritó con gran enojo.

-¿Por qué no tengo derecho a cancelarla? Hemos pasado cinco años de separación. Aunque no obtenga tu consentimiento, ¡podré divorciarme de ti!-

La voz grande atraía las miradas de los demás a su alrededor. A Simón no le importaba. Incluso si otros se parasen frente a él y lo mirasen, no tendría objeciones.

A Xenia le importaba en los día ordinarios, pero tal vez lo que dijo Simón sobre el derecho le hiciese enfadada, así que ella le respondió de una manera particularmente enfurecida, que no le dio importancia cómo le viesen.

Fue realmente desagradable que dijese la palabra divorcio de su boca.

Simón dio un paso adelante y la cogió del brazo.

-Si el divorcio fuese tan simple como crees, entonces no serías mi esposa en los últimos cinco años.-

Al oír eso, Xenia abrió lentamente los ojos, -¿Me controlas?-

Simón permaneció en silencio, mirándola profundamente.

Después de un rato, Xenia soltó la mano suya con fuerza y se tambaleó hacia atrás. Lo sucedido fue demasiado repentino, y necesitaba regresar para preguntarle a Diego qué había pasado.

Xenia se dio la vuelta y se fue. Simón habría querido perseguirla, pero al ver su rostro pálido, se detuvieron los pasos donde estaba.

Acababa de contarle la noticia, debería necesitar tiempo para digerirla y estaría bien dejarla en paz.

Pensando en eso, Simón miró a Rafael a su lado, -Llévala a casa. Cuidaos en el camino.-

Rafael asintió y la siguió rápidamente.

Xenia habría deseado tomar un taxi para volver a casa sola, pero Rafael condujo hacia ella.

-Señora Shelly, súbase. Es más difícil esperar un taxi aquí. Además, la traje aquí. Señor Simón me pidió que la llevase a casa.-

Los ojos de Xenia temblaron cuando oyó su nombre, y luego levantó los ojos mirándolo a Rafael que estaba sentado en el coche, -¿Es verdad lo que dijo?-

Al escucharla, Rafael hizo una pausa sin responder.

-Eres su asistente. Sabes todo sobre él. Dime. ¿Es verdad lo que dijo? ¿No me he divorciado de él en los últimos cinco años?-

Finalmente, Rafael asintió con el rostro un poco severo.

-Sí.-

Xenia solo percibió que todas las cuerdas de su corazón se rompieron y no podía respirar con incomodidad.

Entonces, ¿qué eran los años que fue abandonada?

-...- Hizo una pausa y se quedó quieta donde estaba.

El hombre rio furtivamente, pensando que fue convencida y decidió subirse. Cuando estaba a punto de abrir la puerta para darle la bienvenida con una sonrisa, Xenia dijo una palabra con frialdad.

-Vete.-

Se congeló la sonrisa en el rostro del hombre, como si no lo hubiera esperado, y permaneció allí durante mucho tiempo.

Cuando reaccionó, Xenia ya se le había alejado.

-Jajaja, Emiliano también fue rechazado hoy. Es raro. ¿No has sido muy bueno en ligar con mujeres en el pasado?- Su amigo del asiento de copiloto seguía burlándose de él.

Emiliano Covarrubias, que fue objeto de burlas, se volvió un poco descontento y luego lo regañó, -Cállate carajo. Me gusta ser así.-

-Es hermosa, la pena es que... no te presta atención.- continuó bromeando el amigo.

Emiliano clavó mirada en la figura esbelta frente a él, -Me empeño en conquistarla.-

Rafael había estado siguiendo a Xenia todo el tiempo. También la vio cuando la coquetearon, pero pensaba que no había nada malo, así que no la alcanzó para detenerlo. Después de un rato, observó que el coche también la seguía a Xenia.

No se sabía por qué no se dio cuenta del coche de Rafael.

Rafael, con el ceño fruncido, quiso detenerlos o llamar a Simón. Xenia se paró al costado de la carretera y se detuvo. Movía la mano a un vehículo.

Era un camión que pasaba por aquí. El conductor parecía ser una persona honrado y se detuvo cuando la vio.

-Señorita, ¿qué te pasa?-

-Tío.- Xenia sonrió, -Quiero ir a la zona urbana. ¿Podrías darme un aventón?-

El chófer parecía ser un poco cauteloso. Mirando a su alrededor, Xenia sabía lo que le preocupaba y solo pudo decirle, -Vine con mi amigo, pero no le dio tiempo para llevarme de regreso, así que no tuve otro remedio de caminar a casa por mí misma. ¿Podrías llevarme con piedad? Te pagaré yo.-

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