Esposa falsa de Simón romance Capítulo 480

Después de un largo rato, Xenia dijo suavemente, -Estás herido, pero no soy médica. No sirve nada que me quede aquí.-

-¡No!- Simón levantó su mirada hacia ella y pido con sus finos labios ligeramente separados, -Ven aquí.-

Su cara era mal, pero tenía un aspecto mejor que antes. Xenia no siguió avanzando, sino que se quedó quieta y susurró, -Dímelo así y puedo oírte.-

-¿En serio?- Simón se burló, -Pero yo no puedo. Ven aquí.-

Xenia dijo, -¡No seas excesivo!-

-Vale, entonces voy a acercarte.- después de decir eso, Simón estaba a punto de levantarse y caminar hacia ella.

Cuando él se movió un paso, Xenia se puso nerviosa, sin poder pensar en nada más antes de caminar hacia él, y luego volvió a presionarlo en la cama, -No te hagas el tonto. El médico acaba de curarte la herida, ¿cómo puedes...-

Los restos de palabras fueron ahogados por su abrazo. Sostenida por él, la expresión de Xenia era aturdida, los latidos de su corazón parecían detenerse por un momento y su aliento era todo el aroma perteneciente a este hombre.

Aunque... aquí era un hospital.

Las pestañas de Xenia se agitaron y su voz era un poco inestable, -Tú, ¿qué estás haciendo?-

Simón respiró con avidez en la nuca suya y respondió con la voz apagada, -Para confirmar que estás sana y salva.-

Xenia se quedó atónita.

-Estoy muy bien, así que suéltame rápido.- dijo Xenia, tratando de apartarlo.

Simón gimió de dolor, lo que hizo que Xenia detuviera toda la acción. Ella era la que le había visto las heridas durante tanto tiempo, así que había sabido lo espantosas que eran esas heridas.

Debía dolerle tanto que gimió en este momento, lo que ella ni siquiera podía soportar mirarlo.

-Tú estás bien, pero yo no estoy.- Simón dijo con la voz lastimoso. El aire caliente que exhalaba rociaba todo el cuello de Xenia. Estuvo muy triste y preguntó, -Aunque solo quiero un abrazo, ¿tienes que rechazarme?-

Xenia parpadeó y sentía que este hombre se estaba seduciéndola, aprovechándose de las heridas simpáticas.

Respiró profundamente para calmarse.

-¿Cuánto tiempo quieres abarcarme?-

-Solo un rato.-

¡Vale!

¡Entonces le creería por una vez! No importaba un rato porque era un paciente que se había lastimado para ella.

No podía rechazarlo con fuerza.

De todos modos, no tenía ninguna pérdida. Además, Simón la había abrazado antes y este abrazo pudo ser... un abrazo anterior.

Sin embargo, subestimó el nivel de desvergüenza de Simón. Al principio pensó que la abrazaría tranquilamente, pero no esperaba que este tipo lo mantuvo por un rato, y empezó a mover la mano que la envolvía en la cintura.

Ante todo, su mano solo se movía suavemente sin ninguna otra manera.

Después se dio cuenta de que Xenia no se resistía, así que Simón se volvió tan imprudente que empezó a subir su mano lentamente hasta tocarle suavemente la espalda. Antes de que Xenia se sintiera extraña y arrugara sus hermosas cejas, levantando la cabeza para ver qué estaba haciendo Simón, una sombra había aparecido frente a sus ojos.

Después, Simón la besó.

Un sentimiento de calor se cubrió sus labios.

Xenia abrieron los ojos y sintió un pequeño cosquilleo como si hubiera tocado por la electricidad.

Aturdida, miró en silencio al Simón que estaba cerca de ella.

Tal vez era por el dolor, ni siquiera abría los ojos y las sombras que sus pestañas proyectaban a su alrededor se vieron frágiles.

Xenia tardó unos segundos en recobrar, alargando la mano para empujarle por reflejo, sin obtener respuesta. Cuando volvió a rechazarlo, Simón empezó a gemir, con los sonidos rotos derramados entre sus labios.

¿Qué podía hacer? No podía abandonarlo aquí.

Xenia apretó los dientes y dijo, -Está bien que te cuides, pero no puedes volver a hacer lo que acabas de hacer.-

-¿Acabo de hacer? ¿Qué?- Simón levantó las cejas y entre ellas había una avaricia.

¡Qué irritante! Xenia le dio la espalda y dijo con voz indiferente, -Me voy primero y volveré a verte más tarde. ¿Te parece bien estar solo?-

-¿Cuánto tiempo?-

-No lo puedo afirmar.-

-No tardes mucho. ¿Qué voy a hacer si me duele mucho la herida y me desmayo?-

Xenia respondió, -Regresaré en una hora.-

Simón finalmente sonrió con satisfacción, -Está bien.-

Xenia dirigió una mirada preocupada a Simón mientras se marchaba. Aunque la expresión de Simón era agradable y abominable, sus labios pálidos y el sudor frío en su frente seguían mostrando que no estaba en un buen estado ahora.

Así que debería ir y volver rápidamente.

Después de que la figura de Xenia desapareciera en la sala, al escuchar el sonido de los pasos que se alejaban, la sonrisa desagradable en el rostro de Simón desapareció lentamente y fue reemplazada por un dolor.

El dolor de espalda le hizo que no supiera qué posición necesitara mantener. Ni tumbarse ni acostarse era apropiado.

Sin embargo... pensando en el dulce sabor de sus labios de hacía un momento, Simón sintió que era algo bueno que estuviera herido.

Un momento después, cerró los ojos y se rio de él mismo.

-Simón, por favor, sea normal.-

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